Los dulces de Todos los Santos siguen protagonizando la cara más golosa del mes de octubre, con productos ya comunes a toda España pero que en cada región conviven con elaboraciones propias, a menudo asociadas a otras festividades. Así sucede en Mallorca, donde estos días celebran Santa Úrsula con la curiosa fiesta de Les Verges y los dulces "buñuelos de las vírgenes", que llevan varios días tentando desde los mostradores de las pastelerías.
Las tradiciones cambian y puede que ahora muchos obradores y comercios hayan incorporado guiños a Halloween o que ya estén ofreciendo turrones, pero nada puede con esa pasión nostálgica que despiertan los dulces más tradicionales. En Mallorca también se preparan buñuelos de viento por estas fechas, pero son los bunyols de les verges los que se convierten en protagonistas de una festividad peculiar.
Santa Úrsula y la leyenda de las once mil vírgenes
El 21 de octubre se celebra la festividad de Santa Úrsula, mártir del siglo V cuya figura tuvo una notable difusión en la Europa medieval, y cuyas celebraciones aún tienen arraigo en algunas zonas como Mallorca. Aunque quizá de la pobre mujer ya se acuerdan pocos.
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La leyenda cuenta que Úrsula, hija cristiana de un rey bretón, accedió a casarse con un monarca pagano a cambio de su conversión y de que pudiera realizar un peregrinaje a Roma con un séquito particular. Tras sus desposorios, la recién coronada emprendió el viaje acompañada de once mil vírgenes, mil para ella y mil para cada una de sus once doncellas. Llegaron a la ciudad santa sin complicaciones, pero en el viaje de regreso, al que se unió el papa Ciriaco, fueron asediadas en Colonia por los hunos.
Las vírgenes y las doncellas fueron asesinadas, y Úrusa, a quien en principio se le perdonó la vida por su belleza, finalmente fue ejecutada por el propio Atila al negarse a aceptarle como esposo. La dama se convirtió así en mártir, con la flecha que la mató como atributo iconográfico personal.
Dulces buñuelos de patata a cambio de serenatas
El trágico destino de aquellas mujeres se honra en cierta manera con la fiesta de Les Verges, muy popular en toda la isla gracias, sobre todo, a los dulces que la acompañan. La antigua tradición llevaba a los muchachos en la víspera a cantar serenatas a sus pretendientas (Nit de les Verges), al pie de sus ventanas o balcones. Ellas podían simplemente agredecer el gesto encendiendo una luz o agasajando al enamorado con dulces y vino tipo moscatel.
Este ritual, digamos desfasado, ya no tiene mucho seguimiento pero sí se mantiene el fervor por los buñuelos. También se mantiene la costumbre típica de regalarlos especialmente a las niñas y jóvenes de la familia, aunque, en realidad, cualquier goloso disfruta de los bunyols caseros o comprados en cualquier comercio local.
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Si bien las pastelerías también preparan los más conocidos de viento o rellenos con trufa, nata y crema, los más puramente tradicionales de estos días son los de les verges o de forat, con agujero, como una rosquilla o más bien un dónut, ya que la masa se prepara con levadura de panadería.
Pertenecen así a ese nutrido grupo de dulces fritos o de sartén que tanto nos gusta preparar y compartir en las festividades señaladas, por ello son igualmente populares en Todos los Santos, Cuaresma o Semana Santa. La receta puede variar según cada familia o cada obrador, aunque los ingredientes son básicamente los mismos: harina, patata cocida y/o boniato, azúcar, levadura de panadero, huevos, azúcar y aceite.
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El secreto de un buen buñuelo, afirman voces expertas, está lograr una masa que conserve el agujero característico y una fritura fina que deje el dulce bien dorado, pero sin absorberdemasiado aceite, o resultan muy pesados. Se pueden tomar con azúcar o miel, o simplemente mojados en un vaso de vino dulce o chocolate.
Fotos | iStock - Wikimedia Commons
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