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Helados de kétchup, mayonesa, salsa barbacoa... Así es la extravagante y veraniega propuesta de Heinz

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Helados de kétchup, mayonesa, salsa barbacoa... Así es la extravagante y veraniega propuesta de Heinz

La nata, el chocolate, la vainilla, la stracciatella o el limón parece que están muy vistos como sabores de helado. O eso han debido pensar en Heinz, que ha decidido darle una vuelta a los sabores del verano y apostar por salirse de la normalidad (como si ya no tuviéramos nueva normalidad en 2020) y convertir sus salsas más populares en helado con la colección Heinz Creamz.

Así, la compañía estadounidense (aunque estos helados sólo están presentes en su filial británica) incita a sus fans a darle nuevo uso a cinco de sus estandartes (kétchup, mayonesa, barbacoa, saucy salad -salsa rosa- y salsa para ensalada) y que los convirtamos en helados.

El pack (que cuesta 15 libras y que sólo se puede comprar en Reino Unido y a través de la web de Heinz) incluye una botella de salsa, un bote para guardar el helado, dos cucharas para servir y comer (muy bonitas y pintonas, eso sí) y la receta para que podamos sorprender con este helado en cualquier parte.

Heinz

Lo único que no incluye el pack es -además de la vergüenza- el resto de ingredientes que necesitamos para el helado y que nos recomiendan desde su web para hacer este curioso ice cream para cuatro personas: 190 gramos de crema doble, 190 gramos de leche condensada y 70 gramos de leche entera. Todo ello aderezado por el toque especial que sus salsas ponen sobre la mesa.

Después de eso, la elaboración no tiene mucha ciencia. Enfriar bien los ingredientes durante una hora y después mezclarlos lentamente en un bol para, cuando estén bien mezclados, aumentar el ritmo y que vayan adquiriendo la textura cremosa del helado (se puede usar varillas pero si se tiene un amasador en casa será más fácil y dará mejor resultado). Luego no hay más que devolver la mezcla al bote que viene con el pack y dejar en el congelador durante tres horitas.

Imágenes | Heinz.co.uk

En Directo al Paladar | Receta de ketchup casero
En Directo al Paladar | Receta de mayonesa casera clásica


31 recetas con solomillo de cerdo, una para cada día del mes

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31 recetas con solomillo de cerdo, una para cada día del mes

Qué duda cabe que este corte tierno y barato nos gusta mucho a todos. Ya sea el solomillo de cerdo blanco o Duroc o el solomillo de cerdo ibérico, en Directo al Paladar lo hemos preparado de muchas formas. Hoy recopilamos estas 31 recetas con solomillo de cerdo, una para cada día del mes, para que las tengas a mano para cuando quieras cocinar con este ingrediente. Seguro que entre todas, encontrarás buena inspiración y sobre todo variedad.

Tanto haciendo la pieza entera como cortándola en medallones, es una carne muy versátil que funciona bien a la plancha, en el horno, a la brasa, en pinchitos o incluso en guisos en los que se tenga una cocción corta. Como ya sabréis, el único inconveniente que tiene esta carne es que si se cocina en exceso se reseca y pierde su jugosidad.

A) Recetas con solomillo de cerdo a la plancha

1. Solomillos de cerdo ibérico lacados al sésamo

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Ingredientes

Para 3 personas
  • Solomillo de cerdo 1
  • Semillas de sésamo cucharadas soperas 3

Cómo hacer solomillos de cerdo ibérico lacados al sésamo

Dificultad: Fácil
  • Tiempo total 35 m
  • Elaboración 30 m
  • Cocción 5 m
  • Reposo 30 m

Comenzamos cortando el solomillo de cerdo en medallones de dos centímetros de grosor reservando las puntas para futuras preparaciones. Ponemos los medallones en un plato sopero y los cubrimos con tres cucharadas de nuestra salsa multiusos para carnes u otra salsa de nuestra elección, dejando que marinen durante 30 minutos. Ponemos una sartén a calentar y cuando esté muy caliente, ponemos los medallones ligeramente escurridos sobre ella, dejando que se vayan caramelizando en su exterior. Cuando demos la vuelta a la carne, añadimos una cucharada de la salsa y dejamos que vaya lacando la superficie de los medallones. Una vez los medallones estén bien dorados, los pasamos a un plato con semillas de sésamo y dejamos que se impregnen por una cara. Colocamos los medallones en el plato de servicio con unas patatas fritas y recogemos el sobrante de salsa que quedó en la sartén y trazamos una línea sobre los medallones.

Receta completa aquí

2. Solomillos de cerdo con habitas

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  • Ingredientes: Solomillo de cerdo, 1 pieza entera cortada en medallones 500 g de Habas frescas, Sal y Mezclum de lechugas para guarnición
  • Elaboración: Lo importante con esta carne tan tierna es conseguir que no se reseque por lo que lo ideal es no cocinarla demasiado. Para esta receta, empezamos con las habitas. Si usáis como yo habitas frescas, las sacáis de la vaina, las cocéis durante 8 minutos en agua con sal y después las repeláis, obteniendo las habitas verdes que son especialmente tiernas. Más sencillo imposible. Después de repelarlas, las salteamos en una sartén durante un par de minutos. Mientras se hacen, cortamos el solomillo de cerdo en rodajas o medallones de un cm de grosor y las pasamos por la plancha un minuto por cada cara con el fuego muy fuerte, añadiendo unos cristalitos o escamas de sal. Finalmente, echamos las habitas en la sartén o plancha donde se ha cocinado el solomillo de cerdo, salteamos un minuto el conjunto para integrar todos los sabores y lo preparamos para servir con una guarnición de ensalada.

Receta completa aquí

3. Solomillo de cerdo con naranja

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  • Ingredientes: 1 Solomillo de cerdo, 200 g de Cebolla, 3 Naranjas, harina, sal y pimienta.
  • Elaboración: Exprimimos el zumo de las naranjas, pasamos por un colador para retirar las posibles pieles y reservamos. Pelamos la cebolla y cortamos en juliana. Limpiamos el solomillo, retirando los tendones con un cuchillo bien afilado. Cortamos en medallones de unos dos centímetros de grosor. Salpimentamos y enharinamos ligeramente. Calentamos un poco de aceite en una sartén y marcamos los medallones de solomillo a fuego fuerte, un minuto -o menos- por cada lado. Retiramos y en la misma sartén pochamos la cebolla a fuego suave, añadiendo un poco más de aceite para que no se pegue al fondo. Cuando comience a volverse traslúcida, después de unos ocho o nueve minutos, sazonamos y colocamos los medallones de cerdo encima. Regamos con el zumo de naranja y dejamos cocer, tapado, durante 10 minutos. Transcurrido este tiempo retiramos la carne, trituramos la salsa y la pasamos por un chino fino. Devolvemos la salsa a la sartén y cocemos a fuego fuerte durante cinco minutos para que espese. Probamos el punto y salpimentamos si fuera necesario. Podemos espesar la salsa con un poco de harina de maíz y darle un punto cremoso añadiendo un poco de nata líquida, pero esto es opcional. Servimos los medallones con la salsa por encima y la guarnición que más nos guste.

Receta completa aquí

4. Solomillo de cerdo en tacos con alcachofas y salsa de queso

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  • Ingredientes: 300 gr de solomillo de cerdo, 120 gr de queso semicurado, 100 ml de vino, 100 ml de agua, 1 tomate, alcachofas cocidas
  • Elaboración: Cortamos las puntas del solomillo y las guardamos para otra receta, -- por ejemplo para un plato de pasta o para preparar unos pinchitos de carne especiada -- y el resto lo cortamos en medallones gruesos que después cortamos por la mitad. Limpiamos bien las alcachofas, las frotamos con limón y las cocemos durante unos minutos hasta que estén tiernas. Después las escurrimos y las cortamos en cuartos. Una vez cocidas, se pueden congelar y guardar para otra ocasión o como hoy, para servirnos de guarnición. Para hacer la salsa de queso, ponemos el agua y el vino blanco en un cazo y lo llevamos a ebulllición. Añadimos los trozos de queso y dejamos que cueza unos minutos. Después trituramos hasta obtener una textura de salsa cremosa. Si es necesario, volvemos a poner al fuego para que esté bien fluida. Hacemos los tacos de solomillo de cerdo a la plancha y montamos el plato, sirviendo 5 ó 6 trozos por persona, cubriendo ligeramente con la salsa de queso y poniendo una guarnición de tomate a la plancha y unas alcachofas, que freiremos para que queden bien crujientes.

Receta completa aquí

5. Pinchitos de solomillo de cerdo especiado

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  • Ingredientes: 150 gr de puntas de solomillo de cerdo, 1 bolsa de plástico, abundantes especias al gusto, sal, aceite de oliva virgen extra para freír y una barrita de pan
  • Elaboración: Cortamos los trozos de solomillo de cerdo o de la carne que hayáis elegido en trozos de tamaño bocado. Podéis utilizar carne de cerdo como en este caso pero también podríais usar cordero, ternera o cualquiera que tengáis en casa. No hace falta mucha cantidad. En una bolsa de plástico metemos las especias ras el hanout y las mezclamos bien para que se repartan uniformemente. Yo utilicé una mezcla de especias de cuando estuve en Israel, que básicamente eran comino, curry, hierbas provenzales, cardamomo, cilantro y jengibre en polvo y canela. Metemos los trozos de solomillo en la bolsa de especias y agitamos bien para que las especias se vayan impregnanado en la carne que tiene que quedar totalmente cubierta. Insistimos para que quede bien adobada con la mezcla, mientras ponemos una sartén con aceite de oliva virgen extra a calentar. Freímos los trozos de solomillo de cerdo y en cuanto están dorados, los sacamos a un papel absorbente de cocina para retirar el exceso de aceite. Después los ensartamos de tres en tres trocitos en pequeñas brochetas o palillos.

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6. Solomillo de cerdo con cuscús y ensalada de escarola

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  • Ingredientes: Un solomillo de cerdo, Para el cuscús, 1 cebolla, 1 tomate, 1 pimiento, 1 calabacín, 6 cucharadas soperas de cuscús, 1 vaso de caldo de pollo, 1 manojo de perejil. Para la ensalada: 1 pimiento rojo asado y escarola
  • Elaboración: Cortamos el solomillo de cerdo en medallones de algo menos de 2 cm de ancho y los reservamos para cocinarlos a la plancha en el momento de servir. Mientras preparamos el cuscús, que vamos a elaborar partiendo de un salteado de hortalizas variadas. Picamos en trocitos pequeños la cebolla, el tomate, el pimiento y el calabacín, todo en pedazos similares y homogéneos y los salteamos con aceite de oliva hasta que estén todos dorados. Añadimos entonces el caldo de pollo y dejamos que cueza durante 5 minutos hasta que reduzca su volumen a la mitad. Apagamos el fuego y añadimos el cuscus por encima, removiendo con una cuchara para que se integre bien con los demás ingredientes, hasta que haya absorbido todo el líquido y esté en su punto. Espolvoreamos con abundante perejil picado. En una sartén sin apenas aceite puesta con el fuego al máximo, doramos rápidamente los medallones de solomillo de cerdo para que queden con la capa exterior muy crujiente y muy jugosos en su interior. Montamos el plato extendiendo dos o tres cucharadas de cuscús, poniendo los medallones encima y acompañando de una ensalada de escarola y pimientos rojos asados, aliñada a nuestro gusto.

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7. Solomillo de cerdo al whisky

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  • Ingredientes: 1 solomillo de cerdo, 1/2 cabeza de ajos, 50ml de whisky, el zumo de 1/2 limón, aceite, sal y pimienta.
  • Elaboración: Empezamos limpiando el solomillo, quitándole los excesos de grasa. Luego lo cortamos en medallones de entre uno y dos centímetros de espesor. Salpimentamos ambos lados y reservamos. Pelamos también los ajos y les hacemos un corte transversal, para que no salpiquen con el aceite. Ahora, en una sartén con un chorrito de aceite, doramos los medallones con los dientes de ajo. Marcamos bien la carne por ambos lados antes de retirarla de la sartén. Añadimos ahora el whisky y el zumo de limón (podemos flambearlo si nos atrevemos) y dejamos que la salsa reduzca un poco. Por último, volvemos a añadir los medallones a la sartén, rehogamos un poco con la salsa y servimos caliente, junto con un buen plato de patatas fritas, como es tradición.

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8. Solomillos de cerdo ibérico en tacos laqueados con miel

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  • Ingredientes: 3 solomillos ibéricos, 1 cucharada de miel, 1 cucharada de vinagre de manzana, pimienta y sal. Para el adobo, 1 diente de ajo, 1 cucharada de azúcar, 4 cucharadas de salsa de soja, 1 cucharada de ketchup y 1 cucharadita de jengibre en polvo.
  • Elaboración: Limpiamos y cortamos los solomillos en trozos. Los sazonamos y los ponemos en un bol dónde los maceraremos con todos los ingredientes del adobo. Lo dejaremos un mínimo de 2 horas y un máximo de 12 en frío. Cuando los saquemos, los ponemos en una bandeja. Mezclamos la miel y el vinagre con el adobo y pintamos los trozos. Horneamos a 180 ºC durante 10 minutos. Damos la vuelta, pintamos y horneamos de nuevo otros 10 o 15 minutos. Se puede pintar tantas veces como se quiera.

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9. Solomillo de cerdo con salsa de foie

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  • Ingredientes: 2 solomillos de cerdo, 150 gr de foie (fresco o micuit), 1 cebolla, 150 ml de caldo de ave, 100 ml de nata líquida, 50 ml de vino Pedro Ximénez
  • Elaboración: Con un caldo casero, que hice poniendo unos huesos de pollo a cocer durante 45 minutos con un puerro, una zanahoria y media cebolleta, ya tenía adelantada una parte de la salsa. En una sartén, pochamos a fuego lento una cebolla muy picada hasta que comience a tomar color. Entonces añadimos los trozos de foie y removemos despacio hasta que se comiencen a deshacer. Yo tenía unos trocitos de foie fresco, pero ya he hecho esta misma salsa otras veces con micuit o incluso con restos de una lata de paté, obteniendo tanto buena textura como buen sabor. Lógicamente cuanto mejor sea el foie, mejor será la salsa. En cuanto empieza a derretirse el foie, añadimos el vino Pedro Ximénez y subimos el fuego para que se vaya el alcohol. Un minuto después, bajamos el fuego a la mitad, incorporamos los 150 ml del caldo de ave y dejamos que cueza durante cinco minutos. Para ligar la salsa, añadimos la nata y dejamos que se integre todo durante otro par de minutos, triturándolo todo seguidamente en la batidora. Para que recupere su color natural, ya que la batidora blanquea mucho la salsa al meterle mucho aire, retornamos la salsa a la sartén y le damos otro hervor. Además así se reduce y espesa un poco. Finalmente, hacemos la carne en la plancha, en este caso cortamos unos medallones de solomillo ibérico y tras salpimentarlos y dorarlos, los servimos sobre una cama de salsa de foie, poniendo el resto de la salsa aparte en una salsera o fuente auxiliar.

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10. Solomillo de cerdo ibérico en brocheta de romero con queso de La Serena

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  • Ingredientes: 2 solomillos ibéricos, unas cuantas ramas de romero fresco, 150 gr de queso de la Serena, 100 ml de vino blanco, 200 ml de nata líquida, sal y pimienta.
  • Elaboración: Primero elaboramos la salsa de queso de la Serena. Partimos el queso en trocitos y lo ponemos al fuego junto con el vino blanco. Removemos hasta que se derrita el queso y en ese momento añadimos la nata líquida y sazonamos con sal y pimienta. Removemos de vez en cuando para que no se pegue y cuando empiece a hervir bajamos el fuego y dejamos reducir a fuego lento. Por otro lado limpiamos los solomillos y cortamos en medallones. Limpiamos las ramas de romero de sus hojas, menos el extremo y pinchamos los medallones. Salpimentamos las brochetas e introducimos en horno precalentado a 200 ºC durante 10 minutos (poco hechas) o 15 minutos (al punto). Una vez que tengamos la salsa reducida, no os olvidéis de remover de vez en cuando, servimos.

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11. Brochetas de solomillo de cerdo con especias japonesas

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  • Ingredientes: 1 solomillo de cerdo ibérico, 100 g de panceta de cerdo ibérico, especias shichimi togarashi.
  • Elaboración: Comenzamos con el solomillo de cerdo y después de retirar los excesos de grasa, lo cortamos en medallones. Después, colocamos una tira de panceta alrededor de cada medallón, partiendo las tiras en trozos más estrechos para que no excedan demasiado la medida del solomillo de cerdo. Para asegurar la panceta y evitar que se caiga, ensartamos los medallones de solomillo de cerdo en unas brochetas eligiendo el extremo de la panceta para insertar cada brocheta y apretando los medallones entre sí para que no se despeguen. Calentamos la parrilla durante unos 10 minutos para que esté bien caliente. Entonces ponemos las brochetas de solomillo sobre la parrilla, sazonando con un poco de sal y con las especias japonesas. Dejamos que se cocinen unos 5 minutos por cada lado para que la carne quede bien dorada. Servimos inmediatamente las brochetas, adornándolas con unos "pelitos" de eneldo y acompañándolas con mayonesa de wasabi para quien quiera potenciar el efecto picante de la carne y las especias japonesas.

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B) Recetas de guisos de solomillo de cerdo

12. Solomillo de cerdo con aceitunas y oporto

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  • Ingredientes: 1 solomillo de cerdo grande, 600 g de patatas, 150 g de tocino, 100 g de aceitunas negras, 50 g de tomate frito casero, 200 ml de vino de Oporto, 200 ml de agua, 1/2 cebolla, 5 cucharadas soperas de aceite de oliva, 1 cucharadita colmada de pimentón dulce, sal y pimienta al gusto.
  • Elaboración: Cortamos el solomillo en rodajas como de dos centímetros de grosor. En una cazuela calentamos el aceite y sofreímos los trozos de solomillo unos minutos hasta que estén dorados. Los salpimentamos al gusto. Añadimos la cebolla picada y la dejamos dorar. Después añadimos a la olla las patatas en trozos, rehogándolas unos tres minutos y seguimos echando el pimentón, la salsa de tomate frito casera, las aceitunas negras y el tocino en dados. Añadimos el agua y el vino de Oporto y cocinamos a fuego bajo durante una hora y cuarto.

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13. Solomillo de cerdo en salsa de cerveza y miel con cebollitas y castañas

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  • Ingredientes para dos personas: 1 solomillo de cerdo, 4-6 cebollitas o chalotas, 1 diente de ajo, 330 ml de cerveza, 1 cucharada de miel, 1 cucharadita de azúcar moreno, 1/2 cucharadita de salsa Worcestershire, 10-12 castañas, q pizca de nuez moscada, sal, pimienta negra, aceite de oliva virgen extra, tomillo.
  • Elaboración: Empezamos sacando de la nevera el solomillo una media hora antes de cocinarlo para que se atempere un poco. Cortar en medallones de un grosor entre 1-1,5 cm, y retirar el posible exceso de grasa. Salpimentar y cocinar a fuego fuerte sobre una plancha o sartén antiadherente, marcando bien por las dos caras, usando poco aceite. Retirar y reservar. En la misma sartén, dorar las cebollitas dejando que se churrusquen muy ligeramente por fuera -sin quemarlas-. Añadir las castañas peladas y saltear un par de minutos. Regar con la cerveza, raspando el fondo de la sartén para recoger los jugos. Cuando empiece a hervir, bajar el fuego y añadir la miel, el azúcar moreno, la salsa Worcestershire y una pizca de nuez moscada. Cocinar unos minutos dejando que la salsa reduzca y espese un poco. Reincorporar la carne, mezclando bien con la salsa, tapar y cocinar el conjunto unos minutos más, hasta que estén en su punto al gusto, unos 8-10 minutos. Servir con un poco de tomillo fresco y un golpe extra de pimienta.

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14. Solomillo de cerdo guisado con cebolla y vino oloroso

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  • Ingredientes: 2 solomillos de cerdo, 1 cebolla, 100 ml de vino oloroso y 100 ml de caldo de carne
  • Elaboración: Para comenzar, necesitamos trocear el solomillo en pequeños filetes o medallones de tamaño mediano, para lo cual, lo vamos a filetear en lonchas transversales, con un cuchillo bien afilado. Si es posible, utilizad solomillos de cerdo ibérico, cuya carne tiene un sabor mucho más rico y jugoso que el cerdo blanco, aunque sea más pequeño. Cortamos la cebolla en juliana, y la ponemos en la sartén con un poco de aceite de oliva virgen extra. En cuanto los pedazos se ponen transparentes, bajamos al fuego al mínimo y dejamos que se hagan poco a poco, hasta que toman color. Añadimos entonces los trozos del solomillo de cerdo y los marcamos un poco por ambas caras, mientras la cebolla sigue haciéndose y oscureciéndose. Es el momento de incorporar el vino de Jerez oloroso. Este vino tiene un color caramelo y un aroma muy intenso, que tomará la carne en la breve cocción que le vamos a dar. Si no tenéis oloroso, podéis usar otras variedades de vino de Jerez, un fino de uva Palomino, o una Manzanilla de Sanlúcar o similar, que le aportarán un toque parecido. Tras un par de minutos a fuego vivo, bajamos el fuego y añadimos el caldo de carne y dejamos que la carne se cocine a fuego lento otros dos o tres minutos por cada lado, mientras la salsa se va evaporando y concentrando. En el proceso, la carne se hará por dentro, quedando blanda, jugosa y llena de sabores. La cebolla por su parte, tomará un color dorado oscuro que os va a encantar. El plato estará listo cuando prácticamente no quede salsa, tras unos seis o siete minutos desde que añadimos el caldo. Además toda el guiso lo habremos cocinado en la misma sartén, con lo que apenas habrá nada más que fregar, que también es importante.

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15. Solomillo de cerdo especiado con hortalizas y quinoa

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  • Ingredientes para cuatro personas: 1 solomillo de cerdo grande, 2 zanahorias, 1 calabacín, 6 cebollitas francesas, 2 dientes de ajo, 1 cucharadita de pimentón, 1 cucharadita de comino, 3 cucharadas de aceite de oliva, 4 cucharadas de salsa teriyaki, 180 g de quinoa, tomillo fresco, romero fresco, pimienta y sal.
  • Elaboración: Comenzaremos marinando el solomillo cortado en dados durante una hora con salsa teriyaki. Cuando pase el tiempo picamos las hortalizas en juliana y las cebollitas francesas en cuartos. Ponemos una cazuela de fondo grueso con el aceite de oliva a calentar y salteamos la carne hasta que esté sellada, añadimos las cebollitas y los dientes de ajo picados, y sofreímos durante unos minutos hasta que queden transparentes las cebollas. Añadimos entonces las hortalizas en juliana y salteamos todo junto hasta que estas estén blandas, salpimentamos y añadimos el pimentón y el comino, así como el romero y el tomillo fresco picado. Vertemos en la cazuela 120 ml de agua y dejamos cocinar todo junto durante 25 minutos. Mientras vamos haciendo la quinoa como guarnición. Lavamos en un colador el cereal, la colocamos en una taza para medir la cantidad y en una sartén, ponemos un poco de aceite de oliva a calentar y tostamos la quinoa lavada durante un minuto. Añadimos el doble de agua hirviendo y sal, y dejamos que hierva. Bajamos el fuego al mínimo y cocinamos durante 15 minutos.

16. Solomillo de cerdo guisado con teriyaki y Pedro Ximénez

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  • Ingredientes: Un solomillo de cerdo, 2 cebollas, 20 pasas, aceite de oliva, 1 vaso de caldo de carne, 2 cucharadas soperas de salsa teriyaki y otras dos de vino Pedro Ximénez
  • Elaboración: Lo primero que hacemos es cortar las puntas del solomillo para poder filetear rodajas homogéneas. Las puntas las usaremos para preparar otra receta como este aperitivo de solomillo especiado que hicimos hace tiempo. Marcamos las rodajas de solomillo de cerdo en la sartén casi sin aceite y cuando se doran las retiramos para evitar que se pueda resecar. En la misma sartén, pochamos las cebollas picadas en juliana añadiendo un poco de aceite. Después incorporamos las uvas pasas y salteamos. Es el momento de reincorporar el solomillo, añadir un chorreón de salsa teriyaki y remover. Una vez demos dos vueltas a las tajadas de carne para que tomen color dorado, las volvermos a retirar. Añadimos el caldo y el vino Pedro Ximénez y dejamos que la salsa reduzca a fuego medio hasta la mitad de su volumen. Probamos y rectificamos de sal. Finalizamos reintegrando el solomillo a la sartén para que esté caliente, y lo cubrimos con hebras de la parte verde de la cebolleta cortada en juliana muy fina para dar un toque de frescor. Lo servimos directamente en la sartén.

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C) Recetas de solomillo de cerdo cocinado en el horno

17. Solomillo de cerdo laqueado a las cinco especias

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  • Ingredientes: 1 solomillo de cerdo, 60 ml de salsa de soja, 2 cucharadas soperas de Pedro Ximénez, 1 cucharada sopera de azúcar moreno, 1 cucharada sopera de miel, 1 diente de ajo pelado, ½ cucharada sopera de mezcla de cinco especies, 1 gota de colorante alimentario rojo (opcional), 1 cucharada de aceite para engrasar.
  • Elaboración: En un bol preparar la marinada, para ello mezclar la salsa de soja, el jerez y la miel y la gota de colorante. Disolver en el líquido el azúcar moreno y las cinco especias. Añadir el diente de ajo machacado. Colocar el solomillo en la marinada y dejarlo como mínimo tres horas o mejor toda la noche para que se impregne de sabor, dándole la vuelta varias veces. Precalentar el horno a 200 grados. Pincelar toda la superficie de una fuente refractaria con la cucharada de aceite, colocar el solomillo escurrido de la marinada pero reservando ésta. Hornear durante diez minutos. Bajar el termostato a 180 grados e ir pincelando cada poco el solomillo con la marinada durante otros treinta minutos.

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18. Solomillo de cerdo al horno con salsa de mostaza y sidra

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  • Ingredientes: 1 solomillo de cerdo, 1 cebolla morada, 50 ml de aceite de oliva, 2 cucharadas soperas de mostaza de Dijon, 60 ml de sidra o zumo de manzana, 50 ml de agua, 30 g de mantequilla, 3 manzanas rojas, 1 cucharada de azúcar moreno, sal.
  • Elaboración: Comenzaremos precalentando el horno a 200 grados. Picamos la cebolla morada en lonchas y la añadimos a una bandeja con el aceite de oliva. Salamos el solomillo y lo rebozamos bien con las dos cucharadas de mostaza. Lo horneamos durante veinticinco minutos. Mientras, pelamos las manzanas y las cortamos en rodajas. En una sartén derretimos la mantequilla y salteamos las manzanas con el azúcar moreno. Reservamos en caliente. Una vez que se ha horneado el solomillo, lo retiramos de la fuente y lo envolvemos en papel de aluminio mientras que preparamos la salsa. Para ello, desglaseamos el líquido que nos quedó en la fuente del horno y la cebolla, lo añadimos a una sartén y vertemos por encima la sidra o el zumo de manzana y el agua. Cocinamos durante unos diez minutos para que vaya espesando.

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19. Solomillo de cerdo asado con manzana caramelizada

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  • Ingredientes: 2 solomillos de cerdo (si son ibéricos 3), 1 cebolla, 3 manzanas golden, 1 limón, 25 g de mantequilla, 50 g de azúcar, 1 rama de canela, 250 ml de vino de oporto, aceite de oliva, pimienta negra y sal.
  • Elaboración: Ponemos a reducir el vino hasta que empiece a caramelizar. Lo reservamos. Limpiamos los solomillos, los salpimentamos, les ponemos un poco de aceite y horneamos a 200 ºC durante 15-20 minutos. Si no están dorados al sacarlos podemos dorarlos en una sartén. Para que al cortarlos no se rompan las paredes en hilos los envolvemos en film bien apretadito y reservamos. Mientras se asa la carne hacemos la manzana. Doramos la cebolla ligeramente en una cazuela con la mantequilla y la rama de canela. Añadimos la manzana pelada y troceada, el azúcar y un poco de agua. Dejamos cocer hasta que empiece a caramelizar.

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20. Solomillo de cerdo al horno con ciruelas y piña

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  • Ingredientes: 1 solomillo de cerdo, 100 gr de tocino casero en lonchas finas, 125 gr de ciruelas pasas sin hueso, 4 rodajas de piña grande de lata en su jugo, 2 cebolletas, 80 ml de zumo de piña, 50 ml de Pedro Ximénez, 80 ml de caldo de carne, aceite, sal y pimienta.
  • Elaboración: Comenzar precalentando el horno a 190 grados. Cortar las cebolletas en rodajas muy finas. Salpimentar la carne. Rodear el solomillo con las lonchas de tocino hasta que quede todo envuelto. En una bandeja resistente al horno echar aceite de oliva y extender la cebolleta. Poner la carne y añadirle un pequeño chorro de aceite por encima. Disponer las ciruelas pasas alrededor. Hornear treinta minutos. Sacar la bandeja del horno y colocar alrededor del solomillo las rodajas de piña, añadiendo por encima de la carne, el vino Pedro Ximénez, el caldo de carne y el zumo de piña. Seguir horneando durante quince minutos más.

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21. Solomillo de cerdo adobado con soja y ajo

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  • Ingredientes: 1 solomillo de cerdo, 1 cucharada de semillas de linaza, 150ml de vino blanco. Para el adobo: 4 cucharadas de salsa de soja, 2 dientes de ajo picados, 1 cucharadita de jengibre fresco rallado, 1 cucharadita de aceite de sésamo, 1 cucharadita de miel clara, 1 cucharadita de semillas de cilantro aplastadas y 1 palito de canela.
  • Elaboración: Como toda receta que lleve adobo, debemos comenzar por prepararlo, ya que necesitaremos que la carne esté un tiempo envuelta en él para que haga efecto. Así pues, mezclamos todos los ingredientes, colocamos el solomillo en una fuente honda en la que quepa justo y lo cubrimos uniformemente con el adobo, dejándolo cubierto con film transparente durante al menos tres horas, aunque cuanto más, mejor. Transcurrido ese tiempo, escurrimos el cerdo y reservamos el adobo. Frotamos la linaza de forma que las semillas se peguen a la carne de forma más o menos homogénea. Sellamos el solomillo en una sartén o plancha y horneamos durante 20 minutos a 180ºC. Mientras se cocina la carne, acabamos de preparar la salsa. Retiramos la canela del adobo y vertemos el resto en una sartén o cazo antiadherente, añadimos el vino y llevamos a ebullición. Luego bajamos la temperatura y dejamos reducir hasta que la salsa se convierta en un glaseado pegajoso. Finalmente, sacamos el cerdo del horno y lo cortamos en rodajas de medio centímetro de espesor. Servimos sobre un lecho de espinacas o pak choi, cubriendo el cerdo con el glaseado, aunque también podemos presentarlo entero cubierto con el glaseado y cortarlo en la mesa.

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22. Solomillo de cerdo al horno con ciruelas claudias y citronella

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  • Ingredientes para cuatro personas: 2 solomillos de cerdo, 60 ml de aceite de girasol, 75 ml de salsa de soja, 45 ml de sirope de arce, 6 tallos de citronella, 2 dientes de ajo, 100 ml de vinagre de arroz, 1 k de ciruelas claudias, 30 g de mantequilla, 15 ml de zumo de lima, 5 g de cinco especias chinas, sal y pimienta negra molida.
  • Elaboración: Comenzaremos preparando la marinada, para eso en un bol grande ponemos el aceite, 3 cucharadas del total de la salsa de soja y 2 cucharadas del total del sirope de arce. Salpimentamos la mezcla y añadimos los tallos de citronella cortados en trozos o en su falta la ralladura de lima. Colocamos la carne en esta marinada, añadimos los dientes de ajo enteros y pelados y dejamos en el bol la carne marinando durante una hora y media en la nevera. Cuando pase el tiempo retiramos para que se temple la marinada y la carne de la nevera y precalentamos el horno a 200 grados. En una cazuela que después puede ir al horno hacemos dorar la carne por todos los lados y la reservamos, conservando por otra parte la marinada. Una vez sellada la carne añadimos la marinada, el vinagre de arroz y dejamos reducir cinco minutos a fuego medio. Pasamos todo al horno y dejamos asar durante diez minutos. Mientras tanto cortamos las ciruelas claudias en cuartos y las salteamos hasta que estén blandas en una sartén con la mantequilla fundida, añadiéndoles el resto del sirope de arce y la salsa de soja y dejándolas cocinar durante cinco minutos a fuego ya más vivo. Cuando pase este tiempo les añadimos el zumo de lima y la mezcla de cinco especias chinas, salpimentamos y reservamos la guarnición de fruta al calor. Sacamos la carne del horno y con cuidado la fileteamos manteniendo la forma inicial de la pieza de solomillo, volvemos la carne a la cocotte y horneamos de nuevo otros cinco o diez minutos. Servir bien caliente con las ciruelas claudias especiadas.

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23. Solomillo de cerdo al vermut

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  • Ingredientes 2 Solomillo de cerdo, 15 Panceta, Sal y pimienta al gusto 1 Cebolla, 2 Diente de ajo, 30 ml de Aceite de oliva virgen extra, 50 ml de Vino blanco, 50 ml de Agua, 500 ml de Vermut rojo (Para la salsa), 3 Dientes de ajo (Para la salsa), 1 cucharadita y media de Extracto de buey Bovril, y 300 ml de Nata líquida (Para la salsa)
  • Elaboración: Comenzaremos asando el solomillo de cerdo. Para eso salpimentamos la carne y la envolvemos en tiras de panceta ibérica. En una fuente de horno colocamos la cebolla cortada en aros y colocamos los solomillos encima, regamos con el aceite y asamos con el horno precalentado a 180 grados durante 20 minutos. Una vez pasado el tiempo abrimos el horno y agregamos el vino y el agua y dejamos el solomillo otros 20 minutos más. Reservamos. Mientras que se hace la carne vamos preparando la salsa. En un mortero machacamos los dientes de ajo. Salteamos el ajo en una olla con el aceite de oliva virgen extra durante tres o cuatro minutos vigilando que no se queme el ajo. Añadimos el vermut y el extracto de buey y cocemos a fuego bajo durante 20 minutos, removiendo de vez en cuando. Cuando pase el tiempo, añadimos la nata y cocemos de nuevo otros cinco minutos. Reservamos en caliente hasta el momento de servir la carne.

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24. Solomillos de cerdo al horno con vino, mostaza y miel

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  • Ingredientes: 1 Solomillo de cerdo, 30 ml de Mostaza de Dijon, 30 ml de Miel, 30 ml de Aceite de oliva virgen extra, 150 ml de Vino tinto para la salsa, 15 ml de Mostaza de Dijon para la salsa, 15 ml de Miel para la salsa y Sal
  • Elaboración: El primer paso para preparar el solomillo de cerdo al horno con salsa de vino, mostaza y miel es que el solomillo macere un poco con una salsa que prepararemos mezclando dos cucharadas de mostaza, dos de miel, dos de aceite de oliva y un poco de sal. Pintamos con ella la carne y la dejamos macerar unas horas. Una vez haya macerado la carne, retiramos de ella toda la salsa que nos sea posible, y la pondremos a reducir junto con otra cucharada de mostaza, otra más de miel y los 150ml de vino tinto. Hay que llevar esta salsa a ebullición y luego bajar el fuego hasta que quede una salsa espesa. Mientras se reduce la salsa, sellamos el solomillo en una sartén y horneamos a 180ºC durante 20 minutos. Servimos la carne cortada en rodajas, con unas patatas al horno, por ejemplo, y acompañada de la salsa de vino, mostaza y miel.

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C) Otras recetas con solomillo de cerdo

25. Solomillo de cerdo con compota de manzana y pasas

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  • Ingredientes para seis personas: 2 solomillos de cerdo abiertos en forma de rectángulo, 450 g de manzanas Golden, el zumo de medio limón, 50 g de uvas pasas sin pepitas, sal y pimienta. Para la salsa: 450 g de cebolla, 2 dientes de ajo, 50 g de aceite de oliva, 250 g de vino blanco, 250 g de agua, 70 g de salsa de soja.
  • Elaboración: Comenzaremos pelando y descorazonando las manzanas, las picamos en trozos. Las añadimos al vaso del robot con el zumo de limón y programamos 3 min/100º/vel 4. Bajamos con la espátula los restos de manzana del vaso y añadimos pimienta negra molida, y programamos 8 min/100º/ vel 1. Retiramos del vaso y dejamos enfriar. Esto lo podéis hacer también cociendo las manzanas durante 10 minutos a 800W en el microondas, removiendo de vez en cuando y triturándolas con una batidora de mano una vez cocidas. Colocamos encima de una tabla papel film de cocina, ponemos extendido el solomillo, salpimentamos y extendemos la compota de manzana, colocando encima las uvas pasas. Con ayuda del film vamos enrollando la carne, cerrando con el plástico bien los extremos, envolvemos el solomillo en papel de aluminio y lo colocamos en el recipiente Varona o en el accesorio vaporera de nuestra cazuela. Ponemos la cebolla y el ajo en el vaso del robot, y troceamos durante 3 sg/ vel 5. Añadimos el aceite y sofreímos durante 12 min/Varoma/ vel 1 sin cubilete para favorecer la evaporación. Añadimos el vino, el agua y la salsa de soja. Situamos el recipiente Varoma en su sitio y programamos 30 minutos/Varoma/vel 1. Retiramos el recipiente Varoma y trituramos la salsa durante 30 seg/ vel 5. Quitamos el film transparente y el papel de aluminio de los solomillos y los cortamos en rodajas. Vertemos la salsa en una fuente y colocamos encima la carne rellena. Si lo hacemos sin Thermomix, haríamos en la cazuela el sofrito de cebolla picadita y el ajo, durante 15 minutos a fuego bajo, después añadiríamos los líquidos y pondríamos la vaporera bien cerrada con los solomillos encima de esta cazuela. Cocinamos todo durante 30 minutos a fuego medio-fuerte.

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26. Medallones de solomillo con salsa de cerezas

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  • Ingredientes: 2 solomillos de cerdo, 2 naranjas, 1 limón, 200g de cerezas, 4 cucharadas de miel, un poco de whisky, sal y pimienta
  • Elaboración: El primer paso para preparar el solomillo de cerdo con salsa de cerezas es marinar la carne. Para ello mezclamos el zumo de una de las naranjas y el de medio limón con dos cucharadas de miel y un chorrito de agua. Llevamos a ebullición y pintamos los solomillos con esta mezcla. Dejamos marinar unas horas. Por otro lado, lavamos y deshuesamos las cerezas, que colocaremos en una cazuela junto con el zumo de la otra naranja y de la otra mitad del limón. Añadimos también un chorrito de whisky y dos cucharadas de miel. A fuego lento, vamos reduciendo la salsa hasta que haya quedado de una consistencia espesa. Por último, cortamos los solomillos en medallones, pasamos la carne por la plancha, ajustamos de sal y pimienta y servimos los medallones de solomillo junto con la salsa.

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27. Solomillo de cerdo con leche y mostaza

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  • Ingredientes: 2 Solomillos de cerdo, 2 Cebolla, 2 Diente de ajo, 750 ml de leche, nuez moscada molida, 1/2 cucharadita y una cucharada de mostaza a la antigua
  • Elaboración: Comenzaremos picando las cebollas y los dientes de ajo. Precalentamos el horno a 180 grados. Después doramos el solomillo en trozos por todos sus lados en una cazuela que sirva para el horno, con aceite de oliva, los retiramos de la olla y salteamos la cebolla y los dientes de ajo. Volvemos la carne de nuevo a la olla y añadimos la leche, la mostaza, la nuez moscada, la sal y la pimienta, llevamos a ebullición. Seguidamente metemos la cazuela en el horno y horneamos la carne durante 1 hora aproximadamente. Una vez hecha la servimos acompañada de su salsa, que si os gusta sin tropezones podéis pasarle la batidora, acompañada de mostaza a la antigua y napada con su salsa.

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28. Medallones de solomillo de cerdo con pimentón y salsa de yogur

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  • Ingredientes para tres personas: 1 solomillo de cerdo, 6 patatas pequeñas, pimentón, sal, 1 yogur natural, caldo de pollo, aceite de oliva virgen extra, pimienta negra, cebollino o perejil.
  • Elaboración: Para más comodidad, cocinamos toda la receta en una cazuela apta para el horno y terminamos repartiendo la receta en tres fuentes individuales en las que la serviremos. Primero cortamos el solomillo en 9 medallones gruesos, que marcamos en la sartén muy caliente con una cucharada de aceite de oliva, para que se doren rápidamente en su exterior quedando crudos en el interior. Reservamos la carne. Mientras, cortamos las patatas sin pelar por la mitad y después en cuartos, procediendo a cocerlas en agua con sal durante 10 minutos. Una vez cocidas, las ponemos en la fuente de horno, agregamos la carne, y espolvoreamos con pimentón dulce. Incorporamos 50 ml de caldo de pollo y llevamos a ebullición. Cuando el caldo hierve, metemos la fuente en el horno y dejamos que las patatas se terminen de hacer durante cinco minutos. En ese tiempo, preparamos la salsa de yogur mezclando un yogur natural con una cucharada de aceite de oliva y tres o cuatro vueltas de molinillo de pimienta negra. Servimos en platos individuales disponiendo tres medallones y siete u ocho trozos de patata por persona. Decoramos con dos o tres cucharadas de la salsa de yogur repartidas de forma irregular y un poco de cebollino cortado.

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29. Solomillo de cerdo al café

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  • Ingredientes para cuatro personas: 2 solomillos de cerdo pequeños, un vaso de café fuerte, 2 dientes de ajo, 1 cucharada de azúcar, 1 guindilla fresca, unas hojas de romero, aceite de oliva, sal y pimienta.
  • Elaboración: Ponemos el café en un bol y le añadimos los dientes de ajo machacados, el azúcar, la guindilla troceada sin las semillas y el romero. Cuando la mezcla esté tibia, añadimos la carne cortada en rodajas, mezclamos bien y dejamos marinar durante unas dos horas. Pasado este tiempo, calentamos un poco de aceite en una sartén y doramos en ella la carne por los dos lados, añadimos el líquido de la marinada, salpimentamos y dejamos cocer a fuego suave durante unos diez minutos.

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30. Solomillo de cerdo glaseado a la naranja

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  • Ingredientes: 50 g de mermelada de naranja amarga, 35 g de vinagre de manzana, 45 g de salsa de soja, 2 dientes de ajo, 15 g de miel, 1 solomillo de cerdo, aceite de oliva suave, sal y pimienta negra.
  • Elaboración: Comenzamos con la mezcla del glaseado de naranja. Para ello, pelamos y picamos finamente los dos dientes de ajo. A continuación, en un recipiente hondo, los mezclamos con la mermelada de naranja amarga, el vinagre de manzana, la salsa de soja y la miel. Batimos con unas varillas para integrar todos los ingredientes y reservamos. Calentamos un par de cucharadas de aceite de oliva en una sartén. Marcamos el solomillo de cerdo por todos sus lados, volteándolo hasta que se dore por completo. Con esto, conseguimos que no se nos escapen los jugos de la carne. Retiramos del fuego durante un par de minutos para que se atempere y no salpique cuando lo reguemos con la mezcla del glaseado. Vertemos la mezcla del glaseado sobre el solomillo y volvemos a colocar la sartén sobre el fuego, a fuego medio. Tapamos y dejamos cocer durante 15 minutos, volteando en mitad de la cocción. Transcurrido este tiempo, retiramos el solomillo y aumentamos el fuego hasta que la salsa espese y se vuelva "pegajosa", bastará con dos o tres minutos. Cuando la salsa esté lista, usamos una parte para pincelar el solomillo, que cortaremos al gusto, y el resto lo vertemos en una salsera. Con ella acompañaremos el solomillo una vez emplatado.

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31. Solomillo de cerdo a las tres salsas

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  • Ingredientes: 2 solomillos de cerdo frescos, 3 cucharadas soperas de mostaza a la antigua, 3 cucharadas soperas de salsa Worcestershire o Perrins, 3 cucharadas soperas de salsa de soja, 6 albaricoques secos, 100 ml de agua, 2 cucharadas de aceite de oliva, pimienta negra molida, 4 hojas de menta (opcional).
  • Elaboración: Comenzaremos preparando la marinada, para ello en un bol ponemos las tres cucharadas de mostaza a la antigua, las de salsa de soja, y las de salsa Worcestershire. Añadimos los albaricoques secos picaditos y las hojas de menta, revolvemos hasta que se emulsionen las tres salsas. Echamos en el bol los solomillos de cerdo cortados en lonchas gruesas y los dejamos marinar durante dos horas en la nevera. Cuando pase el tiempo ponemos una cacerola al fuego con el aceite de oliva y doramos la carne durante unos minutos para sellarla. Agregamos la marinada junto con 100 mililitros de agua y la pimienta negra, cubrimos la olla y dejamos cocinar durante veinte minutos.

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Foto | Istock
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Disfruta del mejor calabacín en el esplendor de su temporada: propiedades, usos y muchas recetas para aprovecharlo al máximo

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Disfruta del mejor calabacín en el esplendor de su temporada: propiedades, usos y muchas recetas para aprovecharlo al máximo

Hortaliza típicamente mediterránea y hoy consumida por todo el mundo, el calabacín o zapallo es quizá una de las verduras más agradecidas que podemos usar en la cocina. Se puede cocinar de mil maneras o consumir crudo, es apto para elaborar dulces y admite una gran diversidad de técnicas, texturas y presentaciones. Disponible todo el año, el verano es el mejor momento para disfrutarlo al máximo.

¿Qué es el calabacín?

Acostumbrados a su presencia habitual en la sección de verduras de cualquier supermercado, esta pregunta podría sonar baladí, pero solo con ahondar un poco podemos descubrir la complejidad que hay detrás de su inmensa familia.

Calabacines

El calabacín, botánicamente, es una fruta, aunque se trata comercialmente como una verdura u hortaliza. Pertenece a la familia de las cucurbitáceas, un gran grupo de cientos de plantas plantas del que también forman parte otros conocidos de nuestra despensa, como el pepino, la calabaza, el melón o la sandía. En su mayoría son plantas trepadoras anuales, con algunos arbustos leñoso, lianas leñosas y también ciertos árboles de pequeño tamaño.

El nombre científico del producto que nos ocupa hoy es cucurbita pepo, refiriéndonos generalmente a la variedad cylindrica, aunque en español conocemos comúnmente como calabacines a otras variedades como los amarillos (var. recticollis). Se trata de un tipo de fruto llamado en botánica pepónide, desarollado a partir del ovario hinchado de la flor de la planta.

Calabacin Redondo

Como la mayoría de cucurbitáceas, los calabacines son frutos inmaduros, que además suelen ser más apreciados cuando no alcanzan un gran tamaño. Se diferencia en este sentido claramente de sus hermanas mayores, las calabazas, que no solo alcanzan habitualmente mayor tamaño, sino que además son de piel mucho más dura y normalmente incomestible.

Origen y cultivo actual

A pesar de su origen se sitúa habitualmente en Mesoamérica, no está claro si los primeros antepasados del calabacín pudieron llegar desde el continente asiático. Sí sabemos que ya en el Antiguo Egipto se consumía, y que tuvo un gran desarrollo en el litoral mediterráneo gracias al impulso de la agricultura que ejercieron las culturas árabes.

Calabacin

En el continente americano la familia de las cucurbitáceas también está ampliamente extendida y su origen también se pierde en tiempos ancestrales, localizándose las primeras fuentes de su domesticación en territorio de la actual Oaxaca (México) hace unos 8000-10000 años. En cualquier caso, el cultivo de sus diversas variedades está extendido hoy por gran parte de América, norte de África y toda la cuenca mediterránea, llegando incluso a producirse en países europeos más alejados como Holanda. España, Francia, Marruecos e Italia son los principales países productores.

En el año 2019, España produjo 605.527 toneladas de calabacines, con Almería claramente liderando el sector, con 459.286 toneladas. Le siguen, a mucha distancia, la Región de Murcia y la Comunidad Valenciana; gran cantidad de esta producción se destina a la exportación, especialmente tras popularizarse su consumo en países como Reino Unido o Alemania, desde finales del siglo anterior.

Calabacin Planta

El calabacín es una planta que necesita temperaturas cálidas o no muy frías para crecer, de ahí que su mejor temporada sean los meses de verano. Sin embargo, los avances en el sector agroalimentario, el desarollo de nuevas variedades e importantes descubrimientos como la secuenciación del genoma, han permitido desarrollar una producción permanente durante todo el año.

Los cultivos más modestos y la producción propia de quien disfrute de su pequeño huerto -urbano o no-, regalan en los meses de calor la mejor producción de calabacines, perfectos además para aprovechar sus múltiples propiedades cuando el organismo más lo agradece.

Descripción y características

El calabacín estándar más conocido y extendido en nuestro país es el de tipo alargado, cilíndrico, más o menos recto, con un tamaño que puede variar entre los 20 y 40 centímetros, existiendo también ejemplares aún más grandes. El peso ronda los 200 o 300 gramos, según el calibre.

Calabacin Flor

La piel es de color verde oscuro, a veces casi negra, a menudo moteada con marcas blancas o amarillentas. Es fina y comestible, endureciéndose a medida que el fruto se deja crecer más. Suele conservar una especie de pedúnculo en un extremo que no es más que la unión con la planta, y es comestible.

La carne es firme pero tierna, volviéndose algo harinosa cuando pierde frescura. De color crema pálido, casi blanco, contiene semillas del mismo color que en las variedades actuales no suelen suponer gran molestia al consumidor.

Ya hemos comentado que hay una gran variedad de calabacines que responden a diferentes nombres o frutos específicos, aunque por motivos prácticos en nuestros mercados apenas se hacen distinciones en los nombres. Sí son llamativos los calabacines redondos o luna, con un sabor prácticamente idéntico, o los blancos, que tampoco ofrecen gran diferencia organoléptica.

Calabacines Colores

Otros calabacines, o primos del calabacín, presentan formas más bulbosas o irregulares, algunos ya más semejantes a variedades de calabaza, también de color amarillo o naranja.

Las flores mencionadas también son comestibles, de gran tamaño, consumidas generalmente rellenas y guisadas o también fritas, y sí que siguen considerándose más como un produco más propio del verano. Muy típicas en la cocina italiana.

Cómo elegir y conservar el calabacín

Los calabacines son verduras más delicadas que sus primas las calabazas, con la piel susceptible de sufrir daños por golpes o arañazos. A la hora de escogerlo, son preferibles los ejemplares de calibre medio o más pequeño, que sean firmes al tacto y no muestren grandes defectos visibles.

Compra

Una vez en casa conviene refrigerarlos en el cajón de las verduras, sin lavar, bien alejados de las manzanas o de alimentos que emitan olores extraños. El calabacín, conservado en frío y con cierta humedad en el ambiente, pero totalmente seco, podrá aguantar bien durante varios días. A partir de la semana lo normal es que se arrugue, pierda textura y sabor, y puede mostrar moho y otros defectos; entonces habrá que desecharlo.

También se puede congelar, lavado, troceado y blanqueado, o conservarlo encurtido, en aceite o incluso en preparaciones dulces o semidulces, como mermeladas y chutneys.

Propiedades y beneficios nutricionales

Podemos resumir las propiedades del calabacín como una hortaliza baja en calorías, fuente de fibra, vitaminas y ciertos minerales, hidratante y saciante. Según la base de datos BEDCA, 100 g de porción comestible en crudo aportan apenas 17 kcal -la cantidad exacta puede subir un poco según la variedad, pero se mantiene rondando las 20 kcal-, está prácticamente libre de grasa y suma solo 2 g de hidratos de carbono, y apenas 1,8 g de proteínas vegetales.

Calabacin Cortado2

Destaca por su contenido en vitamina C, folatos y vitamina A, así como de potasio, fósforo y, ya en menor medida, calcio. En 100 g de calabacín crudo podeos ingerir hasta 94,6 g de agua, que se pierde en diferentes proporciones al cocinarlo, concentrando así todos sus nutrientes.

Es por tanto una hortaliza adecuada para todo tipo de dietas -salvo excepciones por cuestiones médicas concretas-, perfecta para quienes busquen mantener o perder algo de peso, que potencia la saciedad y nos ayuda a mantener una correcta hidratación.

Zoodles

Consumir calabacín de forma habitual, combinado con otros vegetales, reúne los mismos beneficios que la mayoría de verduras: ayuda a mantener un peso equilibrado y favorecen una buena digestión, tienen acción antioxidante, previenen de ciertos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares, reducen el riesgo de diabetes, contribuyen al buen funcionamiento de todo el organismo, etc.

Por supuesto, también depende de cómo lo cocinemos y con qué lo acompañemos; los chips fritos no son la mejor opción, aunque podamos consumirlos de forma ocasional. Y está claro que, por más nutritivo que sea, un bizcocho no es la mejor manera de aprovechar sus numerosos beneficios. Digamos que la harina, el azúcar y la grasa anulan un poco el efecto de la verdura.

Nuestras mejores recetas con calabacín

Hay tantas maneras diferentes de disfrutar del calabacín que sería difícil escoger solo unas pocas recetas para defender sus virtudes culinarias. Que no se diga que es una verdura aburrida; a continuación reunimos una buena selección de nuestras mejores recetas que demuestran la sabrosa versatilidad de esta hortaliza.

Crudo, a la plancha, al horno, guisado, triturado, en frío o caliente, en postres... El recetario del calabacín es equiparable al de la calabaza o la zanahoria, con la peculiaridad de que es una verdura más neutra, no tan dulce, por tanto mucho más abierta a incorporarla a todo tipo de platos salados o dulces.

Aperitivos y entrantes

Latkes

Receta ligeras

Tortillas

Cremas y sopas

Crema

Ensaladas y tartas saladas

Tarta2

Platos saciantes y más completos

Tajine

Dulces y postres

Bizcocho

Fotos | iStock - Pixabay - Unsplash
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'Everything but the bagel': el aderezo de moda en Estados Unidos que puedes echar a todo (y cómo hacerlo en casa)

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'Everything but the bagel': el aderezo de moda en Estados Unidos que puedes echar a todo (y cómo hacerlo en casa)

En España seguimos siendo bastante clásicos en cuanto a condimentos, pero a los estadounidenses -y no son los únicos- les encanta llenar la despensa de multitud de aderezos. Los seasonings se mueven también por tendencias, y tras la locura que desencadenó el pumpking spice hace unos años, está triunfando el llamado everything but the bagel: todo menos el bagel. No parece un nombre muy comercial, pero en cuestión de meses se ha convertido en el aderezo de moda.

También llamado a veces, simplemente, everything bagel, se trata de una mezcla de semillas y especias para cubrir panecillos que los estadounidenses han empezado a usar en prácticamente todo. La combinación de sabores, aromas y texturas parece combinar deliciosamente bien con cualquier plato o masa, a modo de aderezo, cobertura o topping, un poco como el furikake japonés. Pero empecemos por el principio para entender esta pasión desatada.

El origen: los bagels y sus sabores

Bagels

Gracias al cine y la televisión sabemos muy bien que los bagels son esos panecillos redondos con agujero muy típicos de Nueva York, asociados al desayuno pero también a almuerzos frugales, de diners, delis y puestos callejeros.

Precisando un poco más, el bagel es una masa de panadería originaria de las comunidades judías de Polonia, que las comunidades inmigrantes llegadas a Nueva York convirtieron casi en un icono de la ciudad. Son panecillos inidividuales con forma de dónut o rosquilla, muy inflados y con una textura característica gracias a la peculiaridad que los distingue: antes de hornearlos se cuecen en agua.

Hoy en día se han extendido a todo el país y también por medio mundo, con franquicias especializadas y versiones industriales, aunque siguen sobreviviendo las panaderías judías que elaboran estas y otras masas tradicionales de forma artesanal.

Bagels1

La masa del bagel es bastante neutra, como un panecillo de miga tierna y corteza más firme y ligeramente crujiente, ofreciendo así una gran variedad de rellenos al gusto del consumidor, que generalmente son salados. Aunque la receta básica es "plana", con su exterior brillante, lo habitual es que cada comercio cuente con un catálogo de variedad de sabores. La base suele ser la misma, lo que cambian son los aderezos o coberturas antes de hornear.

Los condimentos más habituales se corresponden a semillas como el sésamo o la amapola (o mezcla), o aderezos como cebolla, ajo o sal. Recientemente se han popularizado nuevas recetas como bagels multigranos, integrales o incluso con sabores dulces. Hasta que hace unos años irrumpió en el mercado el bagel definitivo, que incluye "todo".

'Everything bagel' y cómo el aderezo superó al panecillo

Bagels

¿Por qué elegir un topping si puedes tenerlos todos? Es lo que debió pensar el inventor de este ambicioso bagel, cuya autoría original sigue sin estar del todo clara a día de hoy. En el año 2008 The New Yorker atribuyó la idea a David Gussin, del barrio de Queens, quien supuestamente lo había creado ya en 1980 a la edad de 15 años cuando trabajaba a tiempo parcial en un pequeño local.

Según contó, un día tuvo la ocurrencia de usar las semillas que limpiaba del obrador con los restos de los demás ingredientes que formaban parte del menú del establecimiento, para reaprovecharlos. El dueño empezó a vender esos bagels con un pequeño coste extra, y al parecer tuvieron mucho éxito, extendiéndose la fórmula a más locales de la ciudad.

Bagels

Otros nombres aseguran haber dado con la misma idea años antes que Gussin, y aunque este admite que posiblemente no fue el primero -tampoco es una creación tan extraordinaria-, sí que defiende ser el pionero en bautizar la receta como everything bagel, el bagel de todo.

Desde entonces es una de las variedades habituales en el menú de todo tipo de establecimientos o cadenas comerciales, con una receta que varía un poco según el creador. Lo que nació como una forma astuta de aprovechar las semillas perdidas en el proceso de elaboración de los panecillos, se convirtió en uno de los sabores favoritos para muchos neoyorkinos, ideales para los más indecisos.

Bagel Mix

La historia tendría un nuevo capítulo cuando la famosa cadena de alimentación Trader Joe's sacó a la venta la popular mezcla de aderezo para bagels, pero sin el bagel. Y los consumidores descubrieron que este mix va bien con prácticamente todo.

Desde finales de 2019, el condimento ha experimentado una gran expansión convirtiéndose en el sabor de moda en redes sociales, pero también entre chefs y marcas comerciales. Visto el tirón del invento, otras marcas han lanzado su propia versión de la mezcla, mientras que varias compañías han aplicado el sabor a numerosos productos, especialmente de snacks y aperitivos, como patatas fritas.

Incluso en Trader Joe's cuentan ahora con una línea de alimentos a la que han incorporado su propia receta, como frutos secos, salsas y dips, salmón ahumado o yogur griego. Es tan versátil que probablemente supere la barrera de mera tendencia foodie para incorporarse como ingrediente común y popular a la despensa del consumidor medio.

Cómo hacer tu propio aderezo en casa

Para comprobar las virtudes de este ingrediente, nada mejor que probarlo en vivo. No es más que una mezcla en crudo de varios ingredientes muy comunes, así que cualquier puede hacerlo en casa y realizar los ajustes que crea necesarios sobre la marcha, al gusto personal.

Aderezo de bagels

Los ingredientes de la versión genuina de Trader Joe's son, en orden de mayor a menor cantidad: semillas de sésamo, copos de sal marina, ajo seco o deshidratado granulado, cebolla seca o deshidratada granulada, semillas de sésamo negro y semillas de amapola. Algunos consumidores critican que la fórmula de esta cadena es demasiado salada, y otros achacan la escasa proporción de las semillas de amapola, que suelen ser el ingrediente más caro. Por eso muchos la hacen casera.

Ingredientes

Para 1 unidades
  • Semillas de amapola 2 cucharadas
  • Semillas de sésamo 1 cucharada
  • Semillas de sésamo negro 1 cucharada
  • Ajo granulado seco 1 cuchada y 1 cucharadita
  • Cebolla seca o deshidratada granulada 1 cuchada y 1 cucharadita
  • Escamas de sal 2 cucharaditas (sal gruesa o Maldon)
  • Semillas de hinojo 1 cucharada (opcional)
  • Semillas de alcaravea 1 cucharada (opcional)

Cómo hacer aderezo 'everything but the bagel'

Dificultad: Fácil
  • Tiempo total 5 m
  • Elaboración 5 m

Siguiendo esta receta, medir todos los ingredientes usando cucharadas y cucharaditas estándar, con un volumen de 15 ml y 5 ml, respectivamente.

Mezclar todo en un cuenco para distribuir de forma homogénea los ingredientes. Probar y ajustar las cantidades al gusto, o añadir los ingredientes opcionales señalados, u otros como semillas de chía o chile en copos, si lo queremos picante.

Guardar en un recipiente limpio, seco y de cierre hermético, preferiblemente de vidrio. Almacenar en un lugar fresco, seco, libre de olores y oscuro. En ambientes muy cálidos o húmedos, valorar si conservar en la nevera.

Bagel Mix

Normalmente las semillas de sésamo van al natural, pero podrían tostarse previamente o usarse ya compradas en versión tostada. De este modo añaden más sabor y textura crujiente, pero hay que tener en cuenta que pueden quemarse muy rápido si se someten al calor del horno u otra cocción.

Si los ingredientes son frescos y de buena calidad, se puede guardar la mezcla en un bote limpio de cierre hermético en la despensa, mejor si es de vidrio, durante varios meses, alejado de la humedad, olores y fuentes de calor.

En qué usar este condimento

La cuestión sería más bien en qué no usarlo, y tampoco tendríamos una respuesta muy clara. Quizá en dulces no pega mucho por la presencia del ajo y la cebolla -pero animamos a ser aventureros y explorar todos los límites-, pero es un aderezo tremendamente versátil con el que conseguir este punto extra de sabor y vidilla que puede alegrar multitud de platos. Estas son solo algunas ideas:

Bagels Condimento
  • En un tartar de pescado, carne o vegetal.
  • Acompañando al aguacate en cualquiera de sus formas, aportando un punto crujiente a su textura cremosa.
  • Incorporado en las masas de todo tipo de panes y panecillos, o decorándolos en forma de cobertura justo antes de hornear.
  • Como saborizante de crackers y otras galletas saladas.
  • Completando elaboraciones tipo poke bowl o chirashi sushi.
  • Aderezando cualquier receta con huevos: cocidos, escalfados, revueltos, al horno, tortillas y fritattas, etc.
  • Combinado con otros ingredientes en smoothie bowls de frutas.
  • Dando sabor y textura a unos edamames cocidos o salteados.
  • Mezclado con otras especias y un poco de aceite en la preparación de los garbanzos crujientes al horno.

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Cómo hacer el mejor café con hielo: tres métodos infalibles para refrescarte sin aguarlo

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Cómo hacer el mejor café con hielo: tres métodos infalibles para refrescarte sin aguarlo

Quienes disfrutamos de nuestro café caliente y negro como el infierno sufrimos un poco durante el verano. Hasta la tercera ola del café, la única forma de tomarlo frío consistía simplemente en echar la infusión recién hecha o enfriada sobre hielos. El resultado es una bebida aguada, sin la complejidad aromática del café que, para más inri, suele estar pasada de acidez y amargor. Afortunadamente, hay métodos para evitar este despropósito que nos garantizan una bebida refrescante que sí se merece formar parte del recetario cafetero.

Por qué mezclar tu café de siempre con hielo no es buena idea

Si ya pedir un café expreso en un local desconocido es toda una aventura, solicitarlo con hielo es casi lanzarse al vacío sin paracaídas. No hablamos aquí de las cafeterías de especialidad, por supuesto, donde los baristas expertos dominan cada paso y cada técnica para conseguir la bebida perfecta.

Porque el café es algo muy simple, y al mismo tiempo, extremadamente complejo. Son muchos los factores que intervienen en el proceso la infusión, y ninguno debe ser pasado por alto: el origen de los granos, el tipo de tueste, el grado de molienda, el método de infusión, la extracción... Según el resultado final buscado, habrá que escoger unos parámetros u otros.

Café con hielo

Si queremos disfrutar de un café frío con hielo, de buen sabor, cuerpo y aroma, no podemos simplemente echar unos cubitos a nuestra bebida habitual, sea de cafetera italiana o un expreso de máquina. Es decir, sí podemos, y mucha gente lo hace sin más, pero si nos interesa degustar una bebida de calidad sin echar a perder esos granos de café de especialidad que nos molestamos en comprar, se merecen un trato un mejor.

El motivo más obvio es que va a terminar aguado. El hielo que enfría el café es agua, y al fundirse se diluye en nuestra infusión, diluyendo al mismo tiempo todo su sabor y aromas. Y si sueles usar café de tueste oscuro, muy apreciado en expresos calientes, dejará notas poco agradables al tomarlo frío.

Tres formas de hacer café con hielo sin aguarlo

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Antes de entrar en materia hay que señalar la importancia de usar buen hielo. Es decir, con agua de calidad, limpia, congelada en moldes adecuados sin restos de aromas o sabores previos, y en un congelador totalmente limpio. Si esto no es posible, lo mejor es comprar hielo comercial profesional. Además, cuanto más grandes sean los cubitos, más lentamente se derretirán.

Lo más fácil: duplica el café

Si el café es una infusión de granos molidos y agua, y al añadir hielo sumamos más agua, una solución sencilla es aumentar la proporción de café. Hay dos formas de llevar esto a cabo.

Cafe Hielo
  • Con hielos de café. Hay que planificarse un poco para hacer la primera tanda de café, esperar a que enfríe y congelarlo en cubiteras, pero siempre podemos hacer una gran cantidad de golpe. Los hielos de café permiten elaborar otras bebidas también muy refrescantes, y son perfectos para los amantes del café con leche. Verter la leche o bebida vegetal fría en una copa llena de estos cubitos crea, además, un efecto visual muy llamativo.
Cafe Hielo
  • Con una coctelera. El barista y especialista en café Kim Ossemblok nos enseña una alternativa más instantánea. Solo hay que preparar dos expresos y verterlos en una coctelera donde hayamos depositado una buena cantidad de hielo, y el azúcar que nos guste. Se agita muy, muy bien, y se vierte al instante, logrando un café recién hecho pero frío, que además conserva su espuma.

Reduce el agua a la mitad

Es la misma idea, pero al revés, y una técnica que funcionará especialmente bien con cafeteras de filtro. También las cafeteras superautomáticas, y casi todas las monodosis, permiten ajustar el volumen de agua a utilizar sin que se vea perjudicada la cantidad de café, que también suele ser ajustable.

El resultado será un café mucho más concentrado, que suavizaremos al combinarlo con el hielo. Es recomendable servirlo recién hecho, así que lo más fácil es llenar el espacio donde caerá la infusión ya con hielos. Si usamos cafetera italiana, prensa francesa o una máquina automática, pondremos los hielos en las copas o vasos.

Cafe Hielo10

También es buena idea enfriar los recipientes al estilo de las copas de cóctel, removiendo unos primeros hielos hasta que empiecen a soltar agua, momento en el cual se desecha todo. Hay que usar hielos nuevos para ya enfriar el café, que puede caer directamente sobre ellos a medida que se produce la infusión.

Prepara un cold brew o infusión en frío

El cold brew fue la bebida de moda hace unos años, supuestamente la gran obsesión de los millennials o hipsters, según el medio que lo reseñaba. Superada la locura inicial, este tipo concreto de café ya está más que asentado en las cafeterías de especialidad, también con numerosas empresas dedicadas a su producción embotellada.

Cafe Hielo

Hacer un cold brew en casa es muy sencillo, pero requiere su tiempo. Esta técnica es autoexplicativa: consiste en infusionar en frío el café. En un proceso que puede durar entre ocho y 24 horas, la bebida obtenida es sorprendentemente dulce, suave y muy aromática, con una bajísima acidez y nada amarga. Pero cuidado, pues tiene mucha más cafeína que un expreso.

Salvo que tengamos una cafetera o dispositivo especialmente diseñado para este sistema, solo necesitamos comprar el café en grano y molerlo al momento dejando una textura muy gruesa. De hecho, no debe parecer molido, conviene dejar trozos gruesos de grano, como piedrecitas. Si usáramos una molienda media o fina, solo obtendríamos un café pasado de extracción, muy astringente, imbebible.

Cold Brew Cafetera de infusiónd e café y té fría - Jarra grande de cristal 1,5L - Jarra helado con tapa de acero inoxidable/filtro de malla fina - Tubo ADICIONAL para infusiones de frutas

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HARIO Cold Brew Coffee Pot Red 1000ml MCPN-14R

HARIO Cold Brew Coffee Pot Red 1000ml MCPN-14R

Con 250 g de café en granose puede infusionar 1 litro de agua, aunque esta elaboración se presta a hacer ajustes personalizados. Hay que mezclarlo todo, con agua del tiempo, y dejarlo en la cocina o en la nevera un máximo de 24 horas. Una vez bien filtrado, el café se puede diluir en más agua o leche, o tomar tal cual, frío de la nevera o añadiendo hielo, pues es tan aromático que no se aguará.

Cafe Mezcla

Recomendamos no añadir azúcar ni edulcorantes al café con hielo, pues además podría hacernos beber más de la cuenta sin darnos demasiada cuenta. En pleno verano es una bebida refrescante que sienta muy bien, y podríamos excedernos de las cantidades recomendadas de cafeína. Sí que admite un mayor juego con diferentes aromas, como un toque de zumo y corteza de limón, o incluso un poco de tónica, para darle un punto carbónico.

Algunos de los enlaces aquí publicados son de afiliados. A pesar de ello, ninguno de los artículos mencionados han sido propuestos ni por las marcas ni por las tiendas, siendo su introducción una decisión única del equipo de editores.

Fotos | iStock - Unsplash
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Los 23 alimentos más hidratantes para refrescarte comiendo este verano (y un montón de recetas con ellos para no aburrirte)

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Los 23 alimentos más hidratantes para refrescarte comiendo este verano (y un montón de recetas con ellos para no aburrirte)

Mantener una buena hidratación diaria es un factor clave a la hora de cuidar de nuestra salud durante todo el año. En verano es una cuestión que juega un papel aún más importante debido a las altas temperaturas y la exposión al sol, por lo que conviene recordar que no solo a través de las bebidas podemos evitar la deshidratación. Son muchos los alimentos hidratantes que podemos consumir a diario que, además son bajos en calorías y ricos en vitaminas, minerales y fibra.

Todos los alimentos tienen un mínimo de contenido acuoso en su composición, si bien a los deshidratados y liofilizados se les puede eliminar hasta más del 90% de agua. No obstante, los productos que nos interesa priorizar en la dieta para ayudarnos a mantener una hidratación correcta son todos del mundo vegetal, tanto frutas como verduras y hortalizas. Es decir, los mismos alimentos que están en la base de la pirámide alimentaria saludable.

Si el calor nos hace perder un poco el apetito o si descuidamos un poco la alimentación durante las vacaciones veraniegas, conviene tener en cuenta cuáles son las variedades vegetales con un mayor contenido natural en agua para incluirlos en nuestros menús cotidianos. Así evitaremos la deshidratación o la sed que nos puede llevar a recurrir demasiado a refrescos, cervezas y otras bebidas menos recomendables.

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Otra ventaja de estos productos es que, en su mayoría, se pueden comer crudos o fríos, por lo que son mucho más apetecibles cuando lo que el cuerpo nos pide es algo refrescante. También son bajos en calorías y una buena fuente de fibra, perfectos para mantenernos saciados sin sufrir digestiones pesadas, evitando también el típico aumento del peso del verano.

A continuación presentamos el listado de los alimentos más hidratantes según la Base de datos Española de los Alimentos (BEDCA), siempre basándonos en el contenido total de agua por cada 100 g de porción comestible.

Calabaza hervida

El primer alimento sólido que aparece en el listado es, curiosamente, la calabaza hervida, es decir, cocida en agua. Esta hortaliza en sus variedades tipo cacahuete o butternut ya se empieza a recolectar en verano y no tenemos que esperar al otoño para consumirla. Además de muy rica en carotenos y vitaminas antioxidantes, consumirla hervida nos proporcionará hasta 96,5 g de agua por cada 100 g. Esto se debe a que ya es un alimento hidratante de por sí, y al cocerla absorbe una gran cantidad de líquido.

Ensalada de Calabaza

La calabaza hervida es también sabrosa servida fría, aderezada con especias o hierbas, o simplemente bien aliñada con nuestra vinagreta favorita. La podemos chafar para convertirla en puré o una crema, para mojar crudités de verduras -también hidratantes-, como untable o salsa. Y al ser dulce por naturaleza, podemos servirla con canela o vainilla, un poco de miel, yogur y frutos secos a modo de postre o merienda.

Cualquiera de nuestras recetas con calabaza asada se puede preparar también hervida, en una versión más veraniega para evitar además el calor del horno.

Pepino

De la misma familia de las cucurbitáceas tenemos otra hortaliza que no sorprenderá a nadie por su altísimo contenido en agua, el humilde pepino. De hecho, algunas de nuestras recetas piden dejarlo reposar con sal sobre un colador para, precisamente, extraer parte de su humedad, y así darle una mejor textura y concentrar sus sabores.

Ensalada Pepino

Para disfrutar de su poder de hidratación, con 95,7 g de agua, lo mejor es tomarlo tal cual, crudo, con la piel para aprovechar además su fibra y todas las vitaminas. Hay además nuevas variedades en el mercado que ofrecen un sabor más suave, digestiones más ligeras y una textura mucho más rica para comer tal cual, como un snack, por ejemplo el llamado baby.

Canónigos

El primer vegetal de los que llamamos de hoja en este listado son los sabrosos canónigos, que a menudo hacen pareja con la rúcula, más amarga. Con 95,6 g de agua, combinados en una ensalada con el pepino tendríamos un plato de lo más refrescante, y a nivel personal recomiendo emparejarlo con la calabaza, pues hacen muy buenas migas.

Canonigos

Los canónigos se consumen habitualmente crudos y se venden ya envasados, limpios y listos para consumir. La forma de sus pequeñas hojas es ideal para añadirlas como aderezo a cualquier plato, y tampoco es mala idea recurrir a ellos entre horas para calmar el apetito o la posible ansiedad en dietas de adelgazamiento.

Lechuga

La BEDCA no hace especificaciones de variedades concretas, así que podemos simplificar afirmando que cualquier lechuga es una gran fuente de hidratación, con una media de 95,2 g g de agua por cada 100 g de producto comestible. Crujientes, frescas y saciantes, también son económicas y una forma muy fácil de completar muchos platos con apenas unas pocas calorías.

Perdices Huerta

Si la manida iceberg te parece aburrida, recupera o prueba otras variedades más atractivas, como la romana, la hoja de roble o los crujientísimos cogollos. Añadir unas hojas de lechuga a bocadillos, sándwiches y hamburguesas es una buena forma de hacer más jugosos estos emparedados sin tener que recurrir a un exceso de salsas, muy calóricas y que, por llevar habitualmente mucha sal, pueden causarnos más sed.

Achicoria

De la misma familia que la lechuga, de la achicoria se consumen diferentes variedades conocidas por distintos nombres, aunque la que nos interesa aquí es la Cichorium intybus o de hoja. La achicoria de raíz se emplea como sustituto del café o incluso como endulzante. En España es más común la achicoria de hojas verdes, largas y dentadas, habitualmente como parte del típico mezclum de hojas de ensalada.

Achicoria

Su característico sabor ligeramente amargo hace que merezca la pena animarse a consumirla sola, con un aliño sencillo, para refrescar platos de carne o pescado, o convertirla en la base de cualquier ensalada.

Rábano

También conocidos como rabanitos por la popularidad que han adquirido los ejemplares de formato pequeño, sobre todo comercializados en raciones pequeñas a modo de snack saludable. Ligeramente picantes, crujientes y muy refrescantes, son un bocado ideal para picar a cualquier hora que sienta de maravilla cuando se toman bien fríos de la nevera.

Rabanos

Sandía

La primera fruta como tal de esta lista no podía ser otra que la reina del verano, la roja y refrescante sandía. Su pulpa es casi pura agua, con 94,6 g de líquido por cada 100 g, y por eso es perfecta para hidratarnos durante toda la jornada. Además enriquece de maravilla platos salados, especialmente cuando se combina con un queso fresco tipo feta o mozzarella.

Milhojas

Cada vez se producen variedades más atractivas para el consumidor, en formamos más pequeños, con semillas diminutas o sin ellas, buscando la riqueza de colores y un sabor dulce más pronunciado.

Calabacín

Cultivado ya todo el año, pero que en verano vive su mejor momento de la temporada, el calabacín es una hortaliza tremendamente versátil y de lo más saludable. Tiene la ventaja de que se puede comer crudo, pues no en vano botánicamente es una fruta, y conserva mejor su sabor mediante cocciones muy cortas. Esto nos permite aprovechar al máximo sus nutrientes, y también su alto contenido en agua.

Calabacin

Apio

Asociado durante muchos años con dietas extremas para adelgazar, el apio merece ser reivindicado en nuestras cocinas, no solo como aderezo de coctelería. Imprescindible como base de sofritos y salsas -los italianos pueden dar buena cuenta de ello-, su sabor cambia casi por completo cuando se cocina, y resulta sabrosísimo en crudo. Si está bien fresco, retirando los pequeños hilos o filamentos más molestos, es un bocado crujiente, refrescante y muy ligero.

Apio

Tiene muy pocas calorías, sacia sin dejar digestiones pesadas, y es un ingrediente ideal para tomar aperitivos, hummus, cremas y dips untables, o para añadir como guarnición a sopas y cremas. Los ejemplares más finos son más agradables de comer al natural, y las hojas se pueden aprovechar.

Borraja

Cultivo muy tradicional en regiones como Navarra y Aragón, donde es habitual que aún muchas familias planten sus propias producciones de consumo propio, la borraja es algo más desconocida en otras partes de nuestro país. Sí se puede encontrar más fácilmente en conserva, pero merece la pena hacerse con un buen manojo crudo, si damos con ella.

Borraja

Tiene 94,5 g de agua, igual que el apio, y se puede consumir cruda cuando el vegetal es muy fresco y se disponen de tallos y hojas más tiernos. Lo habitual es cocinarla hervida o cocida, en guisos o sopas, también dentro de tortillas y revueltos. Las hojas rebozadas pueden ser una guarnición estupenda, y también se toman con azúcar en forma de postre, aunque no es esta la manera más recomendable para aprovechar sus propiedades hidratantes en verano.

Acelga

La pobre acelga tiene mala fama de verdura sosa, mustia y aburrida, fruto de épocas pasadas y de malas cocciones. Pero tanto las variedades típicas de toda la vida, con sus tallos o pencas blancas y gruesas, a las más recientes de color amarillo o rojo, bien cocinada es un vegetal sabrosísimo y de lo más saludable. Además, nos aporta 94,4 g de agua por 100 g de verdura en crudo.

Acelgas

Las más jóvenes y tiernas pueden comerse crudas, picando en juliana fina las hojas y también los tallos, aunque rehogadas brevemente son más sabrosas. Lo esencial es no pasarse de cocción para conservar su bonito color, su textura y sus nutrientes.

Tomate asado y natural

Curiosamente, la BEDCA señala que el tomate asado proporciona 93,99 g de agua por cada 100 g de porción comestible, y el tomate natural 93,9. La diferencia es minúscula, pero nos recuerda que esta hortaliza podemos disfrutarla también cocinada, y no solo en forma de tomate frito.

Como ingrediente básico de nuestra cocina y de la de medio mundo, hoy no podemos cocebir que el tomate no existiera en Europa hasta que lo trajimos desde América y empezamos a cultivarlo. Hoy existen multitud de variedades con novedades que se lanzan cada año, poniendo el foco en la versatilidad y el sabor, dejado de lado durante un tiempo. Aunque hay tomates magníficos ya también en invierno, el verano es la mejor época para sacarle partido, empezando con el gazpacho y el salmorejo.

Cardo

Quizá choca un poco pensar en que el cardo aporta la misma cantidad de agua que el tomate, pues no es la imagen prototípica que tenemos de un vegetal jugoso y apetecible. No es mal momento recuperar el valor de este humilde ingrediente, a pesar de que en muchas casas solo se come como en Navidad como plato tradicional que sobrevive de otros tiempos, en salsa de almendras.

Cardo

Pero el cardo tiene muchas virtudes tanto nutritivas como culinarias. Podemos encontrarlo en conserva y también congelado, listo para usar o consumir, por ejemplo en la mencionada salsa de almendras, con pasas y piñones, o a la navarra, con jamón. Es muy diurético y saciante, y simplemente cocido y bien aliñado es un buen plato para tomar frío en verano.

Escarola

En su variedad de hoja lisa o rizada, la más común en nuestro país, este vegetal de hojas verdes, amarillentas y blanquecinas está emparntado con la endivia, y genera cierta confusión por su nombre en inglés en algunos países. Aquí la tratamos como una lechuga más, mezclada con otras hojas o sola, para disfrutar de su sabor más intenso y algo amargo.

Escarola

Endivia

Si son prácticamente primas hermanas, era lógico deducir que la endivia no andaría muy lejos en esta lista. Mucho más amargas pero con la capacidad de transformar su sabor al cocinarlas, las endivias se pueden tomar al natural o cocidas, pasadas por la plancha o asadas.

Endivias

Por su forma peculiar son perfectas para usar a modo de barquitas rellenas o para mojar salsas, y también se pueden picar en juliana para tomar en crudo o saltearlas. Son excelentes además para rellenarlas con algo más contundente y gratinarlas al horno, aunque serán más hidrataantes y saludables si las presentamos crudas.

Pimiento frito

En crudo los pimientos aportan un toque crujiente muy refrescante a ensaladas y otros platos, pero quienes los disfruten más fritos, están de enhorabuena. Aportan 93,8 g de agua y además podemos cocinarlos sin pasarnos de grasa usando una técnica sencilla con poco aceite, o el microondas.

Pimiento

Berros

Estas pequeñas hojas redondeadas se confunden con los canónigos, aunque su sabor es diferente y también suelen presentar un calibre más pequeño, con los tallos más finos y delicados. Son más apreciados cuanto más jóvenes y frescos se recolectan, como base de ensaladas o combinados con otras hojas verdes. Tampoco hay que confundirlos con las pamplinas, mucho más pequeñas.

Berro

Espárragos blancos en conserva (y verdes)

La temporada del espárrago fresco es muy corta y ya se nos pasó; afortunadamente los disfrutamos todo el año en forma de conservas que siempre merece la pena tener en la despensa. Recomendamos leer bien las etiquetas para escoger productos 100% nacionales, con espárragos cultivados en España, mucho más sabrosos y también más sostenibles, aunque cuesten un poco más.

Esparragos

El proceso de cocer y envasar los espárragos blancos incrementa su contenido en agua, por lo que son un bocado muy refrescante y suave para enriquecer ensaladas, platos combinados o para servir como aperitivo. El espárrago verde lo encontramos algunos puestos más abajo, con 92,8 g de agua frente a los 93,4 g del blanco.

Hinojo

Poco apreciado todavía en gran parte de nuestro país, el bulbo de hinojo es todo un manjar lleno de virtudes que habría que reivindicar más. No es fácil dar con él en los comercios habituales; si lo encuentras, no dudes en llevártelo a casa. Con su sabor anisado y gran aroma, se puede consumir crudo -es muy crujiente- o cocinado. Es delicioso asado, fantástico como parte de cremas o salsas.

Hinojo

Espinaca hervida

Otro ejemplo de cómo cambia el sabor y la apariencia de un vegetal lo tenemos claramente en las espinacas. Crudas, preferiblemente en forma de brotes o de hojas baby, son exquisitas para preparar ensaladas o aderezar platos y bocadillos, mientras que cocinadas potencian sus sabores.

Espinacas

Al hervirlas pierden volumen y concentran también sus nutrientes, y absorben mucha agua en el proceso. Una ración de 100 g nos aporta 93,14 g de agua, además de muchos otros nutrientes.

Grelos

Muy típicos en Galicia, menos apreciados en el resto del país, los grelos tienen 93,1 g de agua por cada 100 g de producto comestible. No son más que los tallos tiernos del nabo que aparecen antes de su floración. No hay que confundirlos con las nabizas, que son las hojas tiernas y prácticamente carecen de tallo.

Grelos

El grelo gallego goza de sello de Indicación Geográfica Protegida y se asocia a platos de invierno, como el caldo, el lacón y otros guisos. Pero hoy podemos adquirirlo envasado en conserva para sumarlo a nuestros platos o consumirlo en tortillas, salteados y revueltos.

Setas a la plancha

La temporada grande de setas silvestres es el otoño, a pesar de que sigue habiendo otras variedades a lo largo de casi todo el año. En verano podemos seguir consumiéndolas de mil maneras gracias a las de cultivo -shiitakes, champiñones, portobello, de cardo...- o a formatos como las conservas, las deshidratadas y las congeladas.

Setas

Cada hongo tiene unas propiedades ligeramente distintas, si bien la BEDCA recoge la información nutricional genérica a todas a ellas. De media, 100 g cocinados a la plancha nos estarán aportando unos 92,6 g de agua. Las podemos tomar tal cual, con un huevo escalfado, en revueltos o tortillas, a modo de guarnición o como relleno de bocadillos, pizzados o incluso hamburguesas.

Coliflor

Unos 92, 5 g de agua tienen 100 g de coliflor cruda congelada, un formato muy práctico para tener en el congelador y usar a conveniencia sin más complicaciones. La crucífera cruda al natural presenta unos nutrientes con diferencias irrisorias, así que podemos escoger el formato que más cómodo nos resulte. Hay muchas maneras de cocinarla, aunque en verano quizá lo que más apetezca sea el cuscús o colirroz, o dentro de arroces de la huerta.

Coliflor

Bola extra: el melón

El rival de la sandía se nos quedaba fuera de este listado de alimentos hidratantes, aunque por muy poco. Con 92,4 de agua por cada 100 g de pulpa sin piel ni semillas, no podemos negar que es otro de los alimentos estrella del verano, con muchas variedades a nuestra disposición para elegir la que más nos guste. Ligeramente más calórico que la sandía, sigue siendo una fruta perfecta para hidratarnos de forma saludable, y no siempre hay que dejarlo para el postre.

Melon

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El melón de temporada, una fruta de verano fresca y deliciosa (y seis recetas para salir del postre)

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El melón de temporada, una fruta de verano fresca y deliciosa (y seis recetas para salir del postre)

El verano también tiene su particular pregunta "¿a quién quieres más?" si hablamos de frutas, convirtiendo en un dilema elegir entre melón y sandía, en vez del clásico "a papá o a mamá".

Afortunadamente, con las frutas y con la vida, no tenemos que elegir y podemos disfrutar de ambos, aunque hoy os venimos a hablar del melón, fruta estival por definición.

Refrescante, jugoso y cargado de agua, este miembro de la familia de las cucurbitáceas se convierte en indispensable protagonista de las sobremesas veraniegas, poniendo el punto goloso al final de nuestras comidas pero... ¿has pensado darle vida también antes del postre?

Hoy te vamos a contar cómo usar el melón en tu cocina, qué recetas salen de él, cuáles son sus variedades y con quién comparte parentesco y, por supuesto, todas las ventajas que su consumo tiene para tu salud.

¿Qué es el melón?

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Como decíamos un poco más arriba, el melón (Cucumis Melo) es un fruto -concretamente de la melonera, una planta rastrera anual que crece en climas cálidos o templados y prefiere suelos ricos en nutrientes. Es de la familia de las cucurbitáceas, donde tiene como parientes lejanos al calabacín (Cucurbita Pepo) o a la calabaza (Cucurbita maxima), siendo además más cercano al pepino (Cucumis Sativa), con quien comparte género botánico.

El melón, como sus parientes cucurbitáceos, es un fruto que se denomina pepónide, es decir, que se desarrolla a partir del ovario hinchado de la flor de la planta. Exactamente igual que lo que contamos en su día sobre el calabacín.

Dentro del género Cucumis Melo, encontramos diferentes variedades de melón, que no debemos confundir con especie porque tanto el piel de sapo como el galia, el cantalupo o el tendral son melones de pleno derecho: Cucumis Melo.

Origen y cultivo actual

Foto Origen Y Cultivo Actual

Una pequeña incertidumbre, aún por desvelar, se cierne sobre los orígenes del melón, que se sitúan en un amplísimo plano que va desde Oriente Medio hasta Asia Central, pasando por la propia Persia y la India.

También hay teorías que sostienen sus orígenes africanos, basadas en la existencia de ejemplares de melón salvaje en numerosos países del África Oriental.

Sin poder resolver estas dudas de forma directa, lo que sí se sabe es que en el Egipto faraónico ya se conocían los melones, donde griegos, cartagineses y romanos cogerían el relevo y lo expandirían por el resto del Mediterráneo.

China, Turquía e Irán son los primeros productores mundiales. España se encuentra en la octava plaza

Siglos después, el melón seguiría expandiéndose por Europa, siendo un fruto bastante preciado en diversas cortes en la Edad Media y también extendiéndose su uso hacia América, a raíz del descubrimiento.

En la actualidad, el melón es una fruta cultivada en países de clima templado o cálido, siendo China el primer productor mundial, con cerca de 16 millones de toneladas. De lejísimos le siguen Turquía (1,8 millones de toneladas), Irán (1'6 millones de toneladas) o Egipto y la India (superando ambos ligeramente el millón de toneladas).

España es el primer país europeo a nivel productivo con unas 660.000 toneladas por año. Dentro de nuestras fronteras, las provincias en las que más se produce son Murcia y Ciudad Real (ambas en torno a un 27% del total), seguidas por Almería (con un 16%).

Además, contamos con dos indicaciones geográficas protegidas como la de Melón de La Mancha o la murciana de Melón de Torre Pacheco.

Descripción y características

Tendral Piel De Sapo Galia Honeydew Y Cantalupo De izquierda a derecha y de abajo a arriba: Tendral, piel de sapo, galia, honeydew y cantalupo.

Dentro de las diferentes variedades de melón encontramos el de piel de sapo, el cantalupo, el galia, el honeydew o el tendral. Todos ellos tienen morfologías y dimensiones distintas, además de variar también su dulzor, por lo que es mejor presentarlos por separado.

  • Piel de sapo: Es el melón más extendido en nuestro país. Son alargados, de piel verde intenso y rugosa aunque su corteza es fina. Su peso suele oscilar entre el kilo y medio y los dos kilos y su carne es blanca, aunque puede amarillear ligeramente, además de compacta y dulce. Sin embargo, no es el tipo de melón más aromático. Dentro de esta especie podemos encontrar híbridos como el melón futuro y el melón categoría, que comparten morfología. Como curiosidad, cabe mencionar su gran durabilidad antes de ser consumido, razón por la que en el mercado anglosajón se le suele encontrar como Santa Claus Melon, ya que en buenas condiciones puede llegar hasta la Navidad.
  • Tendral: A veces se le denomina melón de invierno, ya que está en el mercado entre los meses de noviembre y enero, teniendo además buena conservación. Es típico del sudeste español y su corteza es más dura y gruesa que la del piel de sapo, lo que le hace muy práctico para el transporte. Suele ser pesado, pudiendo alcanzar los tres kilos y tiene una forma ligeramente alargada, aunque no necesariamente. Su carne blanca es menos dulce que la del melón de verano.
Los melones piel de sapo y tendral son los más frecuentes en nuestros campos. Siendo el tendral un melón de invierno.
  • Honeydew: Es un melón esférico, a veces ovoidal, de tamaño variable, pudiendo alcanzar los tres kilos de peso, aunque es más frecuente encontrarlos en torno al kilo y medio. También se les llama melón verde, debido al color de su carne. Son fáciles de identificar en el exterior porque su piel es lisa y suave. Para conocer su madurez, debemos fijarnos en ésta, que debe ser de un color amarillo crema, debiendo rechazar los melones verdes en su exterior, señal de inmadurez. Además, como el resto de melones, debe ser firme al tacto y presentar un peso macizo.
  • Cantalupo: También llamando cantaloup o charentais. Esférico, no muy grande (apenas kilo y medio, siendo frecuentes los ejemplares de 700 u 800 gramos) y con una forma ligeramente achatada. Su exterior es rugoso pero fino y de color amarillento, con una fuerte reticulación. La carne también es muy amarilla y fragante, siendo muy cotizado gastronómicamente. De hecho, el Yubari King (un cultivar japonés del cantalupo) es el melón más caro del mundo
  • Galia: Se trata de un híbrido moderno entre el cantaloupe y el honeydew, desarrollado en la década de 1970 en Israel y que no tiene nada de francés, ya que gal significa ola en hebreo. Es esférico con una piel exterior rugosa y estriada, que oscila entre el verde claro en las primeras fases hasta un amarillo terroso (herencia cantaloupe) cuando está maduro. Su carne es verde clara (herencia honeydew) y son muy fragantes y la carne no es muy consistente. Su peso rara vez supera el kilo.

Cómo elegir y conservar el melón

Como Elegir Y Conservar El Melon

A pesar de su recio aspecto exterior, conviene, como a cualquier producto, mimarlo en la cesta de la compra para evitar golpes y abolladuras. Es cierto que el melón aguanta bien -sin abrir- las altas temperaturas y los contactos pero es preciso que lo tratemos bien.

Cuando vayamos a comprarlo, sin importar su variedad, debe ser duro al tacto, no presentar cortes o magulladuras y ofrecer un peso macizo, señal de que la carne estará firme. En cualquiera de las versiones, deben ser melones que no tengan la piel verde claro, señal de inmadurez.

Comprobar su madurez es relativamente fácil. Debemos sujetarlo con firmeza y apretar con los dedos la punta del melón la opuesta al pedúnculo, que deberá ceder ligeramente. Además, un melón maduro sin abrir debe desprender un aroma agradable y dulce, algo que no encontraremos en los melones inmaduros.

Si podemos, otra buena forma de comprobar su madurez es sacudirlo ligeramente para oír su interior. Si hay un sonido líquido será señal de que ya está demasiado maduro y conviene desecharlo.

Debemos descartar melones que estén muy verdes pero también blandos, magullados o que suenen líquidos.

Cuando ya le tengamos en casa, debemos tener claros dos momentos: antes de abrirlo y después de abrirlo. Si no lo vamos a consumir de manera inmediata, podemos dejarlo a temperatura ambiente y no le pasará nada.

Sin embargo, una vez abierto, debe ser conservado en nevera y tapado con un film transparente. Recomendamos además ir cortando tajadas a medida que se necesitan, nunca trocearlo entero e ir recurriendo a ellas cuando las necesitamos porque se malogra pronto.

Si no tuviéramos espacio suficiente, conviene partirlo en dos mitades, que serán más fáciles de almacenar pero siempre teniendo en cuenta que haya la mejor superficie de carne posible descubierta.

Es fundamental el film, asegurando bien toda la superficie del melón porque ésta absorbe olores con mucha facilidad. Como último consejo, aunque todos lo sabréis, está el sacar de la nevera unos 15 minutos antes el melón para que se atempere y podamos degustarlo bien.

Propiedades y beneficios nutricionales

Propiedades Y Beneficios Nutricionales

Podríamos considerar al melón como una auténtica fuente, ya que un 92,4% de su contenido total es agua. Tiene un bajo contenido en hidratos de carbono (apenas 6 gramos por cada 100g) y también un pequeño aporte de fibra (1g de cada 100g).

Mejor comportamiento muestra con algunas vitaminas y minerales, como es el caso de la vitamina C (25mg por cada 100g) o del potasio (320mg por cada 100g), que le pueden convertir en una buena fruta para controlar nuestro sistema urinario pero también para nuestra salud ocular.

Por tanto, nos encontramos ante una fruta saciante, ligera y de bajo aporte calórico que puede venir bien tanto en dietas de adelgazamiento como simplemente para aquellos que quieren vigilar su peso.

Además, el hecho de que lo consumamos mayoritariamente en crudo hace que sus propiedades no se disipen en cocciones u otras elaboraciones. Sin embargo, si avanzas un poquito más, comprobarás cómo el melón puede ser protagonista más allá del postre.

Nuestras mejores recetas con melón

Nuestras Mejores Recetas

Comparte podio con otras frutas veraniegas como la sandía y el albaricoque y raro es resistirse a una tajada de melón después de la comida, aunque tiene un refrán que le persigue, que quizá hayáis oído: el melón; por la mañana, oro; por la tarde, plata, y por la noche, mata.

Una pincelada de sabiduría popular que hace mención al consumo en fresco de éste pero que, con moderación, no es perjudicial. Se debe evitar consumirlo muy frío, por el choque térmico que genera, y tampoco en gran cantidad -además de por el volumen- por el porcentaje de agua que tiene.

Dicho esto, nos ponemos manos a la obra.

1. Gazpacho de melón

Gazpacho De Melon

No sólo de tomates viven nuestros gazpachos -y en Directo al Paladar lo sabes de sobra-, así que apuesta por hacer aún más refrescante esta receta con el melón de temporada.

Además, le viene genial la colaboración de hierbas aromáticas frescas como la hierbabuena o la menta.

  • Ingredientes para 2 personas: 375g de melón, 1 diente de ajo muy pequeño, 50g de cebolleta, 30g de pimiento verde italiano, 50g de pepino, 10g de pan de molde, 30ml de aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta blanca molida.
  • Elaboración: Pelamos el diente de ajo y retiramos el gérmen para que su sabor sea más suave. Podemos usar solo la mitad y probar el resultado antes de añadir el diente de ajo entero. Este es un gazpacho dulzón en el que el equilibrio de sabores es muy importante. Pelamos la cebolleta y cortamos en cuartos. Lavamos el pimiento y cortamos en trozos grandes. Pelamos el pepino y retiramos las semillas. Cortamos el melón en trozos grandes y también el pan de molde. Introducimos todos los ingredientes en el vaso de una batidora, salpimentamos y trituramos. Añadimos el aceite de oliva virgen extra y trituramos durante un par de minutos a máxima potencia para emulsionar.

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2. Makis de melón con jamón

Makis De Melon Con Jamon

Aire japonés para un clasicazo de nuestra gastronomía, que puedes preparar en un periquete para cualquier picoteo y que te servirá para sorprender a cualquier invitado.

El clásico melón con jamón está muy denostado, sobre todo por los ingredientes que se usaban, pero si tenemos buen producto, esta receta es un auténtico 10.

  • Ingredientes para 4 personas: Para los makis, 4 lonchas de jamón ibérico, 1 rodaja de melón, arroz para sushi. Para el arroz para sushi, 1 taza de arroz, 2 tazas de agua, vinagre para aderezar el arroz.
  • Elaboración: Para hacer esta versión en plan sushi del clásico aperitivo veraniego del melón con jamón, necesitamos tener listo arroz glutinoso o arroz para sushi. Una vez tenemos el arroz listo, aderezado y enfriado, no tardaremos más de 10 minutos en tener esta receta para impactar a los nuestros. Forramos una esterilla con plástico de cocina para que no se nos peguen los ingredientes. En lugar de utilizar alga nori para enrollar como en los auténticos makis, colocamos sobre la esterilla dos lonchas de jamón ibérico, de forma que la segunda monte un poco sobre la primera.

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3. Chutney de melón cantaloup y Oporto

Chutney

Crear un aderezo divertido y sabroso para cualquier carne, ya sea blanca o roja, con melón es pan comido. Además, te permite aprovechar un trozo de melón que tengas por casa sin ningún tipo de reparos.

En este caso podréis sustituir el vino de Oporto, si queréis, por otro vino fortificado como un pedro ximénez o un oloroso pero con oporto da muy buen resultado.

  • Ingredientes para 4 personas: 200ml de vino de Oporto, una pizca de jengibre molido, 40ml de vinagre balsámico, 30g de azúcar moreno, 6 cebolletas y 600g de melón cantaloupe.
  • Elaboración: Cortamos el melón sin pepitas en dados pequeños. En una cazuela ponemos la cebolleta picadita y los dados de melón, añadimos el azúcar moreno y cocemos cinco minutos a fuego fuerte hasta que veamos un poco caramelizado el melón. Después añadimos el vinagre balsámico, el Oporto, el jengibre y salpimentamos. Bajamos el fuego y dejamos compotar durante 30 minutos hasta obtener una especie de confitura. Utilizamos como guarnición o bien envasamos el chutney en frascos de cristal limpios y esterilizados, cociéndolos bien cerrados durante 20 minutos al baño maría.

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4. Bolitas de melón con yogur a la menta

Bolitas De Melon Con Yogur A La Menta

Reconvertir el postre en una pieza que deje a los invitados bocabiertos con apenas tres ingredientes no es una odisea.

Melón, yogur y menta se convierten así en tus tres tenores predilectos para un final de comida memorable y refrescante.

  • Ingredientes para 6 personas: 450g de yogur griego, 2 cucharadas de miel, 2 ramitas de menta fresca y un melón mediano.
  • Elaboración: Mezclamos el yogur griego con la miel y la menta, limpia y troceada. Refrigeramos durante unas tres horas. Partimos el melón, sacamos las pepitas y hacemos bolitas con el vaciador de fruta. Si no tenemos, lo trocearemos en tacos regulares. Pasamos el melón a una fuente de presentación, vertemos por encima la salsa de yogur y refrigeramos hasta la hora de servir. Podemos adornar con unas hojitas de menta. También queda muy rico con helado y resulta igual de fresco.

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5. Brochetas de melón con salmón

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Fresco o ahumado, el carácter graso del salmón le va de perlas al melón, que refresca este bocado y os puede ayudar a crear unas curiosas brochetas para este verano.

Si tenéis parrilla, podéis hacerlas en ella, además de poder jugar con diferentes aliños o vinagretas con las que salsear esta facilísima receta.

  • Ingredientes para 2 personas: 200g de salmón fresco, 200g de melón y sal al gusto.
  • Elaboración: Cuando tengamos el lingote de pescado ya listo, -os recomiendo un tamaño aproximado de 10 cm de largo y 2 de altura-, podemos calentar la parrilla y dorarlo ligeramente, dejando que se cocine un minuto por cada una de sus cuatro caras. Mientras, aprovechamos para cortar el melón. Lo interesante es que los trozos de melón tengan un tamaño muy similar al de los trozos del salmón, para que las brochetas queden bien. Para montar el plato, cortamos el lingote de salmón en tacos y los ensartamos con los tacos de melón en palitos de madera. Colocamos las brochetas sobre una cama de lechugas variadas y sazonamos con unos cristalitos de sal en escamas por encima del melón para intensificar el contraste.

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Imágenes | Istock y Jumpstory

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Eran las morcillas más famosas de Burgos, ahora también dan trabajo a quienes más lo necesitan

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Eran las morcillas más famosas de Burgos, ahora también dan trabajo a quienes más lo necesitan

Las morcillas de La Paloma eran las más conocidas de Burgos. En su obrador, situado a poco más de 100 m de la catedral en la calle del mismo nombre, se formaban grandes colas y el personal se comía las morcillas calientes, según salían de la caldera.

Durante 40 años, desde 1949, el matrimonio formado por Jaime Ubiñas y Balbi Calleja guardó recelosamente su receta familiar, proveniente del pueblo de Covarrubias (Burgos), pero hace siete años les llegó la jubilación.

Fue entonces cuando la Fundación San Lesmes, la primera empresa de inserción de Castilla y León, se interesó por adquirir el negocio.

Desde hace 25 años, la fundación, que dirige un centro para personas sin hogar en la ciudad de Burgos, se dedica también a la inserción sociolaboral, no solo de ciudadanos sin techo, también de personas con problemas sociales, expresidiarios, drogodependientes y personas con discapacidad.

“No hay ninguna empresa de inserción que fabrique productos, y esto además es muy burgalés, muy local”

“En su día montamos una lavandería, una empresa de reformas y otra de limpieza, con el objeto de crear alternativas laborales”, nos explica su presidente, Miguel Santos González.

Son este el tipo de servicios que realizan las empresas de inserción, labores que facilitan el difícil trabajo de enseñar un oficio a personas que, en muchos casos, nunca jamás han tenido un trabajo, con plantillas con una altísima rotación. Pero hacer morcillas es muy distinto.

“No hay ninguna empresa de inserción que fabrique productos, y esto además es muy burgalés, muy local”, apunta Santos. Y, también, más terapeútico. “Aunque sea una morcilla es algo que has hecho tú y es más gratificante”, explica Santos.

Morcillas La Paloma La tienda de morcillas La Paloma era toda una institución en Burgos.

Aprendiendo la receta original

Después de que la fundación adquiriera el negocio, Balbi Calleja enseñó a Daniel Blasco, el tecnólogo de los alimentos de San Lesmes que dirige hoy la producción de morcillas, todos sus secretos.

“Era súper recelosa con la formula”, asegura Blasco. “Estuve con ella un mes entero. Llegábamos a las seis, cerraba el obrador, y me lo explicaba todo. ‘Lo estás haciendo mal’, me decía todo el rato. Estuvimos un mes entero a piñón hasta que ya lo hacía bien y entonces se marchó”.

Ahora Blasco es el encargado de compartir esta misma receta, además de todos las complejas labores de calidad y seguridad alimentaria, a un grupo de tres o cuatro usuarios, a los que forma para que lo antes posible se marchen a desempeñar un trabajo convencional.

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“Una empresa de inserción no es una empresa gueto que trate de crear empleo para los pobres, el objetivo es que la personas acaben trabajando en el mercado ordinario”, explica Santos. “Tenemos un máximo de tres años. Siempre lo hemos hecho así, y además lo dice la ley, una ley que nosotros mismos impulsamos. Estas empresas de inserción para que funcionen tienen plantillas mixtas, personas con inserción y personas que no, y tienen educadores, personas que se encargan del itinerario de inserción. Necesitan un acompañamiento continuo”.

“Esto de levantarse a las 6 a hacer morcillas les cuesta un poco”

El trabajo, explica Blasco, es duro: hay que formar a personas con discapacidad, a las que hay que adaptar el puesto de trabajo, pero también a gente que, en algunos casos, no ha tenido un empleo en la vida.

“Esto de levantarse a las 6 a hacer morcillas les cuesta un poco”, apunta el responsable de la fabricación. “Hay periodos que son de adaptación. Cualquier empresa tiraría la toalla y nosotros seguimos insistiendo hasta que trabajan normal y pasan a formar parte de la clase activa”.

Cuando todo el mundo aprende a trabajar al ritmo adecuado, alguno se marcha y hay que empezar de nuevo. “Es una cabronada”, reconoce Blasco. “Todo lo que tienes montado hay que empezarlo de cero, pero esta dinámica es la que nos mueve”.

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Unas morcillas increíbles, un trabajo encomiable

Aunque las morcillas San Lesmes podrían promocionarse como un producto solidario, que ayuda a la integración laboral de personas con discapacidad o en riesgo de exclusión, la fundación prefiere que el embutido hable por sí mismo.

“Nosotros queremos vender las morcillas porque a la gente les guste, nada más”, apunta Santos. “Cuando decimos que es una empresa de inserción a veces genera rechazo. La gente piensa que está subvencionado y debería ser más barato, y a veces piensan que igual no están tan bien”.

Es la única morcilla en la que la grasa intersticial del cerdo se separa manualmente

Pero lo cierto es que estamos ante una de las mejores morcillas que hemos probado en la vida. ¿Su secreto? Aunque Blasco prefiere no desvelar detalles concretos de la receta, asegura que es la única morcilla que conoce en la que la grasa intersticial del cerdo se separa manualmente, sin romper la tripa. “Y eso es brutal”, asegura el responsable de su fabricación. “Parece una tontería, pero al no usar sebo y utilizar solo manteca y sangre los perfiles grasos se asemejan mucho a los de un jamón blanco”.

En la elaboración de las morcillas se utilizan además productos de primera calidad: cebolla horcal (obligatoria para etiquetar el embutido con la IGP de morcilla de Buros), pimentón de la Vera (de IGP), sal de Santa Pola, arroz del Delta del Ebro y pimienta en grano de Vietnam.

Morcila Dentro

Compra morcillas

Pero, pese a lo increíbles que están las morcillas, no es fácil venderlas.

“Nos está costando muchísimo hacernos con un mercado, porque hay mucha competencia y no estamos metidos en redes de distribución”, explica Santos.

Y aunque, como apunta Santos, la fundación cuenta con algunas subvenciones para sus labores de formación, las morcillas tienen que venderse: “Lo que perseguimos es la inserción, pero también tenemos un objetivo económico, tenemos que funcionar como una empresa, porque si no ni hay empresa ni hay inserción”.

Recientemente la fundación ha inaugurado su tienda online de morcillas, donde venden sus dos variedades: elaboradas con tripa de natural de ternera o de ciego de cerdo.

Comprándolas no solo disfrutarás de una excelente morcilla, además participarás de un proyecto que hace una labor encomiable en la ciudad de Burgos.

“Estamos convirtiendo potenciales perceptores de prestaciones en contribuyentes”, concluye Santos. “Desde el punto de vista económico esto es muy interesante. Si no estuvieran trabajando estarían generando un gasto y hemos conseguido que esta gente pague impuestos y cree riqueza”.

Riqueza, y unas morcillas que se merecen un monumento.

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Cómo abrir bien los huevos, separar clara y yema y batirlos correctamente para cada receta

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Cómo abrir bien los huevos, separar clara y yema y batirlos correctamente para cada receta

El huevo es uno de los productos primordiales de nuestra cocina, joya nutricional e ingrediente esencial de multitud de platos y recetas de repostería. Hay muchas razones para comer huevos sin miedo y son un comodín salvavidas para solucionar comidas improvisadas. Sin embargo, por muy básicos que sean, manipular huevos no siempre es fácil si no se dominan las fórmulas adecuadas.

Saber abrir un huevo correctamente, así como separar las claras de las yemas o la mejor forma de batirlos con éxito, son técnicas básicas que no solo mejorarán nuestros resultados en la cocina, también nos ayudarán a cuidar la seguridad alimentaria en casa.

Recordemos que los huevos deben guardarse siempre en refrigeración después de su compra. Hay que evitar la puerta de la nevera y mantenerlos a una temperatura constante de, aproximadamente, 4ºC, preferiblemente dentro de su propio envase y lejos de olores extraños, siempre sin lavar. Conviene revisar el paquete antes de almacenarlos por si hubiera algún ejemplar dañado, que debemos desechar.

Cómo abrir o cascar un huevo fácilmente

Para trabajar con seguridad siepre es buena idea limpiar bien previamente la superficie de trabajo y mantener un buen orden en toda la zona, preparando los utensilios y herramientas que vayamos a utilizar. Nos lavaremos a conciencia las manos y tendremos cerca el rollo de papel de cocina, evitando los trapos de tela.

Huevo

Podemos lavar ahora los huevos que vayamos a usar en este momento, limpiándolos con el papel, seco o humedecido, o sumergiéndolos en agua y secándolos muy bien también con papel desechable. Prepararemos un pequeño recipiente sólido en el que cascar el huevo, diferente al que usemos para depositar el contenido.

Lo que queremos evitar es que el huevo se rompa en pedacitos, con el riesgo de que dañemos la yema y se caigan piezas de cáscara al recipiente. Para ello solo hay que tener en cuenta la física: los extremos son más resistentes, mientras que la parte más vulnerable está justo en el centro.

Abrir huevos con un cuchillo

Sujetando el huevo con una mano, con los dedos en cada extremo, golpea con firmeza, pero sin excesiva fuerza, la parte central del huevo en el borde de un cuenco, vaso o recipiente similar. Con un poco de práctica se aprende rápidamente la potencia exacta que necesitamos; buscamos hacer una grieta en la cáscara por la que pudiéramos introducir un dedo. También podemos hacer la rotura golpeando el centro suavemente con un chuchillo.

Una vez agrietado -es mejor quedarse cortos y repetir que destrozarlo por exceso-, solo queda separar ambos extremos directamente sobre un recipiente limpio. Los profesionales lo hacen con una sola mano, pero es más sencillo usar las dos, introduciendo los dedos con suavidad en la grieta. Si lo hemos hecho bien, clara y yema caerán suavemente sin arrastrar la cáscara.

Abriendo Huevo

Mientras todavía no dominemos esta técnica, es aconsejable abrir los huevos en un cuenco aparte al recipiente de mezclado principal. De esta forma, si se nos rompe o caen piezas de cáscara, no estropearemos los demás ingredientes. La manera más fácil de recoger esos trocitos es usando la cáscara grande ya vacía -por eso es importante lavarla primero-.

Cómo separar las yemas de las claras

El viejo método de usar las propias cáscaras para separar yemas y claras no es el más recomendable. Aunque hayamos lavado los huevos, sigue existiendo riesgo sanitario por los contaminantes que puede llevar la cáscara; además es fácil que la yema se nos rompa en el proceso. Cuando vas a hacer merengue y llevas separados cinco huevos, no hace mucha gracia que se te manchen con media yema rota.

Yema

Existen varios sitemas para separar yemas y claras. Lo primero es abrir el huevo completo en un cuenco, asegurándonos de que no hay restos de cáscara. Podemos usar las propias manos, si están completamente limpias y nos las volvemos a lavar inmediatamente después con jabón. Nada como la delicadeza de nuestros dedos para dejar caer la clara mientras sostenemos la yema en la palma.

Muchos tendrán reparos, así que lo mejor es adquirir un utensilio específico para la tarea: hay decenas en el mercado. Desde modelos de diseño hasta otros más humorísticos, al final el que mejor funciona es el clásico separador que se encuentra en cualquier tienda de menaje o ferretería, con un depósito para la yema y pequeños orificios que dejan caer la clara.

Separador

El método succionador es otro de los que utilizan algunos de estos dispositivos. Una alternativa casera sería emplear una botella pequeña de plástico vacía, abriendo el huevo en un plato de bordes altos. Apretando la botella, solo hay que acercar la boca a la yema con cuidado y liberar el cuerpo de la presión. Aquí podemos ver una demostración con Karlos Arguiñano en acción.

Kitchen Craft Separador de Huevo, Blanco, 9x20.9x3.2 cm

Kitchen Craft Separador de Huevo, Blanco, 9x20.9x3.2 cm

Gefu – "Blobby Separador de yema de Huevo, Silicona, Multicolor

Gefu – "Blobby Separador de yema de Huevo, Silicona, Multicolor

Cómo batir los huevos según la receta

Los huevos se pueden batir enteros, solo las claras y también las yemas por separado, dependiendo de la preparación. El tipo de batido también será diferente en cada receta, pues no buscamos la misma consistencia para hacer un soufflé que unos huevos revueltos.

Batidor

Batir es una técnica básica de cocina que consiste en sacudir con energía variable un ingrediente líquido, graso o de consistencia similar. Batiendo los huevos podemos buscar simplemente el romper su estructura para homogeneizar, por ejemplo para añadirlos a una masa o para pintar la superficie de un hojaldre. Un batido más prolongado crea una emulsión que incorpora aire, logrando estructuras con volumen más o menos firme.

Batiendo Huevos
  • Batido ligero. Se emplea para hacer tortillas, huevos revueltos o para incorporar los huevos enteros a otros ingredientes, también cuando se utiliza como glaseado. Podemos usar varillas o un simple tenedor, batiendo manualmente con movimientos circulares, arrastrando la superficie del huevo sin necesidad de levantar demasiado el tenedor o las varillas. También se pueden usar palillos de la cocina asiática, pues la idea es más de remover que de montar. Estarán listos cuando no haya restos visibles de yema separada de las claras.
  • Batido firme. Para una tortilla o revuelto más esponjoso, con más aire, necesitaremos introducir más aire y crear una textura más homogénea, que empiece a cambiar de color. Se puede hacer a mano fácilmente batiendo durante unos tres o cuatro minutos, hasta que empiecen a tener cierto volumen y con una ligera espuma. Con varillas manuales o eléctricas el proceso se acelera.
  • Batido espeso y de color pálido. Se busca al menos duplicar el volumen inicial, con una masa ya más espesa y densa, de color amarillo pálido, como una crema suave. Lo más fácil es usar varillas eléctricas, a velocidad media, durante al menos cinco minutos.
Batiendo Huevos

Para batir solo las yemas, si las queremos usar como glaseado o simplemente romperlas, nos bastará con removerlas un poco con el tenedor o los palillos. Además, hay puntos específicos de batido con ellas:

  • Punto de cinta. Es un paso más allá del anterior, normalmente usado en repostería al batir los huevos con azúcar. El color se vuelve muy pálido, con mucho más volumen de consistencia ligera. Al levantar las varillas, la mezcla debe caer en forma de cinta, sin romperse, en un movimiento fluido y suave.
  • Punto de letra. Cuando el batido se prolonga aún más, al levantar las varillas la mezcla de huevo será tan densa que podremos dibujar o escribir alguna letra con ella, permaneciendo en la superficie antes de integrarse de nuevo en la masa.

Cómo batir las claras de huevo

Las claras de huevo tienen características especiales y usos concretos en multitud de elaboraciones culinarias, desde merengues hasta soufflés y mousses dulces o saladas. Por su composición y propiedades, sin nada de grasa, se transforman por completo al introducir aire en ellas.

Montando Claras

Ya se batían claras a punto de nieve antes de existir las batidoras eléctricas, así que nada nos impide poner a prueba los músculos del brazo y hacerlo a mano con unas varillas. Claro que con una máquina tardaremos menos tiempo y será más fácil dar con el punto exacto que nos interesa, con un ligero riesgo: podemos pasarnos batiéndolas en exceso.

Podemos usar una batidora eléctrica manual o tipo amasadora, siempre que tenga varillas específicas para batir. Las de mano suelen ser varillas dobles, mientras que las segundas incluyen un accesorio tipo globo; cuantas más varillas tenga, mejor. La acción planetaria de las amasadoras nos asegura que cubrirá toda la superficie del recipiente, batiendo todas las claras por igual; si usamos batidora de mano tendremos que asegurarnos nosotros mismos de no dejar partes sin batir.

Merengue Batidor

Lo adecuado es comenzar a batir a una velocidad baja e ir aumentando la potencia a medida que las claras se van montando y ganando volumen, pero sin llevar al nivel máximo, que suele ser demasiado potente.

  • Espuma. En realidad este primer nivel podemos alcanzarlo rápidamente con varillas manuales o un simple tenedor. Nos puede interesar para hacer una tortilla más esponjosa, como esta de claras y hierbas. Ahora es buen momento para añadir un poco de vinagre, zumo de limón o cremor tártaro, que nos dará más estabilidad.
  • Puntas o picos blandos. Una vez las claras han empezado a espumar, se aumenta la velocidad a una potencia media durante varios minutos, hasta que ya van cogiendo consistencia más homogénea y densa. Los picos blandos se reconocen fácilmente al levantar las varillas, pues las claras muestran una leve consistencia pero son incapaces de mantener su forma, se soblan y caen. Si vamos a hacer un merengue o darle un punto dulce, podemos añadir una o dos cucharadas de azúcar, en forma de lluvia y poco a poco.
  • Puntas o picos rígidos. Si seguimos batiendo, las claras cada vez adquieren más volumen y densidad, pasando de espuma a casi una crema. Ahora, al levantar las varillas, se forman picos que soportan la gravedad permaneciendo firmes de punta, pero aún esponjosos. Si sacamos una porción con una cuchara, aún no se forma un agujero perfecto. Es la consistencia ideal para agregar las claras a los demás ingredientes de una masa, por ejemplo bizcochos.
Merengue
  • Punto de nieve. Al aumentar la velocidad y el batido, después de varios minutos desde que comenzamos, las claras adquieren su máximo volumen y firmeza. Se puede hacer una cavidad perfecta con una cuchara, y no se caen al dar la vuelta al recipiente. En este momento no hay que batir más, o la textura se volvera granulosa y el agua se empezará a separar. Es el punto ideal para hacer islas flotantes.
  • Merengue. El más sencillo es el tipo francés, que solo consiste en montar las claras con azúcar. Este se debe añadir, siempre poco a poco y en forma de lluvia, una vez las claras ya han empezado a espumar. Hay que seguir batiendo a velocidad media y añadiendo el azúcar de esta forma hasta que queda completamente incorporado y disuelto, y se ha conseguido una consistencia brillante y cremosa. El merengue italiano y el suizo son más complejos y requieren técnicas distintas.
Merengue Suizo

Las claras no se batirán ni montarán bien si hay restos de grasa o cualquier otro elemento extraño en el recipiente o las varillas. La limpieza exhaustiva es un paso primordial que, si lo descuidamos, puede arruinarnos la receta desde el principio. Se suele decir que las claras más viejas montan mejor, aunque hay expertos que indican precisamente lo contrario.

Sí es recomendable esperar a que se atemperen un poco fuera de la nevera. Si vamos a usar claras sacadas de huevos frescos, en lugar de pasteurizadas, lo mejor es abrirlos y separarlas de las yemas con los huevos fríos, ya que son más fáciles de romper y abrir. Guardaremos las yemas en un recipiente hermético en la nevera, y dejaremos las claras, tapadas, en la encimera durante unos minutos, según la temperatura ambiente.

Algunos de los enlaces aquí publicados son de afiliados. A pesar de ello, ninguno de los artículos mencionados han sido propuestos ni por las marcas ni por las tiendas, siendo su introducción una decisión única del equipo de editores.

Fotos | iStock - Unsplash - Marco Verch - Kheilligh - Stone Soup
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México, un país entre tortillas: del taco a la quesadilla pasando por los burritos, las enchiladas o los totopos

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México, un país entre tortillas: del taco a la quesadilla pasando por los burritos, las enchiladas o los totopos

El maíz es el alfa y el omega gastronómico de México. Es difícil encontrar un plato que no lo incluya, bien como ingrediente principal o bien como acompañamiento.

Es país de guacamole, de mole, de chiles en nogada, de pozole, de cochinita pibil pero sobre todo, es el país de los tacos y de las tortillas de maíz.

Presentes en cualquier comida mexicana, donde hacen la función de nuestro pan, las tortillas son el elemento vertebrador de la cocina mexicana, desde los antojitos (como se llama a la comida callejera) hasta la alta cocina, pasando por la que se elabora a diario en las casas.

Universalmente, los tacos son los más populares y se consumen en todas partes, habiéndose convertido en el más exportado de los platillos mexicanos pero hoy, ayudándonos de las tortillas, os vamos a enseñar cómo México mima a sus tortillas en diferentes preparaciones.

La tortilla: el origen de todo

Alora Griffiths Kt6ui0rpde0 Unsplash

Apenas 15 centímetros de diámetro y un par de milímetros de grosor forman el epicentro de la cocina mexicana. Lo habitual es que las tortillas sean de maíz nixtamalizado, aunque también se encuentran de harina de maíz o de harina de trigo, aún minoritarias pero cada vez más populares.

La nixtamalización es un sencillo proceso en el que se cuecen granos de maíz seco en una solución de agua con cal viva (óxido de calcio), que al contacto con el agua se convierte en cal apagada.

Es un proceso laborioso en el que hay que mezclar primero el agua con la cal (ésta en una cantidad muy pequeña, apenas 10 gramos por cada 2 litros de agua y un kilo de granos de maíz) y luego dejar cocer en ella los granos de maíz enteros.

Este proceso puede llevar varias horas, a las que hay que sumar también el reposo. El resultado es un maíz más blando y más digerible, pudiendo quitarse su cáscara sólo con los dedos. En ese momento se lava y escurre bien y luego se muele -tradicionalmente en metates, una especie de mortero tradicional-.

El paso final es añadir agua a esa harina nixtamalizada y hacer las tortillas, boleando pequeñas masas y aplanándolas sobre el comal caliente, donde se cocinan y desde donde pasan a la mesa, donde se usarán para infinidad de platos.

Tacos

Xavier Crook Wiqpmuolova Unsplash

Base de las dietas más populares, el taco tiene sus orígenes mucho antes de la conquista de América, siendo un elemento primordial en la dieta de los pueblos precolombinos.

Se teoriza con que su nombre deriva de una lengua indígena, el náhuatl, donde tlahco significaría mitad o en el medio, ya que el alimento se ponía en el centro de la tortilla.

Considerado históricamente un plato de gente humilde, denostado así por las clases pudientes o la alta gastronomía, el taco ha evolucionado hasta ser capaz de entrar en restaurantes de postín, perdiendo esa injusta fama que le perseguía.

Así encontramos el taco en cualquier parte de México, siendo rellenados por casi cualquier producto. Los más populares dentro de todo el país son los tacos al pastor, donde la carne de cerdo asada, la cebolla (también la piña) y el cilantro son protagonistas.

Hay casi tantos tacos como pueblos y ciudades pueda haber en México, siendo imposibles desvelarlos todos, pero tienen también mucha fama los tacos de suadero (que se elaboran con carne de vaca o cerdo frita), los de cochinita pibil (típico del Yucatán y que se elabora con carne de cerdo asada, originariamente en hoyos bajo tierra, pero ahora en hornos), que se adereza con achiote, responsable de su color característico y con multitud de especias.

Sólo hablando de tacos podríamos pasar horas pero hoy es el momento de hablar también del resto de usos que el mexicano le da a las tortillas.

Totopos

Spencer Davis Znc9hsxxbjw Unsplash

Si uno va a México -o a un restaurante mexicano- y pide guacamole, lo que le servirán para acompañarlo y untar son los particulares totopos, y no los nachos, como erróneamente se cree.

Los totopos son trozos de tortilla de maíz frita u horneada, que generalmente se utilizaban para aprovechar la tortilla de maíz sobrante. Aunque físicamente se parecen a los nachos, universalizados por la cocina texmex, se diferencian en que estos últimos se elaboran friendo u horneando la masa de maíz directamente.

Es frecuente, además de con guacamole, servirlos con diversas salsas (como el pico de gallo, la salsa chipotle la salsa verde, la roja, el mole o la salsa ranchera, como la de los huevos) o con frijoles, siendo frecuente su consumo como picoteo o como entrante.

Además, forman parte de un desayuno muy común como son los chilaquiles, cociéndose ligeramente los totopos en un caldo y luego bañándose en el plato con queso, salsas o el propio caldo.

Quesadilla

Quesadilla Con Huitlacoche

Es difícil que no hayamos probado nunca una quesadilla, que es una de las formas más sencillas de acercarse a la cocina mexicana. Poca ciencia tiene su elaboración, ya que es una tortilla de maíz doblada por la mitad, que se calienta en una plancha o en un comal. Aunque en Europa y Estados Unidos es frecuente que se elaboren a modo de sándwich, metiendo el relleno entre dos tortillas.

Lo más común es que esté rellena de queso y algún otro ingrediente, aunque no todas las quesadillas (en especial en Ciudad de México) llevan queso pero sí suele ser el ingrediente principal.

Además del queso, suelen venir provistas de diferentes tipos de carnes -parecidas a las que se usan para rellenar los tacos- y también del curioso huitlacoche, un codiciado hongo que parasita las mazorcas de maíz y que es toda una delicatessen en el país.

Es una receta muy amable, que en todas partes se ha adoptado con facilidad y a la que resulta difícil resistirse.

Burrito

Burrito

En origen se trata de una receta común en el norte de México, de donde saltaría a Estados Unidos, que ha sido responsable de la internacionalización de esta preparación, cabeza visible de la expansión texmex, y que no es tan frecuente en el resto de México, o no lo era.

Generalmente se diferencia del taco en tres cuestiones: se elabora con una tortilla de harina de trigo, es de mayor tamaño y, sobre todo, que envuelve por completo su relleno, que puede ser muy dispar, incluyendo así arroz, frijoles, carnes o salsas. El taco, por el contrario, no enrolla su contenido, sino que queda abierto.

En México hay otras recetas que guardan cierto parecido con el burrito como los tacos dorados -que sí se enrollan-, a los que a veces también se les llama flautas pero que son de menor tamaño que los burritos y sí se elaboran con harina de maíz.

Otro platillo muy similar al burrito es la chimichanga, también propia de los estados norteños de México, cuya principal diferencia está en que se fríe en manteca de cerdo.

Gorditas

Gorditas

La gordita es una relativa rareza en el mundo de las tortillas, ya que se asemeja a las arepas que se consumen en Venezuela y Colombia. Su nombre deriva de ser algo más gruesa de lo que sería una tortilla de taco, ya que está enfocada a ser rellena.

Es un antojito mexicano bastante popular y su interior suele rellenarse de carne de cerdo y queso, aunque varía en función de la zona del país en la que nos encontremos.

Es frecuente encontrarlas fritas, ya sea en manteca de cerdo o en aceite vegetal, una vez que son rellenadas pero también se las encuentra simplemente cocidas.

Chalupas

Frecuentes en el estado de Puebla, aunque también en puestos de antojitos en Hidalgo o Guanajuato, las chalupas son una peculiar forma de consumir tortillas porque en este caso están completamente abiertas.

Como en todo México, el 'relleno' varía entre diversas carnes y vegetales, además de sus salsas, pero su curiosidad está en que todo ello se pone sobre una tortilla de maíz que no se cierra, algo que podría parecerse a una tosta española.

En el caso de la chalupa poblana es frecuente que la tortilla se fría en manteca de cerdo, además de caracterizarse por un tamaño relativamente pequeño, con diámetros que no superan los ocho centímetros.

Tlacoyo

Tlacoyo

Está fuertemente extendido por todo el país, siendo uno de los antojitos más típicamente mexicanos, y que en este caso se caracteriza por ser una tortilla relativamente gruesa (alrededor de medio centímetro) por lo que tiene un aspecto de tostada, que se se suma así a su forma ligeramente ovalada y alargada.

En este caso no nos encontramos ante una tortilla que se fríe, si bien se tuesta ligeramente sobre los comales, dando ese aspecto tostado a su base. Luego se cubre de diversos ingredientes como carnes, quesos y se salsea abundantemente.

Enchiladas

Extendidas por todo el país, las enchiladas son sencillamente tortillas de maíz, envueltas y rellenas de los habituales acompañamientos cárnicos o queseros, así como algunas verduras u hortalizas.

Su característica principal es que se bañan de una salsa picante que lleva chiles (de ahí el nombre) y que permite que también podamos encontrar en la gastronomía mexicana platos como la enfrijolada (cuando la salsa es de frijoles) o entomada, en el caso de que sea una salsa de tomates, tomatillos o jitomates.

Como es habitual, existen numerosas variaciones regionales, siendo bastante conocidas las poblanas o las muy extendidas mexicanas, llamadas así por presentar los tres colores de la bandera del país con salsa verde, salsa roja y crema agria.

Imágenes | Istock / Pixabay / Jumpstory / Unsplash / Pexels

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La berenjena está de temporada: aprovecha al máximo todas sus propiedades y disfrútala con estas deliciosas siete recetas

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La berenjena está de temporada: aprovecha al máximo todas sus propiedades y disfrútala con estas deliciosas siete recetas

A menudo haciendo pareja con el calabacín en muchos platos mediterráneos, la berenjena es otra de esas hortalizas que hace tiempo podemos disfrutar todo el año. Sin embargo, es en verano, su mejor temporada, cuando luce más tentadora en los mercados, y también es un gran momento para aprovechar al máximo todas sus bondades. Saludable, sabrosa y tremendamente versátil, la berenjena además nos ofrece diferentes variedades con características diferentes a las que podemos sacar partido.

Como el tomate, el pimiento o la patata, la berenjena (Solanum melongena) pertenece a la gran familia de las solanáceas, en la que se encuentran también numerosas plantas ornamentales no comestibles. Curiosamente, a diferencia de las hortalizas mencionadas, es un vegetal que no proviene de América, sino que su origen hay que rastrearlo en el continente asiático.

Origen y cultivo actual

Así, las primeras referencias que nos dan pistas sobre los orígenes de la berenjena nos llevan al sudeste de Asia, con diversas fuentes que apuntan a regiones de la India o China como las primeras zonas de cultivo. Hay evidencias del consumo de este vegetal que se remontan a más de 2000 años a.C., extendiéndose por todo Oriente, desde donde pasaría a África y Europa.

Berenjenita

La falta de nombres en latín o griego para designar a la berenjena, frente a la abundandia de términos árabes y africanos, parecen indicar que su difusión hacia territorios europeos se produjo a través de pueblos árabes y contactos comerciales; así llegaría a la Península Ibérica en el siglo VIII, estando documentado su cultivo en diversas fuentes escritas a lo largo de la Edad Media.

Tardaría más en llegar a otros territorios, como Gran Bretaña, en parte por la dificultad de adaptarse a climas más fríos, pero también porque durante mucho tiempo se creía que podía ser venenosa. Hoy la berenjena, en sus diferentes variedades, está extendida por medio mundo, cultivándose en tierras cálidas de inviernos suaves.

Berenjenitas

Según datos del Ministerio de Agricultura, en España se produjeron en 2019 245.146 toneladas de berenjenas, centrándose casi todos los cultivos en Andalucía, con Almería a la cabeza, cuya producción total ascendió hasta 190.614 toneladas. Le sigue, ya a mucha distancia, la Comunidad Valenciana, con 12.475 toneladas entre las tres provincias.

La combinación de diferentes variedades, con híbridos que se adaptan a las condiciones de temperatura y suelo, y de métodos de cultivo, la berenjena está disponible en el mercado todo el año. Durante los meses más fríos se produce fundamentalmente en cultivos protegidos del sureste peninsular, muy enfocados a la exportación. En primavera y verano cobra más relevancia el cultivo de secano y regadío al aire libre, con más variedades locales destinadas al mercado nacional.

Características y principales variedades

La berenjena que consideramos la hortaliza como tal es el fruto de la planta del mismo nombre, una baya carnosa de piel fina cuyo tamaño puede abarcar desde apenas cinco hasta más de 30 cm. Suele presentar un cuerpo alargado, a veces ovoide o casi esférico, que suele engrosarse hacia el extremo inferior. Sin embargo, hay berenjenas muy finas y largas, casi cilíndricas.

Berenjena Asiatica

Existen multitud de variedades por todo el mundo, destacando las peculiares berenjenas asiáticas, generalmente más pequeñas y finas, aunque también existen ejemplares similares en España. En nuestro país se suelen clasificar en base a ciertos criterios:

  • Según el tamaño.
  • Según la forma: larga, semilarga, ovalada, redonda.
  • Según el color: negro, morado, verde, blanco.
  • Según la distribución del color: uniforme, reticulado, listado.

Las más extendidas son las berenjenas de tamaño medio-grande, ovaladas, negras y lisas, aunque han cobrado gran popularidad las moradas listadas o rayadas, que suelen tener la piel más fina y semillas más pequeñas.

Berenjena

El fruto es comestible en su totalidad una vez retirado el pedúnculo que lo une a la planta, demasiado duro y que incluso puede pinchar al tacto. La carne es blanca o de tono crema, muy esponjosa, con pequeñas semillas concentradas en el interior, hacia la parte inferior del cuerpo, que generalmente se consumen sin más problemas. Algunas variedades conservan semillas de un calibre mayor que pueden ser molestas para ciertas personas menos acostumbradas, pero son fácil de extraer.

Destaca en España la berenjena de Almagro, una variedad autóctona cultivada en la comarca de Calatrava, Ciudad Real, reconocida como producto con Denominación de Origen. Son de calibre muy pequeño y generalmente se emplean para producir las típicas conservas con un aliño muy característico, de origen árabe.

Propiedades nutricionales

Berenjenas Ralladas

Con una baja densidad energética, la berenjena aporta de media apenas unas 20 calorías por cada 100 g de porción comestible. Esto se debe a que posee más de un 90% de agua, por tanto es un alimento muy recomendable para las dietas de adelgazamiento o control de peso, además de para la población general en condiciones normales. Es saciante, gracias también a su aporte de fibra, y apenas tiene grasa, con solo 3,8 g de hidratos de carbono.

Por supuesto, ese mínimo contenido energético y de grasa dependerá de la forma en la que se cocine y se acompañe; al actuar como una esponja que absorbe ingredientes y sabores, freírla o presentarla en salsa podría multiplicar sus calorías. El horno, el microondas, el vapor y la plancha son los métodos de cocinado más saludables.

Su aporte de proteínas es irrisorio, pero sí es fuente de minerales esenciales como potasio o magnesio, además de vitaminas del grupo B y antioxidantes. Se ha demostrado que su consumo puede ayudar a reducir o prevenir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas, como diabetes o hipertensión, además del sobrepeso y la obesidad.

Cómo elegirla y conservarla en casa

Berenjena Cortada

A la hora de comprar berenjenas debemos fijarnos en que luzcan un aspecto saludable general, con la piel firme y tersa, lisa, sin arrugas ni golpes, conservando el pedúnculo intacto, pero comprobando que han madurado correctamente y no las han cosechado demasiado verdes. Si al presionarla ligeramente con el dedo, la carne cede suavemente -usando guantes-, será un indicativo de que está madura. También es buena idea leer el etiquetado para priorizar productos locales de proximidad.

La berenjena se conserva refrigerada, pero evitando el exceso de frío

Hay que tener cuidado al transportarla en la cesta o bolsa de la compra para no chafarla con otros productos más pesados, y evitar la humedad en el trayecto. Ya en casa, la guardaremos en la nevera, en la parte menos fría, preferiblemente en un cajón especial para verduras y sin otros alimentos de olores fuertes cerca. Como siempre, la conservaremos sin lavar hasta el momento de utilizarla.

Con el paso de los días tiende a perder tersura, se arruga, la carne se oscurece y disminuye su volumen y esponjosidad, además puede volverse algo amarga. Aunque puede aguantar bien varios días, es aconsejable utilizarla cuanto antes para disfrutar al máximo de sus cualidades.

Consejos para usarla en la cocina

En general, todas las variedades de berenjena tienen un sabor muy parecido, suave aunque ligeramente amargo. Ese amargor puede ser más fuerte en berenjenas de cultivo propio, que no hayan sido previamente seleccionadas, y suele estar más presente también en las de tipo negro liso, las más grandes y las que han madurado más. La piel es más amarga en estos casos y puede ser aconsejable retirarla.

Berenjena Parrilla

Si se desea reducir ese amargor -que no tiene por qué ser malo necesariamente, hay paladares que lo consideran más sabroso-, solo hay que aplicar la vieja técnica de dejar sudar el fruto. Para ello, hay que cortar las berenjenas lavadas según se vayan a usar en la receta, normalmente en rodajas, para dejarlas bien espolvoreadas con sal reposando sobre un colador o estameña.

La acción de la sal liberará el agua de la hortaliza, arrastrando con ella parte de ese amargor. Este truco también se puede aplicar a la hora de hacer berenjenas fritas; tras el reposo de una media hora solo hay que enjuagarlas y secarlas muy bien con papel de cocina. Así absorberán menos cantidad de aceite.

Berenjenas Horno2

A diferencia de otras verduras como el calabacín, no se puede consumir cruda. El calor de la cocción elimina los alcaloides tóxicos naturalmente presentes que podrían causar problemas digestivos de distinta gravedad.

Las berenjenas son tremendamente versátiles y admiten todo tipo de técnicas de cocina, además combinan muy bien con multitud de ingredientes. Se pueden rebozar y freír, guisar, brasear, cocinar a la parrilla, saltear, encurtir, escabechar, hervir, cocer al vapor, desecar, asar, rellenar, gratinar, convertir en cremas y purés o utilizar de base para salsas.

Berenjenas al Horno

Asada su pulpa adquiere una textura melosa muy sabrosa y suave, concentrando sus sabores y volviéndose más dulzona. A la hora de cocinar con ella podemos recurrir al microondas para ahorrarnos pasos de ciertas recetas, como la fritura previa de una musaka o un pisto.

Siete deliciosas recetas para sacar partido a la berenjena en la cocina

Berenjenas al horno con salsa de yogur y granada

Berenjenas al Horno

Ingredientes

Para 4 personas
  • Berenjena 2
  • Aceite de oliva virgen extra 80 ml
  • Tomillo fresco limón o normal picado, 1 cucharada
  • Granada 1
  • Orégano fresco 1 cucharada
  • Ralladura de limón 1 cucharadita
  • Comino en grano 1 cucharadita
  • Semillas de sésamo 1 cucharada
  • Leche 100 ml
  • Yogur griego 125 g
  • Zumo de limón 15 ml
  • Diente de ajo 1
  • Aceite de oliva virgen extra 15 ml
  • Pimienta negra molida
  • Sal

Cómo hacer berenjenas al horno con salsa de yogur y granada

Dificultad: Media
  • Tiempo total 55 m
  • Elaboración 15 m
  • Cocción 40 m
  • Reposo 15 m

Precalentamos el horno a 200ºC, cortamos las berenjenas longitudinalmente y hacemos unos cortes ligeros en forma de rombo. Ponemos en una bandeja refractaria, y las pincelamos con aceite de oliva. Las espolvoreamos con el tomillo limón picado y las salpimentamos. Horneamos 40 minutos hasta que estén blandas, las retiramos del horno y las dejamos enfriar completamente.

Echamos en un bol la leche y le añadimos el zumo de limón, dejamos reposar durante 15 minutos, o hasta que veamos que la leche se corta y espesa. Reservamos. Para hacer la salsa añadimos a este buttermilk el yogur griego, el diente de ajo muy picadito, el aceite de oliva y sal.

Mezclamos las hierbas picadas con la ralladura, el comino, el sésamo, una cucharadita de sal y pimienta. Extendemos la salsa por la superficie de las berenjenas asadas, añadimos la mezcla de hierbas picadas y las semillas de granada. Decoramos con unas ramitas de tomillo y servimos.

Más detalles en la receta completa.

Baba ganoush o mutabal en microondas

Baba ganoush
  • Ingredientes para 4 personas. 1 berenjena, 1 diente de ajo, 1/2 cucharadita de comino molido, 1/2 cucharadita de pimentón dulce, 1/4 cucharadita de sal, 10 g de tahina o tahini (1 cucharada rasa), 60 ml de aceite de oliva virgen extra, 10 ml de zumo de limón, pimienta negra al gusto y sal gorda.
  • Elaboración. Cortamos la berenjena por la mitad a lo largo y espolvoreamos con abundante sal gruesa. Dejamos reposar 30 minutos, lavamos y secamos con papel. Este es un paso opcional. Cortamos la carne de la berenjena, haciendo incisiones profundas pero sin llegar a la base. Colocamos en un recipiente apto para microondas, cubrimos con film , agujereamos por varios sitios y cocemos a máxima potencia 10-12 minutos o hasta que esté tierna. Pelamos la berenjena y colocamos su carne en el vaso de una batidora o robot. Añadimos el resto de ingredientes y trituramos hasta integrar y obtener un puré cremoso. Si lo queremos frío, guardamos el baba ganoush en la nevera.

Más detalles en la receta completa.

Musaka griega

Musaka
  • Ingredientes para 6 personas. 2 berenjenas, 400 g de carne picada, 1 cebolla, 1 zanahoria, 3 tomates, 1/2 vaso de vino tinto, 1/2 vaso de caldo de carne, tomillo, salsa bechamel, queso parmesano u otro curado, 2 patatas (opcional), pimienta negra, sal y aceite de oliva virgen extra.
  • Elaboración. Comenzamos cortando las berenjenas en láminas y las ponemos con un poco de sal sobre un papel absorbente. Las freímos ligeramente. Picamos la cebolla y la zanahoria en brunoise y las pochamos en una sartén. Cuando estén blanditas, añadimos los tomates muy picados y dejamos que se cocinen en la sartén hasta tener un buen sofrito. Freímos la carne picada en una sartén, la añadimos a la salsa y agregamos el tomillo, el vino y el caldo; cocemos hasta que reduzca. Precalentamos el horno a 160ºC. Hacemos una salsa bechamel con 25 g de harina, 25 g de mantequilla y 1/2 l de leche, removiendo hasta que esté bien espeso. Si lo hacemos a la manera griega, freímos las patatas peladas cortadas en rodajas y las ponemos en la base de una fuente. Encima ponemos una primera capa de berenjenas, cubrimos con salsa de carne, luego otra capa de láminas de berenjena y volvemos a cubrir con la carne, aplastando un poco. Cubrimos con bechamel, espolvoreamos con queso rallado y horneamos 20 minutos. Terminamos gratinando 3 minutos a 220ºC.

Más detalles en la receta completa.

Berenjenas crujientes fritas con miel

Fritas
  • Ingredientes. 2 berenjenas, 250 ml de agua con gas, 50 g de harina de trigo, 80 ml de miel (o al gusto), 150 ml de aceite de oliva virgen extra, sal al gusto.
  • Elaboración. Lavamos y cortamos las berenjenas en forma de bastón. Las metemos en agua con sal y les damos una vuelta para quitar el amargor. Las sacamos e introducimos de nuevo dentro del agua carbonatada durante 30-40 minutos. Sacamos, escurrimos y pasamos por harina. Sacudimos bien la harina para que apenas tengan una fina capa. De ahí, podemos pasar a freír en abundante aceite muy caliente y las hacemos por tantas pequeñas para que no baje la temperatura. Si se han frito bien, no necesitarán ni ser escurridas, pero podemos pasarlas a un plato con papel de cocina. Las pasamos a una fuente y regamos con un chorro de miel. Podemos también dejar la miel en un recipiente aparte. Es importante, eso sí, freírlas en el último momento.

Más detalles en la receta completa.

Caviar de berenjena ruso

Caviar
  • Ingredientes para 4 personas. 1 cebolla dulce, 1 pimiento rojo, 3 dientes de ajo, 3 berenjenas grandes o 4 medianas, 125 ml de tomate triturado, 15 ml de tomate concentrado o pasta de tomate, caldo de verduras o agua necesaria, 1 cucharada de cilantro en grano, cilantro fresco o perejil, eneldo fresco (opcional), aceite de oliva virgen extra, pimienta negra molida y sal.
  • Elaboración. Picar la cebolla en piezas pequeñas, los dientes de ajo muy finos y machacar el cilantro en grano en un mortero, dejando trocitos. Cortar el pimiento en cuadrados y las berenjenas en cubos. Calentar dos cucharadas de aceite y pochar la cebolla con una pizca de sal hasta que esté transparente. Añadir el pimiento y el ajo, y cocinar unos 10 minutos. Incorporar el cilantro y remover un par de minutos. Agregar la berenjena, salpimentar y remover a fuego vivo. Añadir el tomate triturado, el concentrado y un poco de agua o caldo. Remover, llevar a ebullición, bajar el fuego y cocinar lentamente unos 60-70 minutos. Remover de vez en cuando y añadir algo más de líquido según lo vaya necesitando. Tiene que quedar una consistencia melosa. Al final de la cocción agregar un puñado de perejil o cilantro picado, ajustar de sal y servir con eneldo fresco.

Más detalles en la receta completa.

Berenjenas rellenas de soja

Soja
  • Ingredientes para 4 personas. 2 berenjenas, 150 g de soja texturizada fina, 100 ml de caldo de verduras, 50 g de salsa de tomate, 50 g de bechamel, 1/2 cucharadita de pimentón, 60 g de queso rallado, aceite d eoliva virgen extra, sal y pimienta.
  • Elaboración. Mezclamos el caldo de con las dos salsas, añadimos la soja y dejamos que se vaya hidratando. Lavamos las berenjenas, retiramos el pedúnculo y cortamos por la mitad a lo largo. Cortamos la pulpa en forma de cruz sin llegar a la base. Regamos con un hilo de aceite de oliva virgen extra y salpimentamos. Colocamos en una fuente apta para microondas y cubrimos con film transparente, agujereado. Asamos en el microondas a máxima potencia durante 10-12 minutos o hasta que al pinchar la pulpa notemos que está bien hecha. Vaciamos las berenjenas. Picamos la pulpa y la añadimos a la mezcla de la soja con las salsas. Añadimos el pimentón, sal y pimienta negra al gusto. Rellenamos las bases de berenjena, espolvoreamos con queso rallado y gratinamos hasta dorar.

Más detalles en la receta completa.

Caponata siciliana

Caponata
  • Ingredientes. 1 berenjena, 120 ml de aceite de oliva virgen extra, 2 ramas de apio frescas, 1 cebolla mediana, ½ pimiento amarillo, ½ pimiento rojo, ½ pimiento verde, 400 g de tomate picado en trozos sin piel ni semillas, 2 cucharadas soperas de vinagre de vino, 4 cucharaditas de azúcar, 1 bote de aceitunas verdes rellenas de anchoa, anchoas (opcional), 3 cucharadas de alcaparras, sal.
  • Elaboración. Cortamos en dados la berenjena con su piel y la pondremos con una cucharada de sal a drenar 1 hora encima de un papel de cocina en un colador. La secamos con más papel. Picamos en trozos iguales el resto de las hortalizas. En una cazuela ponemos un poco de aceite y lo calentamos para saltear la berenjena seis minutos. La retiramos, bajamos el fuego y añadimos un poco más de aceite, entonces salteamos los dados de apio otros cinco minutos. Retiramos a la fuente. Añadimos otra cucharada de aceite y agregamos los pimientos con una pizca de sal y los cocinamos seis minutos, pasándolos de nuevo a la fuente. Añadimos finalmente otra cucharada de aceite y salteamos la cebolla cinco minutos, aumentamos el fuego y echamos los tomates en dados. Dejamos cinco minutos y agregamos el vinagre, el azúcar y seguimos cocinando ocho minutos, reincorporando todos los vegetales con las aceitunas en trozos y las alcaparras. Añadimos, opcionalmente, achoas troceadas. Dejamos al fuego todo otros cinco minutos y retiramos. Cuando se enfríe, dejamos en el frigorífico unas horas o toda la noche.

Más detalles en la receta completa.

Fotos | iStock - Unsplash - Pixabay
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Muesli, granola y cereales no son alimentos iguales: cuáles son sus diferencias (y cómo elegir el más saludable)

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Muesli, granola y cereales no son alimentos iguales: cuáles son sus diferencias (y cómo elegir el más saludable)

Desde que hicieron su aparición en nuestro país en 1977 de la mano de Kellogg's, los cereales de desayuno no han más que multiplicarse en el lineal de los supermercados. Marcas e ingredientes de todo tipo se lo ponen difícil al más indeciso, y además han aparecido variedades nuevas que pretenden ofrecer alternativas más saludables, como la granola y el muesli. A menudo se confunden y se usan indistintamente, pero no son lo mismo, al menos en su origen.

En realidad, que asociemos estos alimentos a la primera comida del día es resultado de un inteligente movimiento de la industria de los cereales que aprovechó en su día la coyuntura para explotar sus productos. Hoy sabemos que ni el desayuno es la comida más importante del día, ni es imprescindible, ni los cereales son la opción precisamente más saludable. Y a pesar de todo, siguen inundando la sección de "Desayuno y merienda" de los supermercados.

Los fabricantes pronto vieron un filón convirtiendo a los niños y jóvenes como el gran target de sus nuevas gamas de cereales, ofreciendo una solución rápida para los padres, y convenciéndolos de que eran alimentos muy sanos que proporcionaban energía y multitud de nutrientes. Nombres divertidos, personajes simpáticos y regalos coleccionables hicieron el resto para convertirlos en productos atractivos.

Cereales

Aparecieron también líneas enfocadas ahora a los adultos preocupados por la salud, o más concretamente, por el peso. A los ya clásicos cereales ricos en fibra se sumaron variedades muy dirigidas al público femenino -aunque no se decía explícitamente-, supuestamente más ligeros, saciantes y que ayudaban a adelgazar. Quizá tenían poca grasa, pero seguían siendo bombas de azúcar.

Y finalmente, con el aumento de las tendencias de la comida saludable que están acaparando el mercado desde hace unos años, han llegado nuevas variedades bajo los términos de granola y muesli. En España parecen utilizarse como sinónimos o una forma moderna de designar a los cereales, pero son cosas distintas. Veamos sus diferencias.

En el origen estaban las gachas

Gachas

Los cereales cultivados en cada rincón del mundo han sido desde los orígenes de la Humanidad uno de los alimentos más humildes y básicos para millones de personas. Todavía hoy se asocia el concepto de las gachas a comida de pobres, de tiempos pasados, asociadas incluso a cierta nostalgia. La polenta italiana no dejan de ser gachas de maíz, pero encontramos papillas similares en medio mundo, elaboradas con lo que hubiera a mano: trigo, avena, escanda, castañas, cebada, etc.

Hoy se siguen consumiendo con una imagen renovada al adoptar el término anglosajón de porridge, generalmente preparado con copos de avena que pueden ser cocidos o no, con leche, agua o bebidas vegetales, creando papillas más espesas y calientes, o mezclas más crujientes para tomar frías. Son algo así como las gachas de los modernos, ligadas a la vida saludable y al deporte, pero siguen siendo gachas. Por mucho que se acompañen de frutas exóticas y semillas de colores.

Los cereales de desayuno y su amplia horquilla

Un cereal es una planta gramínea que aprendimos a domesticar hace millones de años. Se cultivan fundamentalmente por su grano para ser utilizado como alimento humano o animal, y existen multitud de variedades, con y sin gluten. Arroz y trigo son los cereales más extendidos y consumidos, también como base de otros alimentos.

Cerales

Pero desde la popularización de los productos creados por Kellogg's a raíz de los famosos Cornflakes, con "cereales" sobreentendemos también el concepto "de desayuno" -o merienda-. Tienen ganada incluso una acepción propia en el diccionario de la RAE:

  1. m. pl. Alimento elaborado con cereales y que suele estar enriquecido con vitaminas y otras sustancias. "Los niños desayunan cereales con leche".

Así, bajo este concepto se incluyen multitud de productos generalmente ligados a la industria del desayuno, cajas de cartón y envases coloridos de nombres de lo más variopinto. Cada comercio intenta clasificarlos de alguna manera para poner cierto orden: infantiles, para adultos, con chocolate, con fibra,con miel, línea, con frutas, etc. Una subcategoría aparte son las barritas de cereales, el formato para llevar de sus hermanos mayores, imitando a las barritas deportivas.

Muesli, el gran invento suizo

Algunas marcas han adoptado el término muesli para ciertas gamas de su producción. Son cereales que se combinan con ingredientes muy variopintos sin demasiado criterio, un fondo de armario en el que parece caber de todo bajo el pretexto de lo saludable y energético. Frutas y frutos secos, chocolate, semillas, miel, quinoa, especias o incluso verduras como la zanahoria son añadidos comunes.

Avena

Pero el muesli original tiene poco que ver con estos productos. El cereal no era la base principal, y ni siquiera se concibió como una comida de desayuno.

Muesli es un vocablo adoptado del alemán suizo Müesli, que a su vez proviene del término Mues, que se utiliza en el pequeño país para describir cualquier tipo de papilla, puré o mezcolanza machacada comestible. La compota de manzana, por ejemplo es un mues. En alemán estándar se suele escribir Müsli, pero en Suiza esa palabra significa ratoncito.

Dr Bircher El médico suizo Maximilian Oskar Bircher-Benner, creador del Birchermüesli.

El nombre completo primigenio es Birchermüesli, que adopta el apellido de su creador, el Dr. Maximilian Oskar Bircher-Benner. Tras estudiar medicina en Zúrich, ya en sus primeros años ejerciendo comenzó a interesarse por la naturopatía y a estudiar los efectos curativos y preventivos que podía tener la nutrición y el estilo de vida en la salud.

Bircher-Benner centró sus trabajos en promover una alimentación centrada más en productos vegetales y crudos, ideas revolucionarias para la época. Comprobó los efectos positivos de mantener este tipo de dieta al tratarse a sí mismo, y finalmente puso en práctica sus conclusiones desarrollando una receta única que aplicaría a los pacientes del sanatorio que fundó en el año 1904 en las montañas.

Bircher muesli

Inicialmente bautizado como Apfeldiätspeise, la receta original del müesli ideado por el Dr. Bircher era la siguiente:

  • 1 cucharada de copos de avena remojados 12 horas en 3 cucharadas de agua fría.
  • 1 cucharada de leche condensada.
  • 1 cucharada de zumo de limón.
  • 1 manzana grande o 2 pequeñas, ralladas con la piel.
  • 1 cucharada de almendras o avellanas molidas.

Esta preparación se servía cada día a los pacientes a personas que acudían a recuperarse o simplemente en busca de una mejora de su salud. Combinado con otros alimentos, baños de sol, un buen descanso y cierta actividad física, el tratamiento fue todo un éxito. El müesli ganó una enorme popularidad y quedó asociado para siempre con la imagen de Suiza como lugar idílico, natural y saludable.

El Birchermüesli se sigue tomando en toda Suiza con versiones mejoradas y adaptadas según el gusto personal o quien la prepare. Aunque ahora ya sí son muchos los suizos que lo toman en el desayuno, continúa como un alimento para empezar una comida más sustanciosa, y es muy popular como plato único de cena, especialmente en verano.

Muesli

La leche condensada se ha sustituido casi por completo por yogur, leche o un poco de nata. Los copos de avena se mantienen como el cereal básico, pero siguen sin ser el ingrediente principal. Más que cereales con cosas, el müesli es un cuenco de cosas con un poco de cereales. La fruta fresca sigue siendo el ingrediente primordial, pero habitualmente rallada, troceada o machacada.

El muesli suizo, por tanto, no consiste en una mezcla seca crujiente; por definición debe exhibir una textura cremosa, como de papilla o compota, con todos los ingredientes mezclados en un aspecto quizá poco atractivo, pero muy sabroso al paladar. Las versiones preparadas que hoy abundan a la venta en los supermercados y comercios están siempre refrigeradas, y son un refrigerio muy popular para comer sobre la marcha a lo largo del día.

Granola, una antigua marca registrada

Más recientemente hemos incorporado a nuestro vocabulario el término granola. ¿Otra moda absurda propulsada por las redes sociales? No del todo, pues, de nuevo, no es el mismo producto que unos cereales de desayuno genéricos. Al menos, no en su origen.

Granola

Su historia nos lleva hasta el siglo IX, concretamente hasta el año 1863, cuando el médico James Caleb Jackson inventó en el sanitario de su mismo nombre un producto que bautizó como Granula. Se considera el primer cereal manufacturado, y consistía en una masa de harina rica en fibra con foma de bolas irregulares que debían ser hidratadas durante horas para poder comerse.

Poco después, el también médico John Harvey Kellogg -además de eugenésico y miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Cielo-, copió la idea creando sus propios cereales con el mismo nombre. Obviamente, Jackson le denunció, así que el Dr. Kellogg rebautizó su obra con el nombre de Granola. No tardaría en cambiar para siempre la idea de desayuno en medio mundo.

Granola

Hoy, granola solo permanece como marca registrada en Australia y Nueva Zelanda, si bien allí se utiliza más bien para designar a algo más parecido al muesli genérico, no bircher suizo. ¿Y en qué se diferencian, exactamente?

También la granola es una mezcla indeterminada de cereales, frutos y frutas secas, pero su signo distintivo es la textura extra crujiente, que se consigue mediante el horneado y la adición de grasas y azúcares. La granola suele ser dulce, con una textura algo más aglomerada ya que los ingredientes tienden a pegarse entre sí por el añadido de esas sustancias. Por tanto, es mucho más sabrosa y calórica que un muesli estándar.

Granola1

Tuvo un renacer en los años 60 cuando distintas compañías comenzaron a añadir frutas y frutos secos para darle un halo de comida saludable y natural. Se dirigió a las nuevas generaciones de jóvenes estadounidenses, a los movimientos hippies y vegetarianos, como alimento alternativo y supuestamente sano. Además se asocia también a las actividades naturalistas al aire libre, más aún desde que se crearon las granola bars o barritas portátiles.

¿Cuál es más saludable? La mejor opción es hacerlos en casa

Si ya los términos se confunden cada vez más en sus países de origen, en nuestro país la búsqueda se complica todavía más. Los fabricantes de cereales utilizan indistintamente un término u otro según su línea de productos o el público objetivo al que están dirigidos.

Cereales

En teoría, el Birchermüesli suizo original es la opción más saludable de todas, en su versión sin azúcares añadidos, mucho mejor si es casero o artesanal. Ofrece un mayor porcentaje de lácteos proteicos, solo utiliza copos de avena en crudo y se complementa con abundante fruta fresca, más una pequeña porción opcional de frutos secos. Tenemos estas dos recetas muy sencillas que son la base perfecta para personalizarla al gusto.

La granola industrial es un producto ultraprocesado casi siempre cargado de grasas y azúcares, con materias primas de calidad mediocre. Es preferible prepararla uno mismo ajustando los ingredientes de manera personal; recordando, eso sí, que las recetas caseras también añaden grasa y azúcares para obtener esa característica textura crujiente.

Mueslis

Si optamos por cereales de desayuno comprados, no nos queda otra que leer con detenimiento el etiquetado. La información nutricional es relevante, pero siempre tenemos que priorizar los ingredientes, pues son los que nos indicarán si la grasa o los hidratos de carbono provienen de ingredientes saludables o no. Las calorías totales no son tan relevantes como el conjunto de nutrientes.

Al final, lo más saludable y económico es comprar los ingredientes por separado, al natural -y a granel, si es posible-, para crear nuestras mezclas estilo muesli en casa. Podemos usar copos de avena o de otro cereal como base, o una mezcla de varios, y añadir frutos secos naturales o tostados sin sal, una pequeña porción de frutas secas, semillas y especias.

Granola2

Si queremos que tengan una textura algo más crujiente podemos tostarlos en la sartén o al horno, con un poco de aceite de oliva virgen extra pero evitando los azúcares. Aguantarán varias semanas en un recipiente hermético y solo nos queda acompañarlos con un lácteo o equivalente vegetal, y, que no falte nunca, abundante fruta fresca de temporada.

Fotos | iStock - Pixabay - Unsplash - Marco Verch
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Disfruta del mejor calabacín en el esplendor de su temporada: propiedades, usos y muchas recetas para aprovecharlo al máximo

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Disfruta del mejor calabacín en el esplendor de su temporada: propiedades, usos y muchas recetas para aprovecharlo al máximo

Hortaliza típicamente mediterránea y hoy consumida por todo el mundo, el calabacín o zapallo es quizá una de las verduras más agradecidas que podemos usar en la cocina. Se puede cocinar de mil maneras o consumir crudo, es apto para elaborar dulces y admite una gran diversidad de técnicas, texturas y presentaciones. Disponible todo el año, el verano es el mejor momento para disfrutarlo al máximo.

¿Qué es el calabacín?

Acostumbrados a su presencia habitual en la sección de verduras de cualquier supermercado, esta pregunta podría sonar baladí, pero solo con ahondar un poco podemos descubrir la complejidad que hay detrás de su inmensa familia.

Calabacines

El calabacín, botánicamente, es una fruta, aunque se trata comercialmente como una verdura u hortaliza. Pertenece a la familia de las cucurbitáceas, un gran grupo de cientos de plantas plantas del que también forman parte otros conocidos de nuestra despensa, como el pepino, la calabaza, el melón o la sandía. En su mayoría son plantas trepadoras anuales, con algunos arbustos leñoso, lianas leñosas y también ciertos árboles de pequeño tamaño.

El nombre científico del producto que nos ocupa hoy es cucurbita pepo, refiriéndonos generalmente a la variedad cylindrica, aunque en español conocemos comúnmente como calabacines a otras variedades como los amarillos (var. recticollis). Se trata de un tipo de fruto llamado en botánica pepónide, desarollado a partir del ovario hinchado de la flor de la planta.

Calabacin Redondo

Como la mayoría de cucurbitáceas, los calabacines son frutos inmaduros, que además suelen ser más apreciados cuando no alcanzan un gran tamaño. Se diferencia en este sentido claramente de sus hermanas mayores, las calabazas, que no solo alcanzan habitualmente mayor tamaño, sino que además son de piel mucho más dura y normalmente incomestible.

Origen y cultivo actual

A pesar de su origen se sitúa habitualmente en Mesoamérica, no está claro si los primeros antepasados del calabacín pudieron llegar desde el continente asiático. Sí sabemos que ya en el Antiguo Egipto se consumía, y que tuvo un gran desarrollo en el litoral mediterráneo gracias al impulso de la agricultura que ejercieron las culturas árabes.

Calabacin

En el continente americano la familia de las cucurbitáceas también está ampliamente extendida y su origen también se pierde en tiempos ancestrales, localizándose las primeras fuentes de su domesticación en territorio de la actual Oaxaca (México) hace unos 8000-10000 años. En cualquier caso, el cultivo de sus diversas variedades está extendido hoy por gran parte de América, norte de África y toda la cuenca mediterránea, llegando incluso a producirse en países europeos más alejados como Holanda. España, Francia, Marruecos e Italia son los principales países productores.

En el año 2019, España produjo 605.527 toneladas de calabacines, con Almería claramente liderando el sector, con 459.286 toneladas. Le siguen, a mucha distancia, la Región de Murcia y la Comunidad Valenciana; gran cantidad de esta producción se destina a la exportación, especialmente tras popularizarse su consumo en países como Reino Unido o Alemania, desde finales del siglo anterior.

Calabacin Planta

El calabacín es una planta que necesita temperaturas cálidas o no muy frías para crecer, de ahí que su mejor temporada sean los meses de verano. Sin embargo, los avances en el sector agroalimentario, el desarollo de nuevas variedades e importantes descubrimientos como la secuenciación del genoma, han permitido desarrollar una producción permanente durante todo el año.

Los cultivos más modestos y la producción propia de quien disfrute de su pequeño huerto -urbano o no-, regalan en los meses de calor la mejor producción de calabacines, perfectos además para aprovechar sus múltiples propiedades cuando el organismo más lo agradece.

Descripción y características

El calabacín estándar más conocido y extendido en nuestro país es el de tipo alargado, cilíndrico, más o menos recto, con un tamaño que puede variar entre los 20 y 40 centímetros, existiendo también ejemplares aún más grandes. El peso ronda los 200 o 300 gramos, según el calibre.

Calabacin Flor

La piel es de color verde oscuro, a veces casi negra, a menudo moteada con marcas blancas o amarillentas. Es fina y comestible, endureciéndose a medida que el fruto se deja crecer más. Suele conservar una especie de pedúnculo en un extremo que no es más que la unión con la planta, y es comestible.

La carne es firme pero tierna, volviéndose algo harinosa cuando pierde frescura. De color crema pálido, casi blanco, contiene semillas del mismo color que en las variedades actuales no suelen suponer gran molestia al consumidor.

Ya hemos comentado que hay una gran variedad de calabacines que responden a diferentes nombres o frutos específicos, aunque por motivos prácticos en nuestros mercados apenas se hacen distinciones en los nombres. Sí son llamativos los calabacines redondos o luna, con un sabor prácticamente idéntico, o los blancos, que tampoco ofrecen gran diferencia organoléptica.

Calabacines Colores

Otros calabacines, o primos del calabacín, presentan formas más bulbosas o irregulares, algunos ya más semejantes a variedades de calabaza, también de color amarillo o naranja.

Las flores mencionadas también son comestibles, de gran tamaño, consumidas generalmente rellenas y guisadas o también fritas, y sí que siguen considerándose más como un produco más propio del verano. Muy típicas en la cocina italiana.

Cómo elegir y conservar el calabacín

Los calabacines son verduras más delicadas que sus primas las calabazas, con la piel susceptible de sufrir daños por golpes o arañazos. A la hora de escogerlo, son preferibles los ejemplares de calibre medio o más pequeño, que sean firmes al tacto y no muestren grandes defectos visibles.

Compra

Una vez en casa conviene refrigerarlos en el cajón de las verduras, sin lavar, bien alejados de las manzanas o de alimentos que emitan olores extraños. El calabacín, conservado en frío y con cierta humedad en el ambiente, pero totalmente seco, podrá aguantar bien durante varios días. A partir de la semana lo normal es que se arrugue, pierda textura y sabor, y puede mostrar moho y otros defectos; entonces habrá que desecharlo.

También se puede congelar, lavado, troceado y blanqueado, o conservarlo encurtido, en aceite o incluso en preparaciones dulces o semidulces, como mermeladas y chutneys.

Propiedades y beneficios nutricionales

Podemos resumir las propiedades del calabacín como una hortaliza baja en calorías, fuente de fibra, vitaminas y ciertos minerales, hidratante y saciante. Según la base de datos BEDCA, 100 g de porción comestible en crudo aportan apenas 17 kcal -la cantidad exacta puede subir un poco según la variedad, pero se mantiene rondando las 20 kcal-, está prácticamente libre de grasa y suma solo 2 g de hidratos de carbono, y apenas 1,8 g de proteínas vegetales.

Calabacin Cortado2

Destaca por su contenido en vitamina C, folatos y vitamina A, así como de potasio, fósforo y, ya en menor medida, calcio. En 100 g de calabacín crudo podeos ingerir hasta 94,6 g de agua, que se pierde en diferentes proporciones al cocinarlo, concentrando así todos sus nutrientes.

Es por tanto una hortaliza adecuada para todo tipo de dietas -salvo excepciones por cuestiones médicas concretas-, perfecta para quienes busquen mantener o perder algo de peso, que potencia la saciedad y nos ayuda a mantener una correcta hidratación.

Zoodles

Consumir calabacín de forma habitual, combinado con otros vegetales, reúne los mismos beneficios que la mayoría de verduras: ayuda a mantener un peso equilibrado y favorecen una buena digestión, tienen acción antioxidante, previenen de ciertos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares, reducen el riesgo de diabetes, contribuyen al buen funcionamiento de todo el organismo, etc.

Por supuesto, también depende de cómo lo cocinemos y con qué lo acompañemos; los chips fritos no son la mejor opción, aunque podamos consumirlos de forma ocasional. Y está claro que, por más nutritivo que sea, un bizcocho no es la mejor manera de aprovechar sus numerosos beneficios. Digamos que la harina, el azúcar y la grasa anulan un poco el efecto de la verdura.

Nuestras mejores recetas con calabacín

Hay tantas maneras diferentes de disfrutar del calabacín que sería difícil escoger solo unas pocas recetas para defender sus virtudes culinarias. Que no se diga que es una verdura aburrida; a continuación reunimos una buena selección de nuestras mejores recetas que demuestran la sabrosa versatilidad de esta hortaliza.

Crudo, a la plancha, al horno, guisado, triturado, en frío o caliente, en postres... El recetario del calabacín es equiparable al de la calabaza o la zanahoria, con la peculiaridad de que es una verdura más neutra, no tan dulce, por tanto mucho más abierta a incorporarla a todo tipo de platos salados o dulces.

Aperitivos y entrantes

Latkes

Receta ligeras

Tortillas

Cremas y sopas

Crema

Ensaladas y tartas saladas

Tarta2

Platos saciantes y más completos

Tajine

Dulces y postres

Bizcocho

Fotos | iStock - Pixabay - Unsplash
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'Everything but the bagel': el aderezo de moda en Estados Unidos que puedes echar a todo (y cómo hacerlo en casa)

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'Everything but the bagel': el aderezo de moda en Estados Unidos que puedes echar a todo (y cómo hacerlo en casa)

En España seguimos siendo bastante clásicos en cuanto a condimentos, pero a los estadounidenses -y no son los únicos- les encanta llenar la despensa de multitud de aderezos. Los seasonings se mueven también por tendencias, y tras la locura que desencadenó el pumpking spice hace unos años, está triunfando el llamado everything but the bagel: todo menos el bagel. No parece un nombre muy comercial, pero en cuestión de meses se ha convertido en el aderezo de moda.

También llamado a veces, simplemente, everything bagel, se trata de una mezcla de semillas y especias para cubrir panecillos que los estadounidenses han empezado a usar en prácticamente todo. La combinación de sabores, aromas y texturas parece combinar deliciosamente bien con cualquier plato o masa, a modo de aderezo, cobertura o topping, un poco como el furikake japonés. Pero empecemos por el principio para entender esta pasión desatada.

El origen: los bagels y sus sabores

Bagels

Gracias al cine y la televisión sabemos muy bien que los bagels son esos panecillos redondos con agujero muy típicos de Nueva York, asociados al desayuno pero también a almuerzos frugales, de diners, delis y puestos callejeros.

Precisando un poco más, el bagel es una masa de panadería originaria de las comunidades judías de Polonia, que las comunidades inmigrantes llegadas a Nueva York convirtieron casi en un icono de la ciudad. Son panecillos inidividuales con forma de dónut o rosquilla, muy inflados y con una textura característica gracias a la peculiaridad que los distingue: antes de hornearlos se cuecen en agua.

Hoy en día se han extendido a todo el país y también por medio mundo, con franquicias especializadas y versiones industriales, aunque siguen sobreviviendo las panaderías judías que elaboran estas y otras masas tradicionales de forma artesanal.

Bagels1

La masa del bagel es bastante neutra, como un panecillo de miga tierna y corteza más firme y ligeramente crujiente, ofreciendo así una gran variedad de rellenos al gusto del consumidor, que generalmente son salados. Aunque la receta básica es "plana", con su exterior brillante, lo habitual es que cada comercio cuente con un catálogo de variedad de sabores. La base suele ser la misma, lo que cambian son los aderezos o coberturas antes de hornear.

Los condimentos más habituales se corresponden a semillas como el sésamo o la amapola (o mezcla), o aderezos como cebolla, ajo o sal. Recientemente se han popularizado nuevas recetas como bagels multigranos, integrales o incluso con sabores dulces. Hasta que hace unos años irrumpió en el mercado el bagel definitivo, que incluye "todo".

'Everything bagel' y cómo el aderezo superó al panecillo

Bagels

¿Por qué elegir un topping si puedes tenerlos todos? Es lo que debió pensar el inventor de este ambicioso bagel, cuya autoría original sigue sin estar del todo clara a día de hoy. En el año 2008 The New Yorker atribuyó la idea a David Gussin, del barrio de Queens, quien supuestamente lo había creado ya en 1980 a la edad de 15 años cuando trabajaba a tiempo parcial en un pequeño local.

Según contó, un día tuvo la ocurrencia de usar las semillas que limpiaba del obrador con los restos de los demás ingredientes que formaban parte del menú del establecimiento, para reaprovecharlos. El dueño empezó a vender esos bagels con un pequeño coste extra, y al parecer tuvieron mucho éxito, extendiéndose la fórmula a más locales de la ciudad.

Bagels

Otros nombres aseguran haber dado con la misma idea años antes que Gussin, y aunque este admite que posiblemente no fue el primero -tampoco es una creación tan extraordinaria-, sí que defiende ser el pionero en bautizar la receta como everything bagel, el bagel de todo.

Desde entonces es una de las variedades habituales en el menú de todo tipo de establecimientos o cadenas comerciales, con una receta que varía un poco según el creador. Lo que nació como una forma astuta de aprovechar las semillas perdidas en el proceso de elaboración de los panecillos, se convirtió en uno de los sabores favoritos para muchos neoyorkinos, ideales para los más indecisos.

Bagel Mix

La historia tendría un nuevo capítulo cuando la famosa cadena de alimentación Trader Joe's sacó a la venta la popular mezcla de aderezo para bagels, pero sin el bagel. Y los consumidores descubrieron que este mix va bien con prácticamente todo.

Desde finales de 2019, el condimento ha experimentado una gran expansión convirtiéndose en el sabor de moda en redes sociales, pero también entre chefs y marcas comerciales. Visto el tirón del invento, otras marcas han lanzado su propia versión de la mezcla, mientras que varias compañías han aplicado el sabor a numerosos productos, especialmente de snacks y aperitivos, como patatas fritas.

Incluso en Trader Joe's cuentan ahora con una línea de alimentos a la que han incorporado su propia receta, como frutos secos, salsas y dips, salmón ahumado o yogur griego. Es tan versátil que probablemente supere la barrera de mera tendencia foodie para incorporarse como ingrediente común y popular a la despensa del consumidor medio.

Cómo hacer tu propio aderezo en casa

Para comprobar las virtudes de este ingrediente, nada mejor que probarlo en vivo. No es más que una mezcla en crudo de varios ingredientes muy comunes, así que cualquier puede hacerlo en casa y realizar los ajustes que crea necesarios sobre la marcha, al gusto personal.

Aderezo de bagels

Los ingredientes de la versión genuina de Trader Joe's son, en orden de mayor a menor cantidad: semillas de sésamo, copos de sal marina, ajo seco o deshidratado granulado, cebolla seca o deshidratada granulada, semillas de sésamo negro y semillas de amapola. Algunos consumidores critican que la fórmula de esta cadena es demasiado salada, y otros achacan la escasa proporción de las semillas de amapola, que suelen ser el ingrediente más caro. Por eso muchos la hacen casera.

Ingredientes

Para 1 unidades
  • Semillas de amapola 2 cucharadas
  • Semillas de sésamo 1 cucharada
  • Semillas de sésamo negro 1 cucharada
  • Ajo granulado seco 1 cuchada y 1 cucharadita
  • Cebolla seca o deshidratada granulada 1 cuchada y 1 cucharadita
  • Escamas de sal 2 cucharaditas (sal gruesa o Maldon)
  • Semillas de hinojo 1 cucharada (opcional)
  • Semillas de alcaravea 1 cucharada (opcional)

Cómo hacer aderezo 'everything but the bagel'

Dificultad: Fácil
  • Tiempo total 5 m
  • Elaboración 5 m

Siguiendo esta receta, medir todos los ingredientes usando cucharadas y cucharaditas estándar, con un volumen de 15 ml y 5 ml, respectivamente.

Mezclar todo en un cuenco para distribuir de forma homogénea los ingredientes. Probar y ajustar las cantidades al gusto, o añadir los ingredientes opcionales señalados, u otros como semillas de chía o chile en copos, si lo queremos picante.

Guardar en un recipiente limpio, seco y de cierre hermético, preferiblemente de vidrio. Almacenar en un lugar fresco, seco, libre de olores y oscuro. En ambientes muy cálidos o húmedos, valorar si conservar en la nevera.

Bagel Mix

Normalmente las semillas de sésamo van al natural, pero podrían tostarse previamente o usarse ya compradas en versión tostada. De este modo añaden más sabor y textura crujiente, pero hay que tener en cuenta que pueden quemarse muy rápido si se someten al calor del horno u otra cocción.

Si los ingredientes son frescos y de buena calidad, se puede guardar la mezcla en un bote limpio de cierre hermético en la despensa, mejor si es de vidrio, durante varios meses, alejado de la humedad, olores y fuentes de calor.

En qué usar este condimento

La cuestión sería más bien en qué no usarlo, y tampoco tendríamos una respuesta muy clara. Quizá en dulces no pega mucho por la presencia del ajo y la cebolla -pero animamos a ser aventureros y explorar todos los límites-, pero es un aderezo tremendamente versátil con el que conseguir este punto extra de sabor y vidilla que puede alegrar multitud de platos. Estas son solo algunas ideas:

Bagels Condimento
  • En un tartar de pescado, carne o vegetal.
  • Acompañando al aguacate en cualquiera de sus formas, aportando un punto crujiente a su textura cremosa.
  • Incorporado en las masas de todo tipo de panes y panecillos, o decorándolos en forma de cobertura justo antes de hornear.
  • Como saborizante de crackers y otras galletas saladas.
  • Completando elaboraciones tipo poke bowl o chirashi sushi.
  • Aderezando cualquier receta con huevos: cocidos, escalfados, revueltos, al horno, tortillas y fritattas, etc.
  • Combinado con otros ingredientes en smoothie bowls de frutas.
  • Dando sabor y textura a unos edamames cocidos o salteados.
  • Mezclado con otras especias y un poco de aceite en la preparación de los garbanzos crujientes al horno.

Fotos | iStock - Unsplash - Mike McCune - Shaun Dawson - Joy - The Impulsive Buy - Paula Ray
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Cómo hacer el mejor café con hielo: tres métodos infalibles para refrescarte sin aguarlo

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Cómo hacer el mejor café con hielo: tres métodos infalibles para refrescarte sin aguarlo

Quienes disfrutamos de nuestro café caliente y negro como el infierno sufrimos un poco durante el verano. Hasta la tercera ola del café, la única forma de tomarlo frío consistía simplemente en echar la infusión recién hecha o enfriada sobre hielos. El resultado es una bebida aguada, sin la complejidad aromática del café que, para más inri, suele estar pasada de acidez y amargor. Afortunadamente, hay métodos para evitar este despropósito que nos garantizan una bebida refrescante que sí se merece formar parte del recetario cafetero.

Por qué mezclar tu café de siempre con hielo no es buena idea

Si ya pedir un café expreso en un local desconocido es toda una aventura, solicitarlo con hielo es casi lanzarse al vacío sin paracaídas. No hablamos aquí de las cafeterías de especialidad, por supuesto, donde los baristas expertos dominan cada paso y cada técnica para conseguir la bebida perfecta.

Porque el café es algo muy simple, y al mismo tiempo, extremadamente complejo. Son muchos los factores que intervienen en el proceso la infusión, y ninguno debe ser pasado por alto: el origen de los granos, el tipo de tueste, el grado de molienda, el método de infusión, la extracción... Según el resultado final buscado, habrá que escoger unos parámetros u otros.

Café con hielo

Si queremos disfrutar de un café frío con hielo, de buen sabor, cuerpo y aroma, no podemos simplemente echar unos cubitos a nuestra bebida habitual, sea de cafetera italiana o un expreso de máquina. Es decir, sí podemos, y mucha gente lo hace sin más, pero si nos interesa degustar una bebida de calidad sin echar a perder esos granos de café de especialidad que nos molestamos en comprar, se merecen un trato un mejor.

El motivo más obvio es que va a terminar aguado. El hielo que enfría el café es agua, y al fundirse se diluye en nuestra infusión, diluyendo al mismo tiempo todo su sabor y aromas. Y si sueles usar café de tueste oscuro, muy apreciado en expresos calientes, dejará notas poco agradables al tomarlo frío.

Tres formas de hacer café con hielo sin aguarlo

Cafe Hielo8

Antes de entrar en materia hay que señalar la importancia de usar buen hielo. Es decir, con agua de calidad, limpia, congelada en moldes adecuados sin restos de aromas o sabores previos, y en un congelador totalmente limpio. Si esto no es posible, lo mejor es comprar hielo comercial profesional. Además, cuanto más grandes sean los cubitos, más lentamente se derretirán.

Lo más fácil: duplica el café

Si el café es una infusión de granos molidos y agua, y al añadir hielo sumamos más agua, una solución sencilla es aumentar la proporción de café. Hay dos formas de llevar esto a cabo.

Cafe Hielo
  • Con hielos de café. Hay que planificarse un poco para hacer la primera tanda de café, esperar a que enfríe y congelarlo en cubiteras, pero siempre podemos hacer una gran cantidad de golpe. Los hielos de café permiten elaborar otras bebidas también muy refrescantes, y son perfectos para los amantes del café con leche. Verter la leche o bebida vegetal fría en una copa llena de estos cubitos crea, además, un efecto visual muy llamativo.
Cafe Hielo
  • Con una coctelera. El barista y especialista en café Kim Ossemblok nos enseña una alternativa más instantánea. Solo hay que preparar dos expresos y verterlos en una coctelera donde hayamos depositado una buena cantidad de hielo, y el azúcar que nos guste. Se agita muy, muy bien, y se vierte al instante, logrando un café recién hecho pero frío, que además conserva su espuma.

Reduce el agua a la mitad

Es la misma idea, pero al revés, y una técnica que funcionará especialmente bien con cafeteras de filtro. También las cafeteras superautomáticas, y casi todas las monodosis, permiten ajustar el volumen de agua a utilizar sin que se vea perjudicada la cantidad de café, que también suele ser ajustable.

El resultado será un café mucho más concentrado, que suavizaremos al combinarlo con el hielo. Es recomendable servirlo recién hecho, así que lo más fácil es llenar el espacio donde caerá la infusión ya con hielos. Si usamos cafetera italiana, prensa francesa o una máquina automática, pondremos los hielos en las copas o vasos.

Cafe Hielo10

También es buena idea enfriar los recipientes al estilo de las copas de cóctel, removiendo unos primeros hielos hasta que empiecen a soltar agua, momento en el cual se desecha todo. Hay que usar hielos nuevos para ya enfriar el café, que puede caer directamente sobre ellos a medida que se produce la infusión.

Prepara un cold brew o infusión en frío

El cold brew fue la bebida de moda hace unos años, supuestamente la gran obsesión de los millennials o hipsters, según el medio que lo reseñaba. Superada la locura inicial, este tipo concreto de café ya está más que asentado en las cafeterías de especialidad, también con numerosas empresas dedicadas a su producción embotellada.

Cafe Hielo

Hacer un cold brew en casa es muy sencillo, pero requiere su tiempo. Esta técnica es autoexplicativa: consiste en infusionar en frío el café. En un proceso que puede durar entre ocho y 24 horas, la bebida obtenida es sorprendentemente dulce, suave y muy aromática, con una bajísima acidez y nada amarga. Pero cuidado, pues tiene mucha más cafeína que un expreso.

Salvo que tengamos una cafetera o dispositivo especialmente diseñado para este sistema, solo necesitamos comprar el café en grano y molerlo al momento dejando una textura muy gruesa. De hecho, no debe parecer molido, conviene dejar trozos gruesos de grano, como piedrecitas. Si usáramos una molienda media o fina, solo obtendríamos un café pasado de extracción, muy astringente, imbebible.

Cold Brew Cafetera de infusiónd e café y té fría - Jarra grande de cristal 1,5L - Jarra helado con tapa de acero inoxidable/filtro de malla fina - Tubo ADICIONAL para infusiones de frutas

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HARIO Cold Brew Coffee Pot Red 1000ml MCPN-14R

HARIO Cold Brew Coffee Pot Red 1000ml MCPN-14R

Con 250 g de café en granose puede infusionar 1 litro de agua, aunque esta elaboración se presta a hacer ajustes personalizados. Hay que mezclarlo todo, con agua del tiempo, y dejarlo en la cocina o en la nevera un máximo de 24 horas. Una vez bien filtrado, el café se puede diluir en más agua o leche, o tomar tal cual, frío de la nevera o añadiendo hielo, pues es tan aromático que no se aguará.

Cafe Mezcla

Recomendamos no añadir azúcar ni edulcorantes al café con hielo, pues además podría hacernos beber más de la cuenta sin darnos demasiada cuenta. En pleno verano es una bebida refrescante que sienta muy bien, y podríamos excedernos de las cantidades recomendadas de cafeína. Sí que admite un mayor juego con diferentes aromas, como un toque de zumo y corteza de limón, o incluso un poco de tónica, para darle un punto carbónico.

Algunos de los enlaces aquí publicados son de afiliados. A pesar de ello, ninguno de los artículos mencionados han sido propuestos ni por las marcas ni por las tiendas, siendo su introducción una decisión única del equipo de editores.

Fotos | iStock - Unsplash
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Un recorrido por la cocina riojana y sus productos más allá del vino

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Un recorrido por la cocina riojana y sus productos más allá del vino

Al César lo que es del César y al vino lo que es del vino. La fama mundial a La Rioja le llega por ser una de las grandes potencias vitivinícolas, no ya de España, sino de todo el mundo.

Bodegas centenarias, innumerables galardones, ser (junto a Priorat) la única DOCa (denominación de origen calificada) española. Sin embargo, también hablamos de una comunidad autónoma en la que no sólo se bebe de fábula, sino que también se come de cine.

Surcada por el Ebro y nutrida por éste (y por sus afluentes), La Rioja es una región en la que la fruta, la legumbre y la verdura forman parte de sus cimientos gastronómicos. Aunque no están solas.

Tierra de sierras y de pastores, La Rioja también presume de quesos, de embutidos y de su ganado, donde el cordero y la oveja ganan importancia en multitud de preparaciones.

IGP Chorizo riojano

Chorizo Riojano

El ingrediente fundamental de las patatas a la riojana (junto a las patatas, evidentemente) es el chorizo, por el que los riojanos sienten auténtica predilección y que es una de las señas de identidad de su gastronomía. Extendido por toda la comunidad, los ingredientes del chorizo riojano no son ningún misterio: carne de cerdo, pimentón, sal, ajo y tripa natural (importante para el embutido)

La otra clave es el proceso de secado, garantizado por la peculiar orografía de La Rioja. Encajonada entre dos cadenas montañosas, el microclima serrano de valles como el de Najerilla, Iregua y Leza han servido durante décadas para secar y curar estos tesoros culinarios que puede participar en nuestra cocina, más allá del bocadillo de chorizo.

Caracterizados por su forma de sarta o herradura y con pesos que no deben bajar de los 200 gramos y con un grosor medio de entre 30 y 40 mm, el chorizo riojano debe ser fiel a estos ingredientes y tamaños para ampararse por la IGP. Externamente debe ser de un color rojo intenso, con aspecto rugoso y ligeramente abullonado,

En su interior, la clave está en la buena diferenciación entre carne y grasa, manteniéndose en un equilibrio donde la jugosidad es la clave. De aroma intenso a pimentón (mejor local, de Nájera) y con ese matiz al ajo, que hacen del chorizo riojano un sabroso aperitivo donde el olfato cobra gran importancia.

Extendido por toda la región, son pocas las marcas que se encuentran adscritas a la IGP de Chorizo Riojano, siendo muy frecuente encontrar chorizo en toda la comunidad -buena parte de ellos fuera de este reconocimiento- pero que se elabora con similares mimbres.

DOP Queso Camerano

El valle del río Iregua, guarnecido por la Sierra de Cameros y Sierra Cebollera, en la parte oriental de La Rioja y puerta de entrada a ésta desde Soria es el escenario donde encontramos el origen joyas riojanas: el queso camerano. Elaborado desde hace décadas con la leche de las cabras que pastorean por estas sierras, el queso era una forma de asegurar el sustento en esta zona especialmente agreste de La Rioja.

En la actualidad el queso camerano cuenta con una DOP que garantiza su origen (produciéndose en sólo dos queserías: Queso Los Cameros, en Haro, y Quesos Celia, en Arnedo), que elaboran anualmente unos 30.000 kilos de queso, lo que les convierte en una denominación de origen bastante pequeña. Para producir este queso sólo se puede utilizar leche de cabras de La Rioja, que pueden ser de razas serrana, malagueña o granadina, que proviene de las 5.000 cabras que ocho ganaderos pastorean por estas tierras.

Son quesos de pequeño tamaño (no superior al kilo) y su forma externa se caracteriza por la cilla, una forma que el mimbre trenzado con el que se moldea le otorga. Interiormente es un queso compacto y sin ojos, de regusto caprino ligeramente picante pero con esa frescura inherente a la leche de cabra. Además, se pueden encontrar quesos frescos, semicurados y curados, siendo estos últimos los únicos que pueden elaborarse con leche cruda.

Patés de Cameros

Pate De Campana C Pates El Robledillo Paté de campaña. © Patés El Robledillo

En la propia Sierra de Cameros también la producción chacinera, ligada al autoconsumo, tiene un fuerte arraigo. El aprovechamiento de la matanza del cerdo urgía así a la producción de embutido y a buscar otros métodos de conservación para aumentar la durabilidad de éste, en una zona de inviernos especialmente crudos y no caracterizada por la riqueza hortícola de otras zonas riojanas.

Así, en pueblos como en Ortigosa de Cameros encontramos empresas como El Robledillo, donde la artesanía en la elaboración de patés. embutidos y cabeza de jabalí (muy sabrosa ésta, enlatada y convertida en conserva) se palpa en todos sus productos, incluyendo algunos patés donde la trufa y el vino de Rioja también sirven para aromatizar y aderezar la mezcla, aunque el rey de sus productos es el paté de campaña, donde la mezcla justa de sal, pimienta, hierbas aromáticas y vino de Jerez se encargan de adereza una carne untuosa y de limpio sabor.

Ortigosa De Cameros Vista de Ortigosa de Cameros, sobre el valle del río Iregua.

No lejos de allí, en Albelda de Iregua, la segunda generación de la familia Ochagavia-Pascual se encarga de mantener el legado de la firma Bueyo en el que el cerdo es protagonista. Elaboran embutido (fresco y seco) pero también y por lo que nos detenemos aquí es en sus patés, donde también la dosis exacta de pimienta, sal, brandy y hierbas aromáticas se convierten en el aliño perfecto para estos untables

La casquería del cordero

Foto Ganado Ovino Rioja

El carácter serrano de La Rioja, contrastado por los profundos valles sobre los que se encajonan sus ríos, han hecho de ella un territorio también propicio para la trashumancia ganadera, teniendo a las ovejas como buenas protagonistas de su historia económica y gastronómica. Ligada al Concejo de la Mesta, una entidad medieval que controlaba el comercio lanar, La Rioja era una de esas esclusas naturales por las que el ganado transitaba hacia los puertos del norte de España.

Adecuada a la vida en montes y ligada al pastoreo, el aprovechamiento así de la carne de ovino es otra de las bazas gastronómicas con las que el tradicionalismo gastronómico riojano nos conquista, sobre todo dando buena salida a su casquería, que aquí tiene a miles de adeptos y que además ha sabido entrar en la alta cocina. Ejemplo que encontramos en el estrella Michelin Francis Paniego, que desde El Portal de Echaurren (en Ezcaray) ha dado relevancia a tan dignos ingredientes.

Aparece así una legión de illas frecuentes en el diccionario culinario riojano como las sangrecillas, las gordillas, la asadurilla, las lechecillas y los patorrillos (en la imagen inferior). Amén de otros productos como los embuchados.

  • Lechecillas: Es el nombre que se da en Rioja a las mollejas del cordero lechal, consideradas casquería fina, y que lo más frecuente es consumirlas a la plancha con una pizca de ajo y de perejil. Son además tapa frecuente en muchos bares.
  • Patorrillos y gordillas: Muy frecuentes ambos en La Rioja Baja, donde suele servirse como tapa -a la plancha o guisada- en los bares de Arnedo, este despiece del cordero es asequible y muy sabroso. Ambas tienen que ver con los intestinos del animal pero se les da distinto uso. En el caso del patorrillo se trata de enmadejar con el intestino (bien limpio) del cordero (también del cabrito) las patitas de éste, que se saltean y guisan. Las gordillas, por su parte, son unas madejas finas, más largas que gruesas, que se hacen con esos intestinos -pero sin envolver las patitas-, que se preparan guisadas o asadas -previamente cocidas-.
  • Embuchado: Parecido al zarajo conquense o las madejas aragonesas, el embuchado riojano también tiene a los intestinos como protagonistas. En este caso también es una especie de ovillo que se hace con los entresijos del cordero. Se consume eminentemente frito y cortado en rodajas, siendo un aperitivo popular en la calle Laurel de Logroño.
  • Asadurilla: Nada fuera de lo común en el concepto asadura que no veamos en el resto de España: corazón, hígado, pulmón y estómago de cordero finamente picado y frito -o guisado- que es ración típica en la Rioja Baja.

La huerta y el campo riojano

Mercado De San Blas En Logrono Mercado de San Blas, en Logroño.

Además de por el vino y por el chorizo, la fama (al menos nacional) de La Rioja le llega también por sus productos hortofrutícolas. Mimada por la riqueza que el Ebro genera en sus vegas, pero también en el resto de valles que pueblan la región, la mesa riojana se nutre de sus huertas para brindar productazos de renombre.

Es difícil acotarse este perfil porque prácticamente todo lo que en ella se cultiva es de gran calidad pero nos ceñiremos a los productos que tienen marcas de calidad y orígenes protegidos, considerados el súmmum de la gastronomía.

Peras de Rincón de Soto

peras conferencia de la DOP Rincón de Soto Peras conferencia de Rincón de Soto. © DOP Peras de Rincón de Soto

Es el caso de las Peras de Rincón de Soto (que cuentan con DOP) sólo se trabaja la pera conferencia, de mayor tamaño que lo habitual, más alargada y con una piel verde más intensa. Además, se caracteriza por tener un russeting (la rugosidad natural de la piel) más acentuada.

Además de Rincón de Soto, la DOP permite la producción de esta pera en otros 26 municipios riojanos, desde La Rioja Alta hasta La Baja, pasando por la Media. En todas ellas encontramos un producto de temporada, mimado en el árbol (podándose para optimizar la calidad) y en la recogida, procurando no dañar el pedúnculo ni la rama.

El resultado es una pera muy fragante, con una buena cantidad de agua pero igualmente dulce, casi golosa, que la convierten en un postre excelente, ideal para cualquier edad. O para marcarse unas peras al vino tinto (de Rioja, claro).

Coliflor de Calahorra

Bautizada con merecimiento como Ciudad de la Verdura, Calahorra, en La Rioja Baja, es uno de esos vergeles donde la horticultura es la reina de la cocina calagurritana. Los ejemplos de sus productos son casi innumerables pero nos queremos detener en uno en concreto: la coliflor de Calahorra.

Adscrita a una IGP (el segundo renglón de protección, después de las DOP), la coliflor que crece en este rincón de La Rioja Baja se caracteriza por su forma compacta y su color blanco, apartado del amarillo que solemos encontrar en otras coliflores, y en un tamaño relativamente pequeño (alrededor del kilo), así como por la ausencia de gránulos, lo que la hace especialmente firme.

Bendecida por las confluencias de los ríos Ebro y Cidacos, esta IGP extiende la zona de producción también a otra docena de municipios de La Rioja Baja, que comparten características climáticas especialmente propicias para esta hortaliza como son los inviernos suaves, los veranos largos y altos índices de humedad.

Pimiento riojano

Desde que el pimiento llegó procedente de América a España, La Rioja y la amabilidad del clima de sus vegas se convirtieron en un nuevo hogar para este producto.

Ahí ha ido evolucionando hasta convertirse el pimiento riojano en una variedad autóctona, protegida con una IGP y que se puede encontrar en numerosos valles de toda La Rioja, aunque es en Nájera donde tiene mayor predicamento (e incluso un festival) y donde es frecuente conocerlos como najeranos.

Se trata de pimientos cónicos y picudos con una superficie exterior rugosa y una carne fina. Con apenas dos caras, el pimiento riojano es fácil de reconocer en fresco también por su alargado tamaño (alrededor de los 18 centímetros) y por un grosor de entre 6 y 8 milímetros.

Finos, dulces, jugosos y no picantes, el color del pimiento riojano siempre debe ser rojo, pudiendo tender hacia el entreverado, y lo podemos disfrutar en temporada de verano en fresco o asado (elaborado generalmente en otoño, tras las cosechas), siendo necesario su cocción en horno de leña, que será la responsable de ese toque ahumado que lo convertirá en el rey de tus ensaladas.

Nuez de Pedroso

Persiguiendo la DOP, aunque de momento sólo reconocida como marca de calidad, la Nuez de Pedroso también es eso de esos tesoros no tan conocidos, incluso para los propios riojanos.

Apenas una cuarentena de productores se dedican a este renovado negocio, aunque es un número que ha crecido desde 2003, cuando diez pioneros se lanzaron desde Pedroso a reivindicar un árbol, el nogueral, con fuerte arraigo en La Rioja.

Ahora son 37 hectáreas de noguerales las que se distribuyen en casi 40 municipios de La Rioja Alta y La Rioja Media. Situadas en las cuencas altas de los ríos Najerilla y Oja, las plantaciones conviven entre modernas producciones e históricos ejemplares.

Lo que les unifica es el proceso productivo, totalmente artesanal, que va de la recogida al envasado, pasando por el limpiado y secado. Su sabor es agradable pero intenso, muy frutal, y se distinguen exteriormente por tener una cáscara fina y lisa, de colores pardos que pueden ser más o menos intensos.

Pan Sobado de La Rioja

Con pan y vino se hace el camino y en La Rioja tenemos anfitriones de excepción para hacer bueno a este refrán. Del vino no hace falta decir mucho que no se haya dicho ya pero el pan es otro cantar, que merece ser reconocido.

Es el caso del pan sobado, elaborado de forma artesanal por un grupo pequeño de panaderos (apenas una decena), que miman esta forma tradicional de hacer pan, manteniendo la fidelidad a los procesos de antaño en la medida de lo posible.

De corteza fina y crujiente, con atractivos tonos dorados, combinada con una miga compacta y densa, muy blanca, en su interior, este tipo de pan se comercializa tanto en barras como hogazas (que en ambos casos no superan los 500 gramos).

Para su elaboración hacen falta harinas fuertes, que además deben provenir en al menos un 30% de trigos riojanos. En ella además participan las masas madres, algunas con varias décadas, pero también levaduras naturales.

Debe su nombre al trabajoso proceso de amasado, fundamentalmente a mano, con poco paso por amasadora, para después dejarlo reposar una vez adquirida la forma de hogaza o forma deseada. Cuando la fermentación ha finalizado, se le realizan los particulares cortes que lo identifican (el greñado) y se cuecen en hornos con poco vapor.

El resultado es un pan compacto, denso, duradero y sabroso, que desprende aromas a trigo y a cereal, y que puede acompañar todo tipo de platos o sirviendo por ejemplo para hacer unas buenas migas.

Alubia de Anguiano y los caparrones

Cerramos este recorrido riojano cuchareando, una de nuestras pasiones, y poniendo en valor las legumbres locales, que además de muy sabrosas y sostenibles, también permiten mantener las tradiciones y la vitalidad en los pueblos.

En esta ocasión dos son nuestras protagonistas, aunque sólo una de ellas cuenta con marca colectiva de calidad (la Alubia de Anguiano). Se trata de una variedad de legumbre roja, seca, con un calibre que ronda el medio centímetro y que en guisos y caldos da un sabor fino y elegante pero sustancioso, repleto de color.

Una buena forma de saber que estamos ante una buena alubia es comprobar que no pierde su color natural al cocerse, algo que suele ser frecuente en judías de peor calidad. Una de las claves de esta faba es el proceso del secado.

Ovalada y brillante, la Alubia de Anguiano es perfecta para cualquier tipo de cazuela e incluso cocida y servida en ensaladas, aportando una buena fuente de proteínas e hidratos de carbono.

Sin marca de calidad pero con fuerte arraigo en toda La Rioja encontramos a los clásicos caparrones, posiblemente la legumbre autóctona más popular. También es una variedad de alubia, que podemos encontrar llamado también como caparrón pinto y que también se produce en municipios como Anguiano, Belorado o Castañares de Rioja.

Más redondo y corto que una alubia convencional, el caparrón se distingue fácilmente por su bicromía entre blanca y pinta, salpicando todo su exterior de ese característico moteado.

Es habitual servirlas en los meses más fríos, acompañándola del despiece tradicional del cerdo, bautizado como sacramentos, aunque también es posible elaborarlas sólo con chorizo, viudas o añadiendo un puñadito de arroz.

Imágenes | DOP Peras de Rincón de Soto / IGP Chorizo Riojano / Patés El Robledillo / iStock / Jumpstory

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Llega la sardina de temporada: propiedades de un pescado barato, rico y fácil de hacer (y seis recetas para darle juego)

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Llega la sardina de temporada: propiedades de un pescado barato, rico y fácil de hacer (y seis recetas para darle juego)

El verano es la estación predilecta para buena parte de los pescados que se acercan a nuestras costas. Es tiempo de bonito del norte, de anchoas y boquerones pero también de sardinas, que demuestran su plenitud durante la canícula.

San Juan y su predilección por la brasa dan el pistoletazo de salida para el mejor momento del año de esta pequeña reina de los mares. Buen ejemplo de pescado azul (los que nos ayudan a mantener a raya el colesterol) como son el atún rojo, el salmón, la caballa o nuestra querida y humilde sardina.

Descripción y características

Foto Descripcion

Reina de la parrilla, de las salazones y de las conservas, la sardina europea (o sardina común) es una rareza en el mundo del pescado porque es única en su género, sólo habiéndose identificado una especie, cuyo nombre científico es Sardina pilchardus.

Es posible que la encontremos con nombres más comunes como puede ser parrocha y manolita (sobre todo en Málaga) pero también como parpuja, más en la costa atlántica andaluza. En Galicia, además de sardina, es frecuente verla como xouba (o souba), que suele referirse a ejemplares de pequeño calibre.

En ocasiones puedes verla mencionada en medios como sardina ibérica pero no se trata de otra especie, sino una forma de referirse a la sardina capturada en aguas españolas y portuguesas.

Fuera de nuestras costas, concretamente en el océano Índico y Pacífico, se pesca otra especie, con la que no tiene parentesco directo, que es la Sardinops sagax, que en España conocemos como sardina chilena o sardina sudamericana y que no se ve en los mercados de nuestro país.

Foto Fisonomicamente

Se trata de un pescado pelágico de pequeño tamaño (entre 10 y 30 centímetros) con un peso que varía en función de su tamaño, pudiendo encontrar ejemplares que vayan de los 50 gramos hasta los más de 200 gramos, aunque gastronómicamente los más valorados en nuestro país no suelen superar los 15 centímetros

Pescadas en el océano Atlántico y en el mar Mediterráneo, la sardina es difícilmente diferenciable al gusto, aunque es frecuente que las que se compren en el norte de España, salvo que sean xoubas o sardinillas, sean más grandes que las que se estilan en el sur o en el Levante pero el tamaño no es una garantía de procedencia.

Fisonómicamente tienen cierto parecido con los boquerones y los arenques, al tratarse de un pez clupeiforme, siendo alargado, fusiforme, con cierta esbeltura y no muy comprimido. Es característica su aleta dorsal, que tiene su comienzo muy cerca del rostro y es de pequeño tamaño.

Sus escamas son grandes, delgadas (por lo que no suponen grandes impedimentos gastronómicos) y fácilmente eliminables. Su cabeza es puntiaguda y sus aletas poco destacadas, a excepción de la caudal, que es bífida y simétrica.

Cromáticamente es fácil de identificar porque su dorso tiende hacia colores verdes y parduzcos, que se delimitan en la mitad inferior por una banda azulada que da paso a un vientre blanquecino, brillante y cercano al color plateado.

Foto Su Dieta

Su dieta está basada en pequeños peces y crustáceos, además de plancton y posee un carácter gregario, encontrándose siempre en grandes bancos (llamados cardúmenes, como en el caso del atún rojo) que actúan como defensa: al estar agrupadas, los depredadores no se atreven a penetrar en el cardumen por ese volumen. Tanto en las costas atlánticas como mediterráneas se pesca mediante redes de arrastre aunque también con cerco y enmalle.

La talla mínima de pesca es de 11 centímetros y alcanzan la madurez sexual en el primer año de vida, pudiendo vivir hasta diez años, aunque no es lo más frecuente.

Propiedades y beneficios

Foto Propiedades

Posiblemente nos encontramos ante el pescado azul más asequible de nuestras pescaderías, pudiendo encontrar el kilo de sardinas en torno a los seis u ocho euros el kilo. Cifras que suelen crecer a medida que el turismo en Andalucía avanza o en la semana de San Juan.

También en las primeras semanas de verano es el momento en que las sardinas presentan menos cantidad de grasa, siendo significativa ésta para el aporte de ácidos grasos esenciales como el omega-3. Razón por la que conviene consumirla bien entrada el verano, alcanzando su cenit nutricional en el mes de julio y agosto, aunque la temporada se extiende hasta octubre o noviembre.

En términos generales encontramos unos 8 gramos de grasa por cada 100g de producto, siendo también importante su asequible aporte proteico con proteínas de alto valor biológico (baratas y fácilmente absorbibles) con 18,1 gramos por cada 100g.

Al ser un pescado azul, sus ácidos grasos son mayoritariamente poliinsaturados, como el mencionado omega-3, que son mayores cuanto más graso es el pescado y más avanza la temporada, pudiendo a cantidades de grasa que ronden 12% del peso total.

Dentro del perfil vitamínico destacan algunas vitaminas del grupo B, además de la E y la D, siendo esta positiva para la absorción del calcio en los huesos (un mineral en el que también es rica la sardina). Sin embargo, la vitamina más presente en la sardina es la vitamina A, que es muy útil para tener una buena salud ocular y visual.

Además del calcio, otro mineral muy presente en ellas es el fósforo (siendo su mayor aportación en este sentido) con 475mg por cada 100g. Una buena ayuda para la reparación celular y de tejidos en nuestro cuerpo.

Cómo preparar y cocinar este pescado

Foto Como Preparar

Seguramente la mayor cantidad de sardinas que consumamos sean en conserva pero hoy abogamos por su versatilidad en el consumo en fresco, aunque es conveniente tener algunas pautas claras.

Lo más habitual es consumirlas en entero si las vamos a preparar en brasas, a la parrilla o fritas. Debido a su carácter fuertemente perecedero, si no vamos a consumirlas en el día de compra -y no son realmente frescas- es mejor eviscerarlas.

No es complicado limpiar sardinas, ya que sólo es necesario hacer un pequeño corte en el vientre y sacar las tripas. También podemos quitarle la espina dorsal pero es más delicada y corremos el riesgo de maltratar la carne.

Además, debido a su pequeño tamaño, limpiar sardinas puede ser una tarea larga aunque no complicada pero siempre conviene eliminar las vísceras porque si pierden frescura dan sabores amargos a la comida.

Foto Limpiar Sardinas

Más allá de la brasa y la sartén, podemos utilizar también las sardinas para elaborar empanadas gallegas como la de xoubas (en este caso bastará con descabezarla, eviscerarla y trocearla) o utilizarla en entero para guisos, donde podemos dejar la cabeza, ya que concentra buena parte del sabor. También podemos escabecharlas o hacerle una marinada, asarlas en el horno en entero cuando son de un tamaño relativamente grande

Nuestra recomendación es lavarlas bajo el agua fría (templada o caliente empieza a cocinar el pescado) y frotamos hacia abajo para desescamarla. Luego cortamos la cabeza y con una puntilla abrimos el vientre, extrayendo las vísceras y pasamos un par de dedos alrededor de la espina dorsal para crear una especie de librito.

Cuando esté abierta y limpia, quitamos la espina dorsal tirando de ella con suavidad desde la parte de la cabeza hasta la cola, sujetando el resto de la sardina con la otra mano para no romper la carne o la espina dorsal.

Si la queremos impoluta, podemos quitar su piel (aunque no lo recomendamos) pasando una puntilla entre ella y la carne, apretando bien el filete contra la tabla y yendo desde la cabeza hasta la cola, momento en que también cortaremos las barbas que hayan quedado, pasándolas por debajo del grifo y secando con papel de cocina después.

En el caso de que compremos sardina fresca para congelar siempre es mejor hacer esta operación, ya que aunque congelan bien, su descongelado y la perdida de frescura y tersura final no son muy agradables.

Cinco recetas para sacarle partido a la sardina de temporada

Foto Cinco Recetas

Hay que derribar el mito de la sardina como pescado pobre o soso, algo que la sardina de temporada nos demuestra completamente falso. El equilibrio entre carne y grasa hacen de ella un bocado delicado y delicioso.

Versátil y barata, la sardina es una magnífica forma de comer pescado sabroso, respetando además nuestros mares siempre que apostemos por ella en temporada y siendo conscientes de que lo asequible no está reñido con el sabor.

1. Sardinas al horno en escabeche

Sardinas Al Horno En Escabeche

Un dos en uno perfecto para comenzar. Por un lado, un clásico escabeche. Por el otro, recurrir al horno, que es una buena forma de evitarnos los olores habituales que se producen en casa cuando cocinamos sardinas.

Con esta receta podemos dar rienda suelta a nuestra imaginación con especias para el escabeche, aunque esta versión purista funciona de maravilla. Además, si lo prefieres, puedes usar la marinada para marcar la sardina a la plancha.

Ingredientes

Para 6 personas
  • Sardinas frescas 12
  • Aceite de oliva virgen extra 225 ml
  • Vino blanco seco 100 ml
  • Vinagre de vino blanco albariño, a ser posible 150 ml
  • Cebolla 200 g
  • Zanahoria 3
  • Diente de ajo 5
  • Hierbas aromáticas variadas
  • Pimienta negra en grano
  • Laurel hojas 2

Cómo hacer sardinas en escabeche al horno

Dificultad: Fácil
  • Tiempo total 55 m
  • Elaboración 25 m
  • Cocción 30 m
  • Reposo 24 h

Comenzaremos cortando las cebollas en tiras. Seguidamente pelamos las zanahorias y las cortamos en rodajas, además pelamos los dientes de ajo y los partimos a la mitad.

Precalentamos el horno a 200ºC con calor arriba y abajo y mejor si tenéis grill. Colocamos las sardinas limpias de tripas, escamas y cabeza, encima de una bandeja forrada con papel de horno, las salamos y las horneamos durante 15 minutos.

En una cazuela ponemos una pequeña parte del total del aceite y salteamos todas las verduras hasta que estén blanditas. Añadimos el vinagre, el vino, el resto del aceite, la sal y las hierbas aromáticas. Cocinar todo junto 10 minutos.

Colocamos el pescado en una bandeja plana en donde quepan todas sin amontonarlas una encima de otras, les añadimos el escabeche por encima, tapamos bien, dejamos que enfríe y pasamos a la nevera, donde mantendremos las sardinas en escabeche un mínimo de 24 horas antes de consumirlas.

Enlace directo a la receta completa | Sardinas al horno en escabeche

2. Rollitos de sardinas con verduras al horno

Rollitos De Sardinas Con Verduras Al Horno

Un aperitivo de diez (o una buena forma de solventar el segundo plato de una cena ligera) que no hará temblar la báscula y que es bien sencillo.

También podemos utilizar las verduras que tengamos por casa, convirtiéndose así en una receta de aprovechamiento casi irresistible.

  • Ingredientes para 2 personas: 6 sardinas frescas, 1 pimiento rojo alargado, 50g de judías verdes redondas, 1 naranja, vinagre de Jerez, huevas, ajo granulado, sal (opcionalmente trufada) y aceite de oliva.
  • **Elaboración:*+ Precalentar el horno a 180ºC. Limpiar las sardinas en el caso de que no se lo hayamos pedido al pescadero. Retirar las escamas, cortar las cabezas y las puntas de las colas, abrir en “mariposa” sin separar los filetes y retirar las vísceras. Lavar con suavidad con agua fría y secar. Lavar el pimiento y las judías. Cortar en juliana fina, en bastones finitos de un dedo de longitud, aproximadamente. Podemos escaldarlos en agua hirviendo o cocerlos brevemente al vapor si preferimos una textura más tierna. Colocar las sardinas con la piel hacia abajo y añadir un poco de ajo granulado y pimienta negra. Repartir bastones de pimiento y judías verdes, enrollar y sujetar con uno o dos palillos. Colocar en una bandeja o fuente apta para el horno. Añadir un chorrito de aceite de oliva y la mitad del zumo de naranja. Hornear durante unos 10 minutos. Sacar los palillos con suavidad (deberían aguantar los rollitos sin desmontarse) y colocar en un recipiente para servir. Mezclar el zumo de naranja restante con una o dos cucharadas de aceite de oliva virgen extra, un poco de vinagre al gusto y un golpe de pimienta. Aliñar los rollitos y aderezar con las huevas y un poco de sal trufada, si tenemos.

Enlace directo a la receta completa | Rollitos de sardinas con verduras al horno

3. Coca fina integral de sardinas y pimiento

Coca Fina Integral De Sardinas Y Pimiento

El aire levantino se apodera de este platazo donde la sardina es la protagonista, acompañándose de una hortaliza que le va de perlas.

En este caso puedes jugar con otra masa -no hace falta que sea integral- o que apuestes por otras hortalizas como unos buenos tomates o por el toque dulce que podría darle un puerro.

  • Ingredientes para una coca: 100g de cerveza, 100g de vino banco, 120ml de aceite de oliva, 5g de sal, 400g de harina integral, salsa de tomate o tomate triturado natural, 12 sardinas frescas, 1 pimiento rojo, hierbas provenzales, pimienta negra molida y limón.
  • Elaboración: Mezclar la cerveza con el vino blanco y los aceites en un recipiente mediano. Se puede usar solo un tipo de aceite o ajustar la mezcla al gusto. Añadir la harina integral con la sal y empezar a mezclar hasta incorporarla toda. Amasar ligeramente sobre una superficie limpia y añadir harina solo si fuera inmanejable. Debe ser húmeda y suave, pero no pegajosa en exceso. Formar una bola, envolver en plástico film y dejar reposar en la nevera como mínimo una hora. Si vamos a hace dos cocas, dividir en dos partes y envolver cada una individualmente. Limpiar bien las sardinas en el caso de que no se lo hayamos pedido al pescadero. Hay que quitar las escamas, las cabezas, las puntas de las colas y las vísceras. Abrir y separar cada una en dos filetes. Limpiar con agua y secar con suavidad. Lavar el pimiento y cortar en cubos pequeños. Precalentar el horno a 180ºC y preparar una bandeja o fuente adecuada. Estirar la masa hasta dejarla muy fina y colocar en la bandeja. Cubrir con una capa de salsa de tomate o de tomate triturado escurrido y distribuir las sardinas, con la piel hacia arriba. Añadir el pimiento, las hierbas provenzales y un poco de pimienta negra. Regar con un chorrito de aceite de oliva. Hornear en la parte baja del horno durante unos 20 minutos. Vigilar que no se queme; la masa se cocina pronto porque es muy fina y no lleva levadura, pero cada horno puede comportarse diferente. Debe quedar ligeramente tostada por los bordes y la piel de las sardinas crujiente. Servir con un chorrito de zumo de limón.

Enlace directo a la receta completa | Coca fina integral de sardinas y pimiento

4. Sardinillas o parrochas en tartera

Sardinillas O Parrochas En Tartera

Uno de esos guisotes sencillos en los que la grasita del pescado se funde con el sofrito, dándonos la oportunidad de mojar pan durante horas.

Muy típico de Galicia, este plato gana enteros cuanto más tiempo dejemos en la cazuela el sofrito, siendo aún mejor si lo tomamos al día siguiente.

  • Ingredientes para 4 personas: 1kg de sardinilla o parrocha, 200ml de aceite de oliva, 2 cebollas, 5 tomates, 6 patatas, 125ml de vino blanco gallego, laurel y sal.
  • Elaboración: Abrimos y quitamos las tripas a las sardinas, seguidamente vamos pasando por el agua del grifo de una en una para que se limpien de su escama pequeña, las dejamos secar en una rejilla o sobre papel absorbente de cocina. Las reservamos. Picamos la cebolla en rodajas menudas y pelamos los tomates y cortamos en rodajas no muy gruesas. Pelamos las patatas y las cortamos en rodajas como de medio centímetro de grosor. Reservamos. En una cazuela de fondo grueso y base ancha ponemos el aceite a calentar y pochamos durante 15 minutos la cebolla y el laurel. Una vez esté pochada colocamos las rodajas de tomate por encima de esta. Seguimos cocinando a fuego medio. Salamos Colocamos por encima del tomate rehogado las rodajas de patata, salamos, subimos el fuego y dejamos que se rehoguen ellas durante cinco minutos. Echamos el vino y el agua y cuando llegue a hervir bajamos el fuego y dejamos que se vayan haciendo las patatas. Cuando las patatas estén prácticamente cocidas colocamos las parrochas limpias por encima en otra capa, salamos, tapamos la olla y dejamos que se cocinen durante cinco minutos. Servimos bien caliente.

Enlace directo a la receta completa | Sardinillas o parrochas en tartera

5. Escabeche de sardinas

Escabeche De Sardinas

Aprovechar el buen momento de la sardina, desgrasarlas con un escabeche y tener la oportunidad de tenerlas a mano en la nevera para un bocadillo es algo que no tiene precio.

Además, si no te has atrevido aún con esta forma de cocinar, es la mejor forma de hacerlo porque el resultado te gustará tanto que te harás escabechista.

  • Ingredientes para 4 personas: 500g de sardinas frescas, 1 limón, 3 dientes de ajo, 100ml de aceite de oliva, 100ml de vinagre de sidra, 2 cucharadas de tomate frito casero, 1 hoja de laurel, ramitas de perejil fresco, 3 gotas de tabasco rojo y sal.
  • Elaboración: Lavamos el limón y cortándolo en rodajas finas, y estas a su vez a la mitad. Pelamos los dientes de ajo y los picamos. Mezclamos en un bol las sardinas limpias con las rodajas de limón. Colocamos una sartén al fuego y calentamos una cucharada de aceite de oliva, sofreímos los ajos lentamente sin que se tuesten. Entonces añadimos el resto del aceite, el vinagre, el tomate frito, el laurel y el perejil picado. Salamos y agregamos las tres gotas de Tabasco. Removemos y dejamos hervir durante cinco minutos. Añadimos las sardinas limpias y el limón y cocemos todo junto durante 10 minutos. Conservamos antes de degustarlo, la cazuela con todo el escabeche de sardinas, unas horas en la nevera para que asienten los sabores.

Enlace directo a la receta completa | Escabeche de sardinas

6. Pasta con sardinas

Un plato muy, muy italiano (tanto es así que la isla de Cerdeña -Sardinia en italiano- se llama así por este noble animal) que podemos resolver en cuestión de minutos.

Puedes cambiar la pasta, aunque en este caso es mejor la corta, al no venir acompañado de una salsa más líquida. Si quieres hacerla más untuosa, agrega tomate triturado natural y dejar que se impregne de la sardina -o dale un punto picante con una guindilla-.

  • Ingredientes para 4 personas: 350g de pasta, 350g de sardinas, 2 dientes de ajo, 4 tomates maduros, un puñado de pan rallado y unas ramitas de tomillo fresco. Además aceite de oliva y sal.
  • Elaboración: Cocemos la pasta según instrucciones del fabricante o por el propio gusto de cada uno, dándole el punto que deseemos. Aparte limpiamos las sardinas, quitándoles las espinas y cabeza, las limpiamos bien para quitarles las escamas y reservamos. Pelamos y despepitamos los tomates. En una cazuela saltemos los ajos y añadimos las sardinas y tomates. Removemos, añadimos un poco de sal y por último el pan rallado. En unos cinco minutos debería estar bien cocinado. Añadimos la pasta y mezclamos. Servimos caliente y añadimos un poquito de tomillo fresco por encima.

Enlace directo a la receta completa | Pasta con sardinas

Imágenes | iStock / Jumpstory

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15 tipos de sal para dar variedad a nuestros platos: cómo elegirlas y usarlas en la cocina

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15 tipos de sal para dar variedad a nuestros platos: cómo elegirlas y usarlas en la cocina

Se utiliza desde tiempos inmemoriales en todo el mundo, es un básico de la cocina salada y dulce y se encuentra tanto en la despensa más humilde como en un restaurante de estrella Michelin. Hablamos, por supuesto, de la sal, condimento con múltiples usos que tampoco ha permanecido ajeno a las modas gastronómicas. Todos tenemos sal común en casa, pero el mercado se ha llenado de variedades llamativas que pueden cierta crear confusión a la hora de usarlas.

Con la sal ocurre un poco como con los azúcares. A nivel nutricional o de salud, todas producen prácticamente los mismos efectos en el organismo. Los distintos tipos de sal están compuestos entre un 90 y 98% de cloruro sódico, más pequeñas cantidades de otros oligoelementos o minerales como calcio o potasio, con diferencias que, a efectos prácticos, son mínimas.

El sodio es un mineral esencial para el ser humano, pero necesitamos una cantidad muy pequeña que además ingerimos habitualmente también a través de otros alimentos, como sodio o cloruro de sodio. La Organización Mundial de la Salud recomienda no superar los 5 g diarios de consumo de sal, en adultos sanos, es decir, una cucharadita pequeña. Las comidas fuera de casa y los alimentos procesados -sean ultraprocesados o procesados saludables-, hacen que sean fácil superar con creces esa cifra, con los peligros para la salud que eso supone.

Sales

Así pues, al consumir cualquier sal estamos tomando básicamente cloruro de sodio, cuya ingesta debemos moderar para no exceder los límites aconsejados. Ninguna sal tiene poderes curativos o milagrosos, pero lo que nos interesa aquí son sus propiedades culinarias o gastronómicas. En sus diferentes usos en la cocina sí podemos diferenciar variedades concretas, dependiendo del resultado que queramos obtener.

¿Para qué se utiliza la sal en la cocina?

La sal se concibe como un condimento o aderezo, habitualmente incluida como especia, aunque sean productos completamente diferentes. Es un ingrediente mineral, la única roca comestible para el ser humano, capaz de potenciar ciertos sabores y de reducir o matizar otros. Además cumple determinadas funciones en los procesos de cocinado, a partir de ciertas reacciones químicas, y es un poderoso conservante natural usado desde muy antiguo.

Sardinas Sal

Por sí sola, la sal no tiene más sabor que el salado. Los catadores más avanzados podrán diferenciar diferentes matices según la variedad, más por la intensidad que por el puro sabor; el juego gastronómico hay que buscarlo en el nivel de refinado, la textura y el color. Cuando se combina con otros ingredientes es cuando se produce la magia en el paladar.

La procedencia de la sal: principales fuentes de obtención

La sal está por todas partes en la naturaleza. De dónde la ha obtenido el ser humano ha sido más bien una cuestión de practicidad: aprovechar lo que se tenía a mano. Las fuentes de esta materia prima han sido tradicionalmente tres: salinas marinas, manantiales y minas.

Salinas

Algunas explotaciones todavía en uso se remontan a miles de años, y muchas han generado paisajes de gran belleza e importancia histórica, natural, cultural y social, convertidos en parques nacionales o espacios protegidos, como el Valle Salado de Añana. También encontramos sales con diversos reconocimientos por su calidad o tradición, como la sal de Ibiza o la italiana de Trápani, con Indicación Geográfica Protegida.

En las salinas, el agua de mar se conduce por determinados sistemas a unas plataformas divididas en parcelas o eras, donde se deja evaporar. La salmuera se va concentrando hasta que se produce la cristalización de la sal, que es recolectada y secada. En las minas, el mineral se puede extraer directamente para pulverizarlo, o se bombea agua para disolverlo y después evaporarlo.

Los principales tipos de sal y cómo usarlos

Hay que tener en cuenta que cada fabricante o distribuidor puede comercializar tipos de sal con nombres distintos, especialmente cuando se quiere hacer hincapié en el uso recomendado. También hay apelativos más fantasiosos y creativos, a menudo en creaciones que incorporan aromas u otros ingredientes.

Lo más interesante es saber sacar partido de las sales con sus diferentes texturas, aunque también destacan algunas variedades por sus características organolépticas peculiares.

Sal común o sal de mesa

Digamos que es la sal estándar, genérica, la más económica y que se puede comprar en cualquier supermercado o tienda de barrio. Se vende en paquetes grandes poco glamurosos y cumple una función básica en la cocina diaria.

Sal Mesa

Casi siempre es sal de origen marino, lo que se puede indicar o no en el paquete, y presenta un textura fina, aunque hay también sal de mesa más gruesa. Es la variedad que todo el mundo espera encontrar en un salero, para añadir a la comida durante el cocinado, o ya en la mesa.

Sal marina

Este término es poco preciso puesto que solo hace referencia al origen. Dependiendo de la marca, puede ser el nombre anunciado para una sal también común o de mesa, si bien hay sales de mesa que procesden de yacimientos mineros. Cuando no se incluye ningún detalle más, es una sal corriente y versátil para el uso cotidiano.

Salinas2

Otras empresas prefieren llamar sal marina a sus variedades más gruesas, menos refinadas, destinadas para aderezar carnes y pescados cocinados a la brasa o a la plancha. En ocasiones se dice que tiene un sabor más pronunciado que la sal de mesa, pero salvo la variante gruesa, realmente su uso es intercambiable.

Sal yodada y otras enriquecidas

Antiguamente era la más común en las mesas aunque ahora su uso no es tan necesario. Es sal común, generalmente fina, a la que se añade el yodo que se pierde durante su procesamiento para compensar la falta de este mineral en determinadas dietas, con el fin de evitar enfermedades como el hipotiroidismo.

Salar

Existen también sales enriquecidas con otros nutrientes, fundamentalmente minerales como flúor, ácido fólido o calcio, que buscan destacar como complemento alimenticio, aunque a efectos prácticos sale más a cuenta llevar una dieta equilibrada.

Desde la década de 1920, en Estados Unidos se empezó a enriquecer la sal con yodo como norma general, debido a los graves problemas de salud pública que causaban por entonces dietas pobres deficientes en yodo, sobre todo en mujeres embarazadas. Hoy es un problema menor, pero aún así se suele indicar en las etiquetas de las sales que no están enriquecidas esa falta de yodo, para que el consumidor esté sobre aviso.

Sal sin sodio o baja en sodio

Estos productos sustituyen total o parcialmente el cloruro sódico de la sal por cloruro potásico. Están destinadas a personas que sufren hipertensión o ciertas enfermedades cardiovasculares. También puede ser una buena alternativa para quienes estén demasiado acostumbrados a sabores excesivamente salados, pues poco a poco puede ayudar a reducir esa dependencia del salero.

Es menos potente que la sal común, por lo que a menudo se añaden potenciadores del sabor o hierbas y especias. Se aconseja utilizar como sal de mesa, pero no para hornear o someter a altas temperaturas, ya que puede dejar regustos amargos.

Sal gruesa o para hornear

Si el paquete no especifica más información adicional, se trata de un tipo de sal menos refinada con una apariencia más rústica, de grano grueso, que puede emplearse para aderezar alimentos en el momento de la degustación, pero es más demandada para hornear.

Sal Gruesa

Por su capacidad de retener la humedad, las sales gruesas se emplean para encurtir o secar pescados y carnes, como el salmón gravlax, y para cocinar a la sal. Para ello hay que crear una costra que cubre por completo el alimento, humedeciéndola con agua o clara de huevo, como se explica aquí.

Sal Maldon

Es un tipo específico de sal en escamas, con nombre propio y marca registrada por la Maldon Salt Company. Proviene de la salmuera evaporada del estuario del río Blackwate, en el condado inglés de Essex. Se produce de manera artesanal desde 1882 a partir de unas condiciones específicas que permite obtener una fina capa de cristales de sal.

Maldon

Tiene una textura gruesa pero delicada y muy crujiente, con un sabor intenso que la hacen adecuada para aderezar platos ya terminados, no para cocinar. Además de acentuar los sabores naturales de carnes, pescados, verduras o postres -es deliciosa con chocolate negro-, añade un punto salino aromático y, sobre todo, un sabroso contrapunto crujiente.

Flor de sal

Conocida mundialmente por su nombres en francés, la fleur de sel es una de las más populares en alta cocina, también de las más caras. Se consigue a partir de condiciones climatológicas excepcionales, cuando el frío típico del atardecer propicia la cristalización de la salmuera acumulada en las salinas francesas, casi todas en la zona de Bretaña.

Sal Flor

El resultado son diminutos cristales de sal marina sin refinar, de una textura muy particular, irregular, muy apreciada en la alta cocina como aderezo o complemento de todo tipo de platos, salados y dulces. La francesa más valorada es la sal gris de Guérande; en España, la flor de Ibiza es también un tipo de flor de sal.

Escamas o pétalos de sal

Son distintas variantes de sales equivalentes a la Maldon, con diferentes calidades. Según donde se obtiene o el tipo de producción específica, se pueden encontrar sales en escamas más o menos gruesas, con formas que varían entre pétalos, costras o incluso pirámides.

Sal Escamas2

En general se trata de sales más caras que no se utilizan durante el cocinado, sino como complemento final colocado justo antes de la degustación. No pueden faltar a la hora de servir carnes, pescados y verduras cocinados a las brasas o a la plancha.

Sal kosher

Muy popular en Estados Unidos, esta sal marina tiene una textura de grano grueso y más grande que la de mesa común, sin ser excesivamente voluminosa, aunque las dimensiones y la textura pueden variar de una marca a otra. Los granos se adhieren mejor a los alimentos, funde mejor con el calor y ayuda a sazonar de forma más precisa.

Sal K

Tiene una textura más esponjosa, como diminutos copos de nieve, que permiten un mejor manejo, más preciso, a la hora de incorporarla con los dedos a la cocina. Si se quiere sustituir una cucharada de sal kosher por sal de mesa común, hay que reducir la cantidad a la mitad.

Se llama así porque era el tipo de sal que tradicionalmente usaban los carniceros para convertir la carne en kosher, según las normas alimentarias judías. Al ser más gruesa, es más adecuada para el paso de cubrir la carne ya desangrada con sal (kashering).

Sal del Himalaya o sal rosa

Su peculiar color rosado y el nombre tan llamativo pusieron de moda la sal del Himalaya como uno de esos productos ancestrales supuestamente cargados de virtudes saludables. Nada más lejos de la realidad, pues sigue siendo sal, cloruro de sodio, con mínimas diferencias respecto a cualquiera otra de esta lista. No tiene ningún efecto terapéutico ni curativo especial.

Sal Rosa

La sal rosa procede de Pakistán, de la extensa mina de sal de Khewra. El color se debe a la concentración de determinados oligoelementos como el hierro, que puede ser muy variable según la zona de la mina. Esto hace que el color en realidad sea heterogéneo, desde el rosa más intenso hasta tonalidades mucho más claras.

Gastronómicamente llama la atención por el color, que obtiene de forma natural y no añadido después, lo que puede causar una sensación más placentera al comensal solo por la vista. El sabor es algo más sutil y equilibrado, aunque tampoco ofrece enormes diferencias. Se comercializa con diferentes grosores, desde el grano más fino para usar como sal de mesa, hasta un formato muy grueso para molinillo o usar de decoración.

Sal negra de Hawái

Sal Negra

No confundir con la siguiente de esta lista, a pesar del color. La sal negra hawaiana se recoge de forma manual en la isla de Molokai. Se mezcla con carbón vegetal activo y se depura, obteniendo una sal de color muy llamativo, brillante con una textura gruesa y crujiente. Más intensa que la sal gruesa marina común, es apropiada, sobre todo, para dar un toque decorativo, y un punto ligero de ahumado que combina bien con carnes y pescados a la brasa.

Sal Kala Namak

También se conoce como sal negra del Himalaya, aunque su color es más pálido, más bien grisáceo o ligeramente violáceo. Se trata de una sal minera de la India a que se somete a un proceso de cocinado en un kiln para transformar sus cualidades. De esta forma afloran los compuestos de azufre hacen que sea una sal única.

Sal Kala

Ese toque sulfuroso añade un sabor inconfundible a los alimentos, imposible de conseguir con una sal común. Imprescindible en muchos platos típicos de la cocina india, en Occidente es muy apreciada por veganos porque tiene la capacidad de recrear el sabor del huevo. Combina muy bien con platos especiados, picantes y salsas de yogur. Se comercializa tanto en grano grueso como fino.

Sal ahumada

Partiendo de la misma base, cocinar la sal para otorgarle nuevos sabores, se puede ahumar con distintas técnicas. Como la carne o el pescado, absorberá los aromas del producto con el que se ahúme (maderas, carbón...). A menudo se añaden hierbas o especias para crear matices diferentes.

Sal Escamas

Esta sal es apropiada para curar o marinar carnes y pescados, tipo salmón gravlax, y también se utiliza para dar un aroma como de barbacoa a frutas y verduras, a menudo queriendo imitar el sabor de la panceta. Las más baratas simplemente se aromatizan con humo líquido.

En Estados Unidos es popular la sal salish, ahumada durante al menos dos días con madera de aliso rojo, que le otorga un característico aroma de brasa y chimenea.

Sales aromatizadas diversas

Una vez se tiene la sal deseada con la textura adecuada, se puede aromatizar prácticamente con cualquier cosa. El proceso es fácil de hacer en casa, pero cada vez encontramos más y más opciones comerciales en el mercado.

Sal Aroma

En su mayoría se promocionan ya con el uso adecuado recomendado, o haciendo referencia a cocinas del mundo, cuando se mezcla con diferentes especias (provenzal, india, cajún...). Más genéricas y versátiles en la cocina son combinaciones clásicas como la sal de ajo, de pimentón, de romero, de cebolla o de apio.

Un poco más exclusivas y de uso gourmet son sales como la de azafrán o trufa, muy aromáticas. En el otro extremo encontramos sales aromatizadas con aditivos químicos, de calidad muy inferior.

Sal líquida

Actualmente existen dos variantes: la sal diluida en agua presentada en spray, para pulverizar directamente sobre los alimentos o platos, y el agua marina o de mar. Esta última se obtiene directamente de las aguas del mar, imitando la antigua constumbre de los pescadores de utilizar este líquido para cocinar.

Tras someterse a diversos procesos que la hacen apta para el consumo, el agua marina contiene menos cloruro sódico y se puede utilizar en sustitución del agua mineral dulce o del caldo en función de la receta.

Mediterranea Agua de Mar Alimentaria en Envase de 5 Litros

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Más allá de la norma general de utilizar las sales más gruesas y en escamas como aderezo final, no existen realmente normas sobre el mejor uso de todas estas variantes en la cocina; lo mejor es lanzarse a experimentar. Las diferencias de precio entre unas y otras pueden ser muy notables, así que todo irá en función de gustos y preferencias personales.

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Alimentos ricos en fibra y vitamina C, pero con pocos carbohidratos, para una dieta keto o baja en hidratos saludable

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Alimentos ricos en fibra y vitamina C, pero con pocos carbohidratos, para una dieta keto o baja en hidratos saludable

Las dietas bajas en hidratos o lowcarb, como la keto o cetogénica, promueven la pérdida de peso y otros objetivos a través de la reducción de los alimentos ricos en carbohidratos. Ya sabemos que, bien planificadas, pueden ser muy efectivas para adelgazar o perder grasa, pero plantear un correcto equilibrio no resulta sencillo precisamente por sus limitaciones. Es por ello que resulta fundamental incluir alimentos que aporten las adecuadas cantidades de nutrientes esenciales como la fibra o vitaminas antioxidantes, presentes, mayoritariamente, en productos restringidos en estas dietas.

Recordemos que la dieta cetogénica busca inducir el estado de cetosis en el organismo, la producción de cuerpos cetónicos, reemplazando a la glucosa como principal fuente de energía. Para ello hay que reducir la cantidad de hidratos de carbono que se ingieren, por debajo de los 50 g diarios, según cada caso. la alimentación se basa fundamentalmente en grasas y, una proporción algo menor, proteínas.

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Esto se traduce en que productos ricos en hidratos de carbono o azúcares simples están prácticamente prohibidos, pero también alimentos que son fuente de carbohidratos saludables, como las legumbres, los cereales integrales o la gran mayoría de frutas y verduras.

Falta de fibra y vitaminas antioxidantes: dos de los principales riesgos de la dieta cetogénica

A nadie se le escapará que esos alimentos restringidos en una dieta keto son los que se recomiendan consumir a diario para llevar un estilo de vida saludable y equilibrado, en condiciones normales. Por eso hay que recordar que este tipo de patrones entrañan ciertos riesgos, y siempre deben estar correctamente planificados en función de las necesidades de cada persona, bajo supervisión profesional.

Keto

La simple pérdida de peso no debería ser el objetivo único final de una dieta, especialmente si se resiente la salud del organismo. Lo ideal es adquirir nuevos hábitos que duren toda la vida, con una alimentación adecuada a largo plazo, evitando los efectos rebote. Por eso no basta con dejar de lado los hidratos y comer solo grasas: corremos el riesgo de sufrir déficit de nutrientes esenciales.

La falta de fibra y vitaminas antioxidantes es uno de los grandes hándicaps de una dieta lowcarb. Así lo reconocen profesionales como Virginia Gómez, dietista-nutricionista especializada en el ámbito digestivo. Para no interrumpir la cetosis y lograr una ingesta adecuada de dichos nutrientes, conviene tener en cuenta cuáles son las mejores fuentes naturales con el menor contenido de azúcares.

Alimentos antioxidantes

La vitamina C o ácido ascórbico no previene los refriados pero sigue siendo un nutriente esencial para la salud del organismo. Es conocida su acción antioxidante protegiendo a las células del daño oxidativo, pero además interviene en procesos metabólicos, en la cicatrización de las heridas y contribuye a mantener una buena salud articular y densidad ósea.

Arandanos

En España, la cantidad diaria recomendada de ingesta de vitamina C (CDR) es de 75 mg para mujeres, y 90 mg para hombres, con unas cifras algo superiores para la EFSA. Así pues, para facilitar las cosas, se establece una media saludable recomendada de 80 mg diarios para adultos sanos.

Los alimentos más ricos en esta vitamina son todos vegetales, destacando las frutas porque se consumen mayoritariamente crudas, ya que la cocción produce la pérdida de antioxidantes. La fruta está muy restringida en la dieta keto por ser muy rica en azúcares naturales, pero hay excepciones que pueden tener cabida en una alimentación bien planificada.

En este listado, partiendo de la información compartida por Gómez (conocida como Dietista Enfurecida en redes) y datos de la BEDCA, seleccionamos las frutas más ricas en antioxidantes y con un menor contenido de carbohidratos, siempre con cifras aproximadas. Destacan sin duda las bayas, que se consumen en pequeñas cantidades, y ciertas verduras, teniendo en cuenta que son cantidades por cada 100 g y siempre en crudo.

Papaya
  • Fresas o fresones. 60 mg de vitamina C, 7 g de carbohidratos. Por su popularidad, estas frutas tienen una temporada cada vez más larga e incluso se cultivan variedades distintas para comercializarlas todo el año; además se encuentran congeladas fácilmente. Sea como sea, son tan fáciles de consumir y racionar que podemos incluirlas por unidades como picoteo a cualquier hora, dentro de la planificación total de nuestra dieta. Si queremos añadir fresones a recetas concretas, podemos probarlas en smoothie bowls o acompañando carnes como el pollo por ejemplo con esta guarnición; la pareja con el queso no falla.
  • Grosellas rojas. 40 mg de vitamina C, 5 g de carbohidratos. Son extremadamente ácidas, ya avisamos, quizá no muy del gusto de paladares acostumbrados a frutas más dulces, pero merecen la pena una oportunidad. Siempre se pueden combinar con otros alimentos, como un yogur natural rico en grasas y proteínas, nata natural, queso curado, o combinarlas con carnes a la brasa como pequeña guarnición refrescante.
  • Grosellas negras. 159,5 mg de vitamina C, 7,1 g de carbohidratos. Difíciles de encontrar salvo en lugares donde crece silvestre, pero hay que mencionarlas por su altísimo aporte de antioxidantes. Desgraciadamente, la mermelada no es una opción para dietas bajas en hidratos, porque es una verdadera delicia.
  • Arándanos. 22 mg de vitamina C, 6,05 g de carbohidratos. Son casi la golosina natural perfecta, sin semillas ni piel que retirar, con un tamaño perfecto para picotear y un sabor dulzón suave muy agradable. Además podemos incorporarlos a recetas de masas, batidos, desayunos de avena, yogur, quesos cremosos y casi cualquier receta salada que se nos ocurra.
  • Frambuesas. 25 mg de vitamina C, 7 g de carbohidratos. Son más delicadas que los anteriores y algo más ácidas, y las semillitas no resultan del agrado de todo el mundo, pero también merecen su hueco en nuestra nevera como consumo ocasional. Y no es mala idea combinarlas con otros frutos del bosque en la misma ración, siempre comedida. Pesan poco y son fáciles de racionar, y añaden mucho color a lácteos como el yogur o el queso.
  • Moras. 25 mg de vitamina C, 4,5 g de carbohidratos. Con semillas más gruesas aún que las anteriores, las moras podemos emplearlas indistintamente en la cocina sustituyendo a cualquier otro fruto del bosque.
  • Papaya. 64 mg de vitamina C, 7,6 g de carbohidratos. La cantidad exacta de antioxidantes y glúcidos puede fluctuar según la variedad, pero no es mala idea incluir esta fruta tropical como complemento vitamínico de nuestra dieta. Es preferible consumirla un poco verde, más firme, sin madurar en exceso, y resulta ideal como desayuno o merienda, o antes de comidas más pesadas, ya que tiene propiedades digestivas. Combina muy bien con pescados y mariscos y embutidos.
Pimiento
  • Tomate. 19 mg de vitamina C, 3,5 g de carbohidratos. Priorizando los ejemplares de temporada y más firmes, incluso algo verdes, conviene evitar los tipo cherry pues son más ricos en azúcares. El tomate se puede consumir como cualquier fruta, al natural y a bocados -cuidado con mancharse-, o servirlo simplemente troceado con un poco de sal y buen aceite de oliva virgen extra. Para completar una ensalada compatible con una dieta keto, podemos añadir un queso curado, frutos secos o semillas, jamón o una conserva de atún o salmón.
  • Brócoli. 110 mg de vitamina C, 2,4 g de carbohidratos. Para aprovechar al máximo sus antioxidantes es importante consumirlo con la mínima cocción. El brócoli se puede comer crudo sin problemas, y también el tronco pelado, que resulta sorprendentemente tierno. En forma de falso cuscús no nos chocará tanto comerlo sin cocinar, o podemos pasarl ligeramente por la sartén sin añadirle líquido.
  • Pimiento rojo. 152 mg de vitamina C, 4,5 g de carbohidratos. Igual que el brócoli, el pimiento rebosa vitaminas en su estado más crudo. En este caso es mucho más agradable de comer sin cocinar, crujiente y refrescante, por ejemplo en recetas como la ensalada shopska, de la que podemos prescindir del pepino.
  • Coles de bruselas. 110 mg de vitamina C, 3,5 g de carbohidratos. En nuestro país todavía no se ven muchas recetas de ensaladas de coles de Bruselas, pero son habituales en países anglosajones. Picándolas a cuchillo o con un robot, nos sorprenderá la sabrosa base que ofrecen como plato en crudo, bien aliñadas.

Alimentos ricos en fibra

Es un poco complejo tratar de resumir los diferentes tipos de hidratos de carbono que existen y cuáles son sus diferencias, aunque en general es fácil distinguir entre los llamados simples (como el azúcar añadido) y complejos (cereales integrales). En las etiquetas suelen aparecer los gramos totales de hidratos de carbono, pudiendo desglosarse en carbohidratos, azúcares y fibra. Realmente tendríamos que hablar de glúcidos, pero la población general, por ahora, comprende mejor términos más obsoletos como hidratos o carbohidratos.

Semillas

La fibra dietética son todos aquellos carbohidratos que que pasan a lo largo del tracto digestivo sin ser digeridos, y sabemos que juegan un papel esencial en la salud del organismo, especialmente la digestiva, con la capacidad de prevenir enfermedades como el cáncer. Además, los alimentos ricos en fibra son más saciantes y ayudan en la pérdida de peso, y facilitan evitar el estreñimiento.

Si eliminamos la mayor parte de cereales y legumbres en la dieta keto, la mejor fuente de fibra serán los frutos secos, las semillas, y las frutas y verduras ya mencionadas por su contenido en antioxidantes. Reproducimos de nuevo la información compartida por Virgina Gómez para quien desee datos más concretos, recordando que, en general, son alimentos que se consumen en cantidades pequeñas.

Aguacate
  • Aguacate. 6,3 g de fibra, 0,4 g de carbohidratos. Es uno de los alimentos más apreciados en las dietas baja en hidratos y de gran calidad nutricional para la cetogénica, con un alto porcentaje de grasas saludable y muy pocos hidratos. Pero como fruta que es, también es fuente de fibra, además de minerales y vitaminas. Recetas keto con el aguacate como estrella son, por ejemplo, los rellenos de salmón y huevo, o la mayonesa.
  • Semillas de chía. 34-38 g de fibra en 42-44 g de hidratos de carbono totales. Un gran porcentaje de los hidratos de esta semilla son en forma de fibra, además son ricas en grasas poliinsaturadas y también suman proteínas. La forma más fácil de consumirlas es en forma de pudding aprovechando su poder gelificante, o en versiones keto de panes, galletas y bollos.
  • Semillas de lino. 27 g de fibra en 29 g de hidratos de carbono totales (con 1-2 de g de azúcares). Enteras no tienen el poder gelificante de la chía, pero sí pueden usarse como ella: añadiendo un puñadito en todo tipo de recetas. Dorado u oscuro, el lino es casi pura fibra además de fuente de grasas y proteínas vegetales, que realmente pasará prácticamente entero por el sistema digestivo si no pulverizamos las semillas o las masticamos.
  • Salvado de avena. 15 g de fibra en 66 g de hidratos de carbono totales (con 1,5 g de azúcares). Se puede incluir en masas de panes y galletas bajas en hidratos, o consumir espolvoreado con yogur o queso batido, en batidos de proteínas o remojado con leche.
Pistachos
  • Cacahuetes. 7-8 g de fibra, 7,9 g de carbohidratos. Como todos los frutos secos, podemos tomarlos solos como snack o picoteo, añadirlos a recetas saladas como aderezo, o incluirlos en masas de panaderia y repostería saludable. También tenemos la opción de consumirlos en forma de mantequilla o crema, casera o comercial, siempre que sea 100% natural.
  • Pistachos. 6,5 g de fibra, 15,7 g de carbohidratos. Pelados y picados son un topping diferente y muy sabroso que además suma color, y combina muy bien con el queso.
  • Almendras. 8,3 g de fibra, 6,2 g de carbohidratos. Enteras y ligeramente tostadas son un picoteo perfecto para cuando necesitemos comer algo entre horas. En forma de harina podemos hacer versiones fitness sin cereales de muchas masas, como bizcochos, panes o galletas.
  • Nueces. 5,2 g de fibra, 3,3 g de carbohidratos. Muy ricas en grasas saludables, también nos aportan fibra y vitaminas. Se pueden usar como las almendras, molidas en forma de harina, también sustituyendo a la avellana en recetas como esta, o como aperitivo o aderezo.

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Atún, salmón, bonito, lubina, corvina... ¿Cómo elegir el mejor pescado para un tartar?

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Atún, salmón, bonito, lubina, corvina... ¿Cómo elegir el mejor pescado para un tartar?

Desde hace unos cuantos años hemos visto como las preparaciones en crudo han ganado terreno en nuestras cocinas y restaurantes. Aires latinoamericanos y japoneses han permitido así que en nuestro imaginario culinario palabras como ceviche, aguachile, tiradito o poké, sashimi, tataki o usuzukuri se hayan convertido en familiares.

Sin embargo, de las preparaciones en crudo venidas de fuera de nuestras fronteras quizá la más popular sea la del tartar. Primero nos conquistó el steak tartar, elaborado con carne de vacuno y con una larga trayectoria en la cocina centroeuropea pero, pasito a pasito, el pescado también se ha abierto camino.

De sus orígenes en Europa del Este (de ahí el nombre tartar, que deriva de los tártaros, una etnia presente en Ucrania y Rusia, principalmente) hemos llegado a esta preparación que consiste en picar en cuadraditos más o menos pequeños un trozo de carne o, en este caso, pescado.

Dos suelen ser los reyes de la comanda cuando los vemos en los restaurantes: el atún rojo y el salmón pero hay otros pescados que también reclaman su hueco en el mundo de los tartares (y que puedes emular en casa).

Podemos darle así su protagonismo a la lubina salvaje, a la corvina, al jurel o chicharro amarillo, al bonito del norte y también -y por qué no- a algunos mariscos y crustáceos como las vieiras, las gambas o los chipirones.

Sin embargo, una vez que nos asomamos a estas cartas, vemos que hay pescados que no se estilan en el mundo del tartar. Muy infrecuente es que veamos alguna alusión de tartar de merluza, o de bacalao, o de rodaballo...

En la cocina de Lakasa se han hecho tartares de caballa, de lubina, de bonito, de salmonete o de chicharro amarillo.

De cómo elegir un buen pescado para elaborar un tartar y de cómo tratar el pescado para que el resultado sea perfecto nos habla César Martín, chef y propietario del restaurante Lakasa, ya toda una institución madrileña en pleno Chamberí que no sólo sirve rico de comer, sino que también ejerce tareas muy didácticas.

Famosos son sus tutoriales en Youtube para enseñarnos a limpiar pescados pero también su presencia y actividad en redes sociales, donde incluyen vídeos en directo desde sus cocinas o en Facebook, donde comparten algunas de sus recetas.

01 César Martín en la terraza de Lakasa. © Lakasa El chef César Martín en la terraza de Lakasa. © Lakasa

Todo ello, cuenta César, "como responsabilidad del hostelero con el cliente para que tenga más información y sepa más", Una finalidad didáctica que, comenta, "está disponible para el que quiera aprenderla".

De temporada y una buena congelación

Por las cocinas de Lakasa se han visto tartares que se salen de la norma del atún rojo y del salmón. "Hemos hecho tartares de chicharro, de caballa, de salmonete [como el de la imagen de apertura], de bonito del norte pero también de gamba o de lubina", comenta César.

"Independientemente del pescado, la clave es que sea fresco y de muy buen calidad, congelarlo previamente y que también se descongele de la mejor manera posible", aclara como punto primordial para todos los crudos que se sirven en su restaurante, una medida para evitar el anisakis que también podemos emular en casa.

Tanto en casa como en restauración, siempre que preparemos pescado crudo es conveniente congelarlo al menos dos días para prevenir el anisakis.

"Recomiendo no congelar al vacío porque el pescado se seca mucho. Lo que hacemos nosotros es mojar un papel film, envolver bien el pescado y congelarlo con el abatidor de temperatura", explica. Este proceso en casa no lo podemos emular al 100% pero sí la parte del papel film porque, cuenta César, "ese agua protege al pescado y no lo seca tanto".

Aunque advierte: "tenemos el pescado para crudos un par de días en el congelador, lo necesario para evitar anisakis pero se debe consumir lo antes posible, para evitar que pierda propiedades".

Además de esos pasos fundamentales, César insiste en otro matiz: "respetar la temporalidad del producto y el mejor momento de cada pescado".

¿Por qué abundan los tartares de pescado azul?

Antes hemos mencionado algunos de los tartares que se han hecho en Lakasa y también algunos pescados que son recurrentes en muchas cartas y todos coinciden en una cosa: son pescados relativamente grasos.

"Los pescados azules o semiazules soportan mejor la congelación por su grasa", explica. "Los blancos pierden más textura cuando se les somete a congelación, por lo que es más complicado servirlos en crudo", prosigue.

Es por eso que el atún rojo y el salmón son muy protagonistas, aunque no lo sean tanto en las cartas de Lakasa. "Nos hemos acostumbrado en la hostelería a servir el atún rojo porque creemos que es lo que el cliente demanda pero realmente es porque es lo que le ofrecemos", opina.

La mezcla de magro y grasa de los pescados azules soporta mejor la congelación que el pescado blanco.

"En Lakasa consideramos que se trata de buscar el pescado adecuado y tratarlo bien, explicando al cliente el porqué de esa elección", insiste. Un trabajo de enseñanza culinaria donde también se vale de sus proveedores como Artesans de Pesca, en Galicia, o de la almadraba Gadira cuando se trata de atún rojo.

Igual que también remarca esa costumbre del público, que ha ido aceptando el crudo en cocina. "Al cliente ya le parece habitual el crudo en el atún y es algo que se puede extender a otros pescados", sostiene. De hecho, uno de sus últimos hits es el tarantelo de bonito del norte, muy poquito hecho, con una reducción de tomate concassé. "Un cliente lo pidió muy pasado pero no es lo habitual pero porque se fían de lo que hacemos y de lo que damos", aclara.

Qué pescado elegir

El atún rojo y el salmón tienen dos ventajas principales: una implantación fuerte en el mercado y tratarse de piezas de gran tamaño, que son más fáciles de trabajar, y donde apenas hay que limpiar. Su resultado en boca es perfecto pero, como ya contamos hace unas semanas al hablar de atún rojo, no todos los cortes son ideales para los crudos.

Entre el resto de pescados azules, César cita varios, aunque no todos están presentes de forma frecuente en nuestras pescaderías: "Se puede hacer un tartar de lubina salvaje, de caballa, de chicharro amarillo, de jurel o de corvina", asegura, aunque es importante que vayamos también al tipo de corte y al tamaño del animal. "En Lakasa utilizamos corvinas muy grandes, de unos 30 kilos, que son mejor para el cocinado pero una corvina pequeña puede ser perfecta para un tartar", aclara.

Además de atún rojo o salmón, podemos hacer un tartar de pescado con corvina, lubina, bonito del norte, salmonete o jureles y chicharros.

Por tanto, insiste, "la ventaja de la grasa está en la congelación, que mantiene más tiempo esa textura en el bocado que buscamos". Motivo por el que a los pescados citados también podríamos añadir boquerones y sardinas (aunque dan más trabajo en la limpieza) y deberíamos procurar que tengan tamaños hermosos.

César también menciona otros pescados azules, no tan populares en el centro y norte de España pero sí frecuentes en el sur como el aligote o la urta. "Nosotros preparamos la urta a la roteña, que es un pescado magnífico con mucho sabor y una gran textura", explica, puntualizando que también se puede utilizar para un tartar. O incluso los salmonetes, otro de sus grandes éxitos, donde siempre es importante mantener la frescura del pescado, que será responsable en su gran parte de mantener la firmeza.

El Tartar De Lubina De Lakasa Con Gotas De Mostaza Y Tobiko C Lakasa El tartar de lubina de Lakasa, con gotas de mostaza y tobiko. ©Lakasa

"Los blancos, como merluzas o bacalaos, y los pescados blancos planos como el rodaballo, el lenguado o el gallo se adaptan peor al tartar", añade. "No por sabor o por el corte, sino porque con la congelación se pierde mucha textura, que al final es algo que prima a la hora de hacer un tartar", apostilla.

Los pescados blancos pierden firmeza al descongelarse, por lo que les faltaría ese punto terso que caracteriza al tartar.

Incluso algunos de estos pescados necesitan cierto reposo. "En nuestra caso los lenguados que compramos son grandes, de más de un kilo y medio, y cuando llegan están muy prietos y si los congelásemos, seguirían prietos y lo que queremos es un pescado firme pero terso", asegura.

"Es como una carne de vacuno mayor, que necesita su reposo y no puede comerse recién sacrificada", compara, hablando también de su merluza gallega. "Cuando llega es rosa, no blanca, como la gente suele creer, y es mejor consumirla a las 48 horas que a las 24 porque queda más tersa".

¿Es imposible hacer un tartar con un pescado blanco? "No, no lo es pero soy partidario de sólo hacer recetas que mejoren al pescado. Si un rodaballo al horno es exquisito no veo la necesidad de convertirlo en tartar si no va a ser mejor", apostilla.

Podemos hacer tartares con gambas y otros crustáceos y también con bivalvos como las vieiras o con calamares pero César Martín recomienda darles un toque de calor.

Otro cantar sería meternos en el mundo de los crustáceos y los mariscos, que también solemos ver en algunas cartas convertidos en tartar. Los más frecuentes son los de gambas pero están en aumento los de vieira y los de calamares.

Respecto a ellos, César opina que "es mejor darles un poco de calor y que no sean crudos al 100%". Matiza que no se trata de "salubridad, sino de sacar el máximo sabor al producto, porque no todo tiene que ser textura".

Detalle Del Corte Del Tartar De Lubina C Lakasa Detalle del corte del tartar de lubina. ©Lakasa

Por ejemplo es el caso de la gamba. "Le dábamos un golpe de calor ligero por encima, respetando la textura, pero sacando ese sabor que la gamba tiene entre sus pieles", explica. Algo que en restaurante se puede dar en salamandra pero que en casa podemos emular calentando un poco en el microondas un plato y dejando allí la gamba.

Una dinámica que replica con la vieira y con el calamar. "Con un toque de calor, ligeramente marcados por sólo un lado, son perfectos", explica. En especial la vieira pero en ambos casos remarca la necesidad de aplicar un poco de calor para sacarles todo el sabor.

Cómo cortar

Quizá la parte más ingrata para elaborar un tartar sea el picado del producto y, en el caso del pescado, aún más por tratarse de carne especialmente delicada y donde también debemos prestar atención al tamaño del cubito, siendo habitualmente más grandes que los que se hacen para un steak tartar de caza o vacuno.

Tartar De Ventresca De Atun Rojo Y Tartar De Gamo En Ambos Se Aprecia El Tipo De Alino Y La Diferencia En El Tamano Del Corte C Lakasa Tartar de ventresca de atún rojo y tartar de gamo. En ambos se aprecia el tipo de aliño y la diferencia en el tamaño del corte. © Lakasa

El atún rojo y el salmón, aunque solamos verlos en cortes muy pequeños, admiten mejor cortes con algo más de tamaño, ofreciendo un bocado más resistente y crujiente. Algo que César también recomienda si nos lanzamos a por una lubina salvaje.

"En este caso es mejor el dado grande porque tiene ese punto crujiente de la carne, con algo de resistencia, que es más agradable", puntualiza. Algo que también podemos emular con bonito del norte o con corvinas de tamaño medio. Aunque siempre abogando por pescados salvajes: "los pescados de piscifactoría tienen más grasa y el consumidor ha dado por hecho que pescados como la lubina o el atún rojo deben ser así cuando no lo es".

Los trozos de un tartar de pescado deben ser más grandes que los de un steak tartar porque su carne es más delicada.

Más partidario de cortes finos es con pescados como el chicharro amarillo o jurel, generalmente de menor tamaño que los anteriormente mencionados, pero donde lo que prima es "la textura y un bocado ligeramente crujiente", donde también la melosidad de la grasa ejerce esa ligazón.

En cualquiera de los casos, un tartar debe hacerse con un cuchillo bien afilado, sobre una tabla limpia y cortando el pescado en pequeños cuadrados pero manteniendo trozos de un tamaño similar y regular, de como mínimo medio centímetro. "No debemos picarlo tanto como en un tartar de carne", cuenta.

En todo caso se trata de hacer cuadraditos bien definidos y nunca un puré o amalgama.

Cómo aliñar

Tartar De Salmonete De Lakasa Con El Aderezo De Sal Pimienta Y Aceite De Oliva C Lakasa Tartar de salmonete de Lakasa con el aderezo de sal, pimienta y aceite de oliva. ©Lakasa

El penúltimo punto para un buen tartar y donde nos jugamos el todo por el todo es en el aliño. Hemos visto de todo acompañando al salmón y al atún, principalmente, como aguacates, vinagres balsámicos, aceites y semillas de sésamo u hojas de shisho, también porque son pescados con más grasa y más potencia pero en este caso no todo vale.

Tampoco debemos caer en un error de aliñar un tartar de pescado como haríamos con un tartar de carne. "La carne de vacuno o de caza es más dura, más magra y aguanta mejor el aliño. El pescado es mucho más delicado", explica.

Por tanto, debemos olvidarnos de las clásicas mezclas del steak tartar a base de salsa Worcestershire o de alcaparras encurtidas. "Para mí, el mejor aliño para un tartar de pescado es un poco de sal, un poco de pimienta, aceite de oliva (no muy intenso) y una gota de mostaza", comenta, "pero una gota eh", insiste.

Sal, pimienta, aceite de oliva y una gota de mostaza es un aliño más que suficiente para un tartar de pescado.

"Podemos añadir unas gotas de lima o de limón. De hecho, en nuestro caso al pez limón le añadimos un poco de manzana licuada, que tiene ese punto de acidez, pero muy poquita", confirma.

Depende también del pescado al que nos enfrentemos. "La lubina es muy ligera y necesita aliños menos potentes pero un aligote admite algo más potente, incluso un toquecito picante", apostilla.

Imágenes | Restaurante Lakasa

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